Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), y Yale y George Mason (Estados Unidos) a través de una muestra representativa de ciudadanos de EE UU y publicado en la revista Global Challenges pone de manifiesto que es posible prevenir contra las noticias falsas y mitos sobre el cambio climático por medio de técnicas de exposición preventiva de inoculación de información errónea.
El trabajo comparó las reacciones a un hecho bien conocido del cambio climático con los de una campaña popular de desinformación. Cuando se presentaron consecutivamente, el material falso anuló completamente la información exacta en la mente de las personas, dando como resultado que sus opiniones terminaran en el punto inicial.
Los investigadores añadieron entonces una pequeña dosis de información errónea a la hora de informar sobre el hecho del cambio climático, introduciendo brevemente a las personas en las tácticas de distorsión. Esta inoculación ayudó a cambiar y mantener las opiniones más cercanas a la verdad, a pesar de la continua exposición a noticias falsas.
El estudio sobre las actitudes en EE UU encontró que la técnica de inoculación transformó las opiniones sobre el cambio climático de republicanos, independientes y demócratas por igual es uno de los primeros en apuntar a la "teoría de la inoculación" para tratar de replicar un escenario del "mundo real" de información contradictoria sobre un tema altamente politizado.
"La información errónea puede ser contagiosa, propagándose y reproduciéndose como un virus", lamenta el autor principal, el doctor Sander van der Linden, psicólogo social de la Universidad de Cambridge y director del Cambridge Social Decision-Making Lab. "Queríamos ver si podíamos encontrar una vacuna mediante la exposición preventiva de las personas a una pequeña cantidad del tipo de desinformación que podrían experimentar", expone el investigador.
"La idea es proporcionar un repertorio cognitivo que ayude a construir resistencia a la desinformación, por lo que la próxima vez que la gente se cruce con ella será menos susceptible", plantea Sander van der Linden. Para encontrar la falsedad más convincente sobre el cambio climático que actualmente influye en la opinión pública, Van der Linden y sus colegas probaron afirmaciones populares de sitios de Internet en una muestra nacionalmente representativa de ciudadanos estadounidenses, con cada uno clasificado por su conocimiento y persuasión.
La idea falsa ganadora fue la afirmación de que no hay consenso entre los científicos, aparentemente respaldada por el Oregon Global Warming Petition Project. Este sitio web afirma tener una petición firmada por "más de 31.000 científicos estadounidenses" que sostiene que no hay evidencia de que la liberación de dióxido de carbono (CO2) procedente de las actividades humanas provoque el cambio climático.
El estudio también utilizó la declaración precisa de que "el 97% de los científicos están de acuerdo con el cambio climático provocado por el hombre". El trabajo previo de Van der Linden ha demostrado que este hecho sobre el consenso científico es una "puerta de entrada" eficaz para la aceptación pública del cambio climático.
Cambio de opinión
En un experimento disfrazado, los investigadores probaron las declaraciones opuestas en más de 2.000 participantes de un espectro de edad, educación, género y política de Estados Unidos usando la plataforma digital Amazon Mechanical Turk. Con el fin de medir los cambios en la opinión, se pidió a cada participante que estimara los niveles actuales de acuerdo científico sobre el cambio climático a lo largo del estudio.
Aquellos a los que se mostró sólo el hecho de la existencia de consenso sobre el cambio climático (en forma de gráfico circular) registraron un gran aumento en la percepción de acuerdo científico, un promedio de 20 puntos porcentuales. Aquellos a los que sólo se mostró la desinformación (una captura de pantalla del sitio web de la petición de Oregón) mostraron una reducción en su creencia acerca de un consenso científico en nueve puntos porcentuales.
A algunos participantes se les mostró el gráfico preciso seguido de la errónea petición de Oregón y los investigadores se sorprendieron al descubrir que los dos se neutralizaron entre sí (con una pequeña diferencia de 0,5 puntos porcentuales). "Es incómodo pensar que la desinformación es tan potente en nuestra sociedad –dice Van der Linden–. Muchas de las actitudes de la gente hacia el cambio climático no son muy firmes. Son conscientes de que hay un debate en curso, pero no están necesariamente seguros de qué creer".
Junto con el hecho de consenso, se dio a los dos grupos en el estudio vacunas al azar: una inoculación general, consistente en una advertencia de que "algunos grupos políticamente motivados usan tácticas engañosas para tratar de convencer al público de que existe un gran desacuerdo entre los científicos" o una inoculación detallada que recoge la petición de Oregón específicamente. Por ejemplo, destacando que algunos de los firmantes son fraudulentos, como Charles Darwin y miembros de las Spice Girls, y que menos del 1% de los firmantes tienen experiencia en ciencias climáticas.
Para aquellos inoculados con estos datos adicionales, la desinformación posterior no anuló el mensaje exacto, sino que la inoculación general generó un cambio de opinión promedio de 6,5 puntos porcentuales hacia la aceptación del consenso científico climático, a pesar de la exposición a noticias falsas. Cuando la inoculación detallada se agregó a la general, el cambio fue de casi 13 puntos porcentuales, dos tercios del efecto visto cuando sólo se dio a los participantes el hecho de consenso.
El equipo de investigación señala que el tabaco y las empresas de combustibles fósiles han utilizado la inoculación psicológica en el pasado para sembrar las semillas de la duda y socavar el consenso científico en la conciencia pública. Los investigadores dicen que el último estudio demuestra que estas técnicas pueden ser parcialmente "invertidas" para promover el consenso científico y trabajar en favor del bien público.
Los autores del trabajo también analizaron los resultados en términos de partidos políticos. Antes de la inoculación, la falsificación negaba los hechos tanto para los demócratas como para los independientes, mientras para los republicanos, la información falsa superó realmente los hechos en nueve puntos porcentuales.
Sin embargo, después de la inoculación, los efectos positivos de la información exacta permanecieron en todas las partes, emparejándose con los hallazgos promedio. "Encontramos que los mensajes de inoculación eran igualmente eficaces en el cambio de opiniones de republicanos, independientes y demócratas en una dirección compatible con las conclusiones de la ciencia del clima", dice Van der Linden.
"Lo sorprendente es que, en promedio, no encontramos ningún efecto contraproducente en los mensajes de inoculación entre los grupos predispuestos a rechazar la ciencia del clima; no parecieron retroceder en las teorías de la conspiración. Siempre habrá personas completamente resistentes al cambio, pero tendemos a encontrar que hay espacio para que la mayoría de la gente cambie de opinión, aunque sea un poco", concluye.
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