Un equipo internacional de científicos, dirigido por investigadores de la Universidad de Tubinga y el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, en Jena (Alemania), ha revelado que los egipcios modernos comparten más ancestros con los africanos subsaharianos que los antiguos egipcios, mientras que los antiguos egipcios estaban más estrechamente relacionados con las poblaciones antiguas del Oriente Medio.
Para el trabajo, que se publicado ayer martes en Nature Communications, el equipo analizó ADN antiguo de momias egipcias que datan de aproximadamente de entre el 1.400 a.C. al 400 d.C., incluyendo el primer genoma nuclear de tres individuos, estableciendo las antiguas momias egipcias como una fuente fiable de material genético para analizar el pasado antiguo.
Egipto es un lugar prometedor para el estudio de poblaciones antiguas porque tiene una historia rica y bien documentada, además de que su ubicación geográfica y muchas interacciones con poblaciones de áreas circundantes, en África, Asia y Europa, la convierten en una región dinámica. Los recientes avances en el estudio del ADN antiguo presentan una intrigante oportunidad de probar los conocimientos existentes sobre la historia egipcia usando datos genéticos antiguos.
Sin embargo, los estudios genéticos de momias egipcias antiguas son raros debido a problemas metodológicos y de contaminación. Aunque algunas de las primeras extracciones de ADN antiguo fueron de restos momificados, los científicos han planteado dudas sobre si los datos genéticos, especialmente los datos del genoma nuclear, de las momias serían fiables, incluso si pudiera recuperarse.
"La potencial preservación del ADN tiene que considerarse con escepticismo –afirma el autor principal del estudio, Johannes Krause, director del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, en Jena–. El clima caliente egipcio, los altos niveles de humedad en muchas tumbas y algunos de los químicos utilizados en las técnicas de momificación, contribuyen a la degradación del ADN y se cree que hacen que la supervivencia a largo plazo del ADN en momias egipcias sea poco probable".
Compararlo con el ADN moderno
La capacidad de los autores de este estudio de extraer el ADN nuclear de tales momias y demostrar su fiabilidad usando métodos robustos de autentificación es un avance que abre la puerta al estudio directo adicional de restos momificados. Para esta investigación, en la que participaron también expertos de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido; la Academia Polaca de Ciencias y la Sociedad de Antropología, Etnología y Prehistoria de Berlín, examinó la diferenciación genética y la continuidad de la población durante un periodo de 1.300 años y comparó estos resultados con las poblaciones modernas.
El equipo tomó muestras de 151 individuos momificados del sitio arqueológico de Abusir el-Meleq, a lo largo del río Nilo en Egipto Medio, de dos colecciones antropológicas recibidas y conservadas en la Universidad de Tubinga y la Colección de Cráneos Felix von Luschan en el Museo de Prehistoria de Staatliche Museen zu Berlin y Stiftung Preussicher Kulturbesitz.
En total, los autores recuperaron los genomas mitocondriales de 90 individuos y los conjuntos de datos de todo el genoma de tres individuos. Los investigadores fueron capaces de utilizar los datos reunidos para probar hipótesis anteriores extraídas de datos arqueológicos e históricos, y de estudios de ADN moderno.
"En particular, estábamos interesados en ver cambios y continuidades en la composición genética de los antiguos habitantes de Abusir el-Meleq", relata uno de los autores principales del estudio, Alexander Peltzer, de la Universidad de Tuebingen. El equipo de científicos quería determinar si las poblaciones ancestrales investigadas se vieron afectadas a nivel genético por conquista y dominación durante el periodo estudiado y compararon estas poblaciones con poblaciones comparativas egipcias modernas.
"Queríamos probar si la conquista de Alejandro Magno y otras potencias extranjeras ha dejado una huella genética en la población egipcia antigua", explica la investigadora Verena Schuenemann, líder del grupo en la Universidad de Tubinga. El estudio encontró que los antiguos egipcios estaban más estrechamente relacionados con las antiguas poblaciones del Levante y con las poblaciones neolíticas de la Península de Anatolia y Europa.
"La genética de la comunidad de Abusir el-Meleq no sufrió ningún cambio importante durante los 1.300 años que estudiamos, lo que sugiere que la población permaneció genéticamente relativamente poco afectada por la conquista y la dominación extranjera", afirma Wolfgang Haak, líder del grupo en el Instituto Max Planck Para la Ciencia de la Historia Humana en Jena.
Más subsaharianos
Los datos muestran que los egipcios modernos comparten aproximadamente un 8% más de ancestros en el nivel nuclear con las poblaciones africanas subsaharianas que con los antiguos egipcios. "Esto sugiere que un aumento en el flujo del gen subsahariano en Egipto ocurrió en los últimos 1.500 años", explica Stephan Schiffels, del grupo en el Instituto Max Planck.
Entre los posibles factores causales, los autores apuntan a la mejora de la movilidad a lo largo del río Nilo, el aumento del comercio de larga distancia entre el África subsahariana y Egipto y el comercio de esclavos trans-saharianos que comenzó hace aproximadamente 1.300 años. Este estudio contrarresta el escepticismo previo sobre la posibilidad de recuperar ADN antiguo fiable de momias egipcias.
A pesar de los posibles problemas de degradación y contaminación causados por el clima y los métodos de momificación, los autores fueron capaces de utilizar secuenciación de ADN de alto rendimiento y sólidos métodos de autenticación para garantizar el origen antiguo y la fiabilidad de los datos. El estudio muestra así que las momias egipcias pueden ser una fuente fiable de ADN antiguo y pueden contribuir en gran medida a una comprensión más exacta y refinada de la historia de la población de Egipto.