La compañía hidroeléctrica hondureña Agua Zarca, que hasta ahora ha estado detrás de la construcción de una presa contra la que han luchado numerosos colectivos indígenas y, entre otros, la activista Berta Cáceres, asesinada en marzo del año pasado, ha anunciado que como "gesto de buena voluntad" ha decidido suspender este proyecto hidroeléctrico.
La compañía ha explicado que "jamás impondrá un proyecto ante ninguna comunidad", independientemente de cuál sea el "grado de desacuerdo", y que por ello preguntará a las comunidades residentes en la zona acerca del futuro y de las opciones que tienen para su desarrollo.
"Agua Zarca se compromete a aceptar la decisión de las comunidades, esperando que el diálogo sea voluntario, transparente y libre de influencias externas, así como convocado y guiado por un organismo internacional respetable, con la capacidad, mandato y experiencia necesaria para este trabajo", ha escrito la compañía en un comunicado.
Con esta decisión, ha continuado, Agua Zarca cree que se reducirá "la tensión" en la zona y se facilitará "una solución en torno al futuro de esta iniciativa de energía limpia y renovable".
Si bien la decisión fue adoptada y anunciada el pasado jueves, 6 de julio, no ha sido hasta este lunes cuando ha entrado en vigor la anulación completa de los trabajos de construcción en la zona.
Asesinada a tiros
Cáceres, fundadora del Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), fue asesinada a tiros el 3 de marzo de 2016 cuando se disponía a entrar en su casa, a pesar de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos había dictado medidas cautelares a su favor.
La líder ecologista se hizo acreedora en 2015 del premio Goldman –considerado el Nobel de medio ambiente–, después de conseguir que la mayor constructora de represas del mundo, la china Sinohydro, retirara su participación de la construcción de la presa de Agua Zarca, que amenazaba con desplazar a cientos de indígenas de etnia lenca.
La construcción en el río Gualcarque amenazaba a las comunidades indígenas de la zona, por lo que tanto la COPINH como otros colectivos comenzaron las protestas en su contra. Cáceres consiguió también que la institución financiera de inversión privada del Banco Mundial abandonara esta iniciativa.
Cáceres encabeza una larga lista de asesinatos contra activistas medioambientales. Según el informe de Global Witness En Terreno Peligroso, en 2015 fueron asesinados 185 activistas ambientales, lo que supuso un drástico aumento del 59% con respecto al año anterior.
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