¿Quién puede negarse a celebrar el cumple de su pequeño con sus amiguitos? Está claro que es imposible decirles que no. Pero en la época que vivimos, dos factores juegan muchas veces en nuestra contra. Uno es la obesidad infantil y el segundo, la economía familiar.
Años atrás, muchas familias podían permitirse celebrar el cumpleaños de los más pequeños en centros infantiles, cafeterías con zona infantil o incluso, en restaurantes de comida rápida. Pero con la crisis económica que nos sigue afectando, muchas familias han tenido que volver a organizar estas fiestas en sus casas.
Si tenemos la posibilidad de preparar nosotros mismos la merienda de los más pequeños, debemos evitar alimentos muy calóricos y poco nutritivos ya que, en nuestro país, cuatro de cada 10 niños con una edad comprendida entre los 7 y 8 años presenta problemas de sobrepeso u obesidad.
Por ello, vamos a proponer ideas para que una merienda infantil sea saludable, divertida y a la vez muy apetecible.
Batido de fresas: en lugar de tomar los típicos refrescos o zumos, que aportan una elevada cantidad de hidratos de carbono simple, es decir, azúcar sin más, podemos sustituir estas bebidas por un rico y sabroso batido de fresas casero.
Su preparación, fácil y rápida, no nos hará perder más de 15 minutos entre limpiar las fresas y triturarlas con una batidora. Mientras las batimos, mezclamos leche, a poder ser semidesnatada para no añadir más grasas innecesarias, y un poco de azúcar para endulzar la bebida. Dependiendo de los niños, la bebida se puede colar para eliminar las pepitas de las fresas o bien pueden tomarla con ellas para aportar más fibra al organismo. Para que el batido tenga más sabor se recomienda dejarlo en el frigorífico un tiempo hasta que esté fresco.
Brochetas de fruta con un baño de chocolate: la fruta entera quizás no sea el alimento ideal para presentarlo a un grupo de pequeños. Pero si las frutas se presentan peladas, listas para comer y presentadas de forma más divertida. Como pueden ser clavadas en una brocheta, conseguiremos llamar la atención de los niños. Sobre todo, y como no podía ser de otra forma, con una pequeña cantidad de chocolate fundido por encima.
Figuras afrutadas: otra manera divertida de presentar la fruta es utilizando moldes en forma de estrella, corazones o incluso de animales. Para ello podemos usar frutas como piña, manzana, kiwi o sandía, que son las idóneas para esta técnica.
Si preferimos no usar moldes, podemos preparar una figura divertida con diferentes frutas sobre una bandeja, para que los niños escojan la fruta y la parte de la figura que más les apetezca. Unos ejemplos de figuras afrutadas podrían ser hacer una palmera con trocitos de plátano, cuyas hojas serían trocitos de kiwi.
Bocadillos de jamón de york, serrano o queso: para sustituir los típicos sándwiches o las calóricas hamburguesas industriales, podemos prepararles unos sencillos y saludables bocadillos con pan blandito (según la edad de los peques). Incluso podemos utilizar pan de diversos cereales, pero evitaremos los panes de molde o cualquiera similar por su elevado contenido en grasas.
En el pan pondremos un poco de tomate y aceite de oliva para que resulte menos seco y más fácil de ingerir, y encima dispondremos embutidos más magros y con menos aditivos, como el jamón de york y el serrano.
También podemos proporcionarles una pequeña variedad de bocadillos para que ellos escojan, incluyendo bocadillos de queso. Pero, eso sí, que sea bajo en grasa, como los quesos frescos o el requesón.
Frutos secos: a pesar de que a menudo tratamos de buscar los alimentos más apropiados para su edad, no podemos olvidar que hay muchos niños a los que les gusta comer como los adultos. No solemos ofrecerles frutos secos, aunque éstos suelen ser muy bien acogidos por ellos, por lo que un platito de nueces peladas, almendras o avellanas puede resultar un complemento ideal. En este caso, los frutos secos pueden sustituir a cualquier otro snack, incluso a las patatas fritas.
Todos estos alimentos constituyen fáciles y sencillos ejemplos para una merienda divertida y apetitosa, a la vez que integran una dieta saludable. Lo más importante es que los pequeños disfruten de la compañía de sus amigos y de los juegos y que la comida quede en un segundo plano. Que tan sólo sea una manera de nutrirse y no una herramienta para pasar el tiempo, y que a la vez contribuya a evitar el sobrepeso y la obesidad infantil.