La investigación, que acaba de publicar la revista Gaceta Sanitaria, ha sido realizada por un equipo dirigido desde la Agència de Salut Pública de Barcelona, formado también por miembros del Institut Català d’Oncologia, de la Generalitat de Catalunya y de la Universidad de Santiago de Compostela, entre otras instituciones.
Los autores elaboraron una encuesta telefónica a una muestra representativa de 2.411 hogares españoles con menores de 12 años. Los resultados muestran que los niños y niñas cuyos progenitores tienen estudios primarios o no tienen estudios están expuestos en mayor proporción al humo ambiental del tabaco en el ámbito privado, en concreto un 41,8%, frente al 31,4% de menores con padres o madres con estudios secundarios y al 23,1% de los que tienen estudios universitarios.
El nivel educativo de los progenitores también influye en la salud percibida de los niños y niñas menores de 12 años. Así, un 39,2% de los padres, madres o tutores legales sin estudios o con estudios primarios percibe una mala salud de sus hijos e hijas, cifra que se reduce al 25,9% de los progenitores con estudios secundarios y al 20,7% de los que cuentan con estudios universitarios.
Menor conciencia de los riesgos
Asimismo, en el ámbito privado se observa una asociación positiva entre la exposición al humo ambiental del tabaco y el asma y una peor salud percibida en niños y niñas de 6 a 11 años con padres o madres con estudios primarios o secundarios.Los resultados, apuntan los autores de esta investigación, concuerdan con estudios y revisiones previas: “Un menor nivel de estudios de los padres y madres se correlaciona con una menor conciencia de los riesgos de la exposición al humo ambiental del tabaco”.
El trabajo también muestra un aumento de la exposición al humo ambiental del tabaco en el ámbito privado a medida que aumenta la edad de los niños y niñas. “Determinados comportamientos, como no fumar en presencia de menores o no permitir que se fume en el hogar, son menos frecuentes a medida que los hijos crecen”, concluyen.