En el Día de la Tierra de este año, Ecologistas en Acción ha lanzado un llamamiento promoviendo la recogida de firmas para la ICE en Europa #People4Soil (Salva el suelo). Esta acción se desarrolla en diferentes provincias donde habrá mesas de recogida de firmas, actividades, debates, actos informativos y de denuncia, charlas y proyecciones de documentales sobre la importancia de tener unos suelos sanos.
El 22 de abril de 1970 más de 20 millones de estadounidenses se movilizaron para aumentar la escasa conciencia sobre la fragilidad del planeta. El evento, promovido por las organizaciones sociales, fue bautizado con el nombre de Día de la Tierra (Earth Day), y puede considerarse como el nacimiento del moderno movimiento ecologista. Desde 1990, cada 22 de abril se celebra en todo el planeta el Día de la Tierra, donde miles de organizaciones y millones de personas se movilizan por el medio ambiente.
Este año Ecologistas en Acción, junto con 500 organizaciones europeas, enviarán una carta abierta al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. El texto, que se presentará el mismo 22 de abril, alude al objetivo de la ONU de "detener globalmente la degradación de las tierras en 2030” y se dirige a la Comisión Europea para que se detenga la degradación de suelo a mediante la elaboración de un marco jurídicamente vinculante que cubra las principales amenazas del suelo.
Seguridad y desarrollo sostenible
Uno de los usos más importantes a los que se destina el suelo es la producción de alimentos. Esto significa que, siguiendo los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas en relación a la seguridad alimentaria, necesitamos unos suelos sanos, que garanticen el futuro y eviten los venenos en nuestras comidas. En Europa hay 170 millones de hectáreas de suelos agrícolas, lo que equivale aproximadamente al 39% del territorio de la Unión Europea.
Cada día se sellan o degradan 500 hectáreas de suelo. En muchos casos, la degradación corresponde a una pérdida definitiva de este imprescindible recurso. Otras amenazas a las que se somete el suelo son la contaminación irreversible, el riesgo de desertificación o la ocupación para la extracción de recursos mineros.
Una política activa de protección del suelo es también una política de seguridad y desarrollo sostenible. Los suelos saludables, ricos en materia orgánica, permiten mejorar la producción agrícola y aumentar su resiliencia frente al cambio climático como sumidero de carbono. Al mismo tiempo, detener la ocupación de suelos rústicos es la única manera de frenar la especulación y la expansión descontrolada del urbanismo sin límites.