La Organización Meteorológica Mundial (OMM) estima la probabilidad de que se desarrolle un episodio de El Niño a mediados o finales de 2017 se sitúa entre el 50 y el 60%, sólo un año después del último.
El Niño/Oscilación del Sur (ENOS) es un fenómeno natural caracterizado por la fluctuación de las temperaturas del océano en las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, asociada a cambios en la atmósfera. Este fenómeno tiene una gran influencia en las condiciones climáticas de numerosas partes del mundo y ocasiona un calentamiento de las temperaturas del aire a escala mundial.
Tras registrarse en la segunda mitad de 2016 valores que se situaban en el límite que separa unas condiciones frías-neutras de las características de un episodio débil de La Niña, las temperaturas de la superficie del mar y la mayoría de las variables atmosféricas volvieron a unos niveles más neutros en enero de 2017, que continúan hasta la fecha, advierte la OMM en su último boletín, del 28 de abril.
Sin embargo, en febrero y marzo, las temperaturas de la superficie del mar en el extremo oriental del Pacífico tropical se situaron 2,0 °C o más por encima de la media, lo que dio lugar a lluvias de gran intensidad y a un marcado debilitamiento de los vientos alisios desde las islas Galápagos hasta las costas del Ecuador y del Perú. Este calentamiento localizado –que en el Perú se denomina "El Niño costero"– es diferente del más conocido patrón de calentamiento llamado El Niño, pero sus efectos en las zonas afectadas fueron igual de importantes.
Muchos de los modelos climáticos considerados apuntan a la persistencia de condiciones neutras en toda la cuenca hasta junio de 2017. En la segunda mitad del año, el desarrollo de un episodio de El Niño es más probable que la continuación de condiciones neutras. De acuerdo con el Boletín, que es un producto consensuado en el que se tienen en cuenta las aportaciones de centros de referencia de todo el mundo que observan y formulan pronósticos sobre este fenómeno, y las opiniones de los expertos sobre los resultados de los modelos climáticos, la aparición de un episodio de La Niña es altamente improbable.
"Todavía están frescos los recuerdos del intenso episodio de El Niño de 2015-2016, que vino acompañado de sequías, inundaciones y decoloración coralina en varias zonas del mundo y que, sumado al cambio climático a largo plazo, hizo que las temperaturas mundiales aumentasen hasta alcanzar máximos históricos tanto en 2015 como en 2016", declaró Maxx Dilley, director de la Oficina de predicción del clima y de adaptación al cambio climático de la OMM.
Las consecuencias climáticas a escala regional de cada episodio de El Niño nunca son exactamente iguales: dependen de la intensidad del episodio, la época del año en que se produce y la interacción con otras condiciones climáticas.
También es importante tener en cuenta que El Niño y La Niña no son los únicos factores que condicionan las características climáticas a escala mundial. Por ejemplo, se sabe que la temperatura de la superficie del océano Índico, del sureste del Pacífico y del Atlántico tropical influyen en el clima de las zonas terrestres adyacentes.