Hace ya años que el mar, el clima mediterráneo y una rica vida social y cultural han llevado hasta Barcelona a una importante comunidad internacional de trabajadores y trabajadoras remotos.
Por su parte, Lisboa ofrece una sólida infraestructura digital, un coste de la vida bajo (en comparación con el de otras capitales europeas) y un clima soleado, una rica historia y un ambiente acogedor.
Situada en el centro de Europa, Praga combina su ubicación estratégica con la belleza de sus calles, una rica vida cultural y un bajo coste de la vida.
Estos son solo tres ejemplos de ciudades europeas que han florecido con la llegada de trabajadores nómadas que se embarcan en la aventura de unas trabacaciones. Pero la realidad es que, hoy por hoy, casi cualquier lugar del mundo es susceptible de recibir trabajadores y trabajadoras nómadas digitales.
El trabajo en remoto creció durante la pandemia y quedó demostrado que, en ciertos sectores, muchas tareas pueden realizarse de manera efectiva a distancia.
Ahora, las trabacaciones (en inglés workations, de trabajo, work, y vacaciones, vacations) prometen lo mejor de dos mundos: tener un empleo y, a la vez, la comodidad y el disfrute de una estancia en lugares excepcionales.
La pregunta es: ¿esta tendencia es realmente un sueño hecho realidad o esconde trampas que podrían convertirla en una pesadilla?
Bellas vistas y buena conectividad
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entre 2019 y 2022 creció un 131 % el número de nómadas digitales en EE. UU. hasta llegar a ser 17 millones de personas. Uno de los mayores atractivos del nomadismo digital es la flexibilidad que ofrece. Algunos puestos de trabajo permiten trabajar desde prácticamente cualquier lugar del mundo. Y, así, intentar encontrar un mejor equilibrio entre la vida laboral y la personal.
Los lugares susceptibles de ser elegidos para unas trabacaciones deben ofrecer no solo una rica cultura local y paisajes impresionantes sino también la infraestructura necesaria para el trabajo remoto: buenas conexiones a internet, espacios de coworking y, preferiblemente, comunidades de nómadas digitales, pues estas fomentan la colaboración y el networking.
Por otra parte, hay entornos que pueden ser revitalizantes, mejorando la productividad y la creatividad de los trabajadores y trabajadoras. Además, las empresas que lo permiten suelen atraer y retener el talento con mayor facilidad pues ofrece un beneficio altamente valorado, sobre todo por los trabajadores de la generación Z.
No todo es color de rosa
Aunque la idea de trabajar desde una playa suene idílica, en la práctica, la tentación de las actividades recreativas puede afectar a la concentración y a la productividad del trabajador/a.
Las bondades de los destinos turísticos pueden representar un gran desafío para los/las nómadas laborales y acabar generando frustraciones y estrés. Además, no todos los destinos ofrecen una conectividad fiable, lo que puede interrumpir el flujo de trabajo, dificultar la comunicación con el equipo, la entrega de proyectos y muchas otras tareas diarias que se gestionan en línea.
Por otra parte, trabajar desde otro país puede traer complicaciones legales y fiscales. Es necesario considerar las regulaciones y condiciones laborales de dos países diferentes: el país del empleador y el país de residencia temporal.
El nomadismo digital puede implicar desafíos relacionados con visas, permisos de trabajo y el cumplimiento de leyes locales e internacionales. Además, las implicaciones fiscales son un aspecto crítico, ya que trabajar desde un lugar distinto al de la empresa que le paga su salario puede implicar obligaciones fiscales en distintas jurisdicciones.
Tanto las empresas como la fuerza laboral deben estar bien informados y preparados para enfrentar estos retos, lo que puede requerir un esfuerzo extra que no siempre resulta fácil.
¿Un sueño hecho realidad o una pesadilla disfrazada?
Las trabacaciones pueden ser una alternativa atractiva al trabajo remoto tradicional pero que sean un sueño o una pesadilla depende en gran medida de la planificación y la gestión previa, tanto por parte del trabajador nómada como de la empresa.
Si se mantienen claras las expectativas de productividad y se abordan adecuadamente los desafíos de conectividad, legales y fiscales, el nomadismo digital puede ser una experiencia enriquecedora tanto para la fuerza laboral como para la empresa. Sin embargo, sin una planificación adecuada, podrían convertirse en una fuente de complicaciones y distracciones innecesarias.
Si está pensando en probar unas trabacaciones, o si su empresa le ofrece la posibilidad de convertirse en un nómada digital, haga bien sus deberes y planifique todo con anticipación. Quién sabe, tal vez podría encontrar el equilibrio perfecto entre el trabajo y las vacaciones.