Hay relatos míticos que se constituyen en parte esencial de las narrativas maestras y del imaginario nacional. Y existen investigaciones históricas que tienen mucha dificultad para encontrar su lugar en la educación, y en la memoria pública. Este es el caso del papel de España en la economía esclavista desde 1500 hasta 1886, que todavía lucha por derribar el muro entre la producción historiográfica y la historia escolar.

La trata de esclavos africanos en los dominios españoles de América comenzó en fecha muy temprana. A lo largo de la Edad Moderna, la corona concedía licencias o “asientos” a compañías comerciales. La Casa de Contratación registró gran parte de los navíos que cargaban africanos/africanas esclavizados hacia América, y la documentación todavía se conserva en el Archivo General de Indias. Pero fue con la promulgación en 1789 de la “Real Cédula de Libertad para el Comercio de Negros” por Carlos IV cuando vivió su momento de mayor eclosión.

 

El auge del siglo XIX

 

Más del 40 % de africanas y africanos llevados a las posesiones españolas de América llegaron en el siglo XIX. Los datos recogidos en SlaveVoyage, base de datos con recursos didácticos e información sobre estos viajes forzados, muestra que los españoles no solo expidieron licencias a compañías comerciales de otros países. Más de un millón de africanas y africanos esclavizados fueron trasladados por barcos con bandera española entre 1500 y 1866.

En Cuba y Puerto Rico se abrió paso a comienzo del XIX una potente economía de plantación centrada en la producción de azúcar. Se conjugó el trabajo intensivo y la reposición constante de la mano de obra esclava desde la lógica de un incipiente capitalismo industrial. Fue el trampolín para amasar fortunas, a pesar de las capas de desmemoria con las que se intentó cubrir y silenciar.

 

Las dificultades de los abolicionistas

 

El movimiento abolicionista durante el Sexenio Democrático (1868-1874) se encontró con la resistencia de negreros y propietarios de esclavos. Durante el siglo XIX, como afirma José Antonio Piqueras, hicieron caer tronos y elevaron reyes, compraron voluntades de poderosos y de humildes. Torcieron la voluntad del Parlamento y del Gobierno, despidieron capitanes generales y burlaron las leyes cuantas veces quisieron. Financiando la vuelta de la monarquía de Alfonso XII, prolongaron la esclavitud hasta 1886. Posteriormente gestionaron el olvido y los silencios.

 

Ausente en el relato escolar

 

Para comprobar la presencia (y silencios) de esta temática en el ámbito escolar, hemos analizado (en una investigación en proceso de publicación) 165 libros de texto utilizados en España entre 1975 y 2022. Una tercera parte fueron editados antes del año 2000, y dos terceras partes en el siglo XXI. Podemos constatar relevantes temas silenciados o con poca presencia:

  1. Hay escasas alusiones a la esclavización de la población amerindia durante las primeras fases de la conquista de América. Los manuales insisten en el carácter singular y humanitario de las Leyes de Indias y el debate Las Casas-Sepúlveda. Únicamente dos manuales incorporan textos que aluden a las propuestas de Colón para su esclavización.

  2. No se incide en el comercio transatlántico de africanos. En las escasas ocasiones donde se introduce esta temática, se atribuye a potencias extranjeras: Portugal, Francia, Inglaterra y Holanda. Pocas veces se indica que la corona española era la encargada de firmar las licencias y permisos para la introducción de esclavos en sus colonias, o el porcentaje que recibían por la transacción.

  3. Cuando se introduce la temática de la esclavitud en la época contemporánea, se asocia con el conflicto civil norteamericano entre 1861 y 1865. Tanto en ESO como en Bachillerato se ha obviado el relevante papel de la economía esclavista en Cuba ligada a la producción de azúcar. Tampoco se ha profundizado en la influencia de los grupos de presión esclavistas en la política española durante el siglo XIX.

  4. Sobre los movimientos abolicionistas y el racismo posterior, los manuales se centran en la sociedad contemporánea de EE UU. Apenas se cita a la Sociedad Abolicionista Española, o la conexión con pensadoras feministas como Gertrudis Gómez de Avellaneda, Carolina Coronado y Concepción Arenal.

 

El relato de la esclavitud en otros países

 

La ausencia de estas temáticas en los manuales españoles es consecuencia de un olvido sistemático en el currículo escolar. Una situación que contrasta con otros países protagonistas de la trata atlántica. Entre los objetivos de la asignatura de historia, en Portugal se plantea “Comprender que la prosperidad de las potencias imperiales se debió también al tráfico de seres humanos, principalmente desde África hacia las plantaciones de las Américas”.

En Francia aparece como saber básico del currículo de historia “Burguesías mercantiles, comercio internacional, trata de esclavos y esclavitud en el siglo XVIII”. En EEUU se indica que el currículo “preparará a los estudiantes para investigar las condiciones bajo las cuales se desarrolló el comercio de esclavos en el Atlántico”.

Esto tiene sus consecuencias en los manuales. En Francia, por ejemplo, se le dedica un tema completo (habitualmente entre 14-18 páginas) en los libros de texto de quatrième (alumnado de 13-14 años). Ahí se explica cómo y dónde capturaba a los africanos, la dura travesía hacinados en barcos, el trabajo forzado en las plantaciones americanas, las revueltas, y los movimientos abolicionistas. También en libros ingleses de segundo curso de Key Stage 3 (12-13 años), suele dedicarse un capítulo donde se aborda la trata de esclavos de manera holística, trabajando con textos, imágenes y diferentes interpretaciones.

 

El nuevo currículo en España

 

En España, el nuevo currículo de historia aprobado en 2022 prescribe por primera vez el estudio de “las personas invisibilizadas en la historia: mujeres, esclavos y extranjeros”. La repercusión ha sido inmediata en los manuales escolares de ESO y Bachillerato publicados en 2022 y 2023. Esta temática se ha incluido a través de monográficos específicos, talleres y actividades, sobre todo para el siglo XIX. Es un primer paso para romper el silencio sufrido durante décadas.

España fue el último país europeo en abolir la esclavitud, en 1886. Y, a pesar de ello, en el año 2023 todavía no se ha logrado el suficiente consenso político para desarrollar las políticas de memoria que permitan dar visibilidad y dignificar a las víctimas del holocausto africano (Maafa).

En la redacción de la Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática se ha perdido la oportunidad de recordar el papel que la esclavitud tuvo en la historia contemporánea española, y a los hombres y mujeres abolicionistas que la combatieron.