Es más fácil resolver pronto un problema si nos ponemos a buscar a la vez muchas soluciones distintas. Así de claro lo han visto quienes ahora mismo tratan de desarrollar vacunas anti-SARS-CoV-2 (en plural, sí), a un ritmo sin precedentes. Hacerlo desde varios enfoques simultáneamente mitigará los posibles fracasos vinculados a desarrollos concretos.
Lo que parece indiscutible es que, si al final contamos con múltiples candidatos a vacuna que presenten eficacia, será mejor para todos. Sobre todo porque la eficacia y la durabilidad en la protección total de los candidatos solo se conocerá con el tiempo.
Sin embargo, es igualmente cierto que la marcha acelerada y urgente en la fabricación, azuzada por la presión sanitaria y las supuestas motivaciones políticas, ha aumentado la desconfianza de la población hacia las vacunas contra el SARS-CoV-2. Por esta razón, hace unas semanas los directores ejecutivos de Pfizer Inc., AstraZeneca, GlaxoSmithKline, Moderna Therapeutics, Novavax Inc., BioNTech, Sanofi, Johnson & Johnson y Merck (MSD fuera de Estados Unidos y Canadá), nueve de las principales compañías farmacéuticas que están involucradas en el desarrollo de vacunas contra la COVID-19, firmaron un compromiso sin precedentes. En el que acordaban defender la integridad del proceso científico en el desarrollo de las vacunas.
Las compañías farmacéuticas se comprometieron a desarrollar y probar vacunas potenciales para la COVID-19 de acuerdo con los altos estándares éticos y los más sólidos principios científicos. Entre los puntos orquestados establecían que siempre debe ser una máxima prioridad la seguridad y el bienestar de las personas vacunadas.
También coincidían en la importancia de continuar cumpliendo los estándares científicos y éticos con respecto a la realización de ensayos clínicos. Y hacerlo sin renunciar el rigor de los procesos de fabricación. Además de comprometerse a solo enviar vacunas para aprobación o autorización de uso de emergencia después de demostrar su seguridad y eficacia a través de estudios clínicos de Fase III. Esos estudios estarán siempre diseñados para cumplir con los requisitos de autoridades reguladoras expertas como la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA). Por último, acordaban trabajar para garantizar un suministro suficiente y una variedad de opciones de vacunas, incluidas las adecuadas para el acceso global.
Los candidatos más prometedores
La búsqueda de una vacuna para la COVID-19 ha involucrado a miles de investigadores/as y voluntarios/as de todo el mundo. En la actualidad se están desarrollando más de 150 vacunas diferentes contra el SARS-CoV-2. Varias de ellas ya han llegado a la Fase III (ensayos que involucran de miles a decenas de miles de personas) o incluso la han superado.
Entre los candidatos que encabezan la carrera destaca la vacuna ChAdOx1 nCoV-19, de la Universidad de Oxford y la empresa AstraZeneca, basada en un vector de vacuna de adenovirus de chimpancé. Los vectores adenovirales de chimpancé son un tipo de vacuna muy bien estudiado que se ha utilizado de forma segura en miles de sujetos. La vacuna de Oxford contiene la secuencia genética de una proteína específica (Spike protein) de la superficie del virus. Cuando la vacuna ingresa en las células dentro del cuerpo, usa este código genético para producir la Spike protein de la superficie del coronavirus. Esto induce una respuesta inmune, preparando al sistema inmunológico para atacar el coronavirus cuando infecte el organismo.
Entre los candidatos más adelantados se encuentran también:
- CoronaVac, una vacuna inactivada de la empresa biofarmacéutica china Sinovac desarrollada en colaboración con el centro de investigación brasileño Butantan.
- La vacuna Ad5-nCoV, desarrollada por el Instituto de Biotecnología de Beijing (China) y la compañía biofarmacéutica china CanSino Biologics y basada en un adenovirus de tipo 5 (Ad5) no replicante.
- La vacuna mRNA-1273 de Moderna Therapeutics basada en la inyección de fragmentos del material genético de un virus (ARNm)
- La vacuna BNT162b2 de Pfizer y BioNTech basada también en tecnología de ARNm.
La prometedora JNJ-78436735
Por otro lado, el 23 de septiembre de 2020, la compañía Johnson & Johnson anunció que su vacuna candidata JNJ-78436735, desarrollada por Janssen Pharmaceutical Companies, había iniciado el ensayo de FaseIII a gran escala y en varios países (ENSEMBLE). La candidata JNJ-78436735 es una vacuna monovalente compuesta de un vector de adenovirus serotipo 26 (Ad26) recombinante, de replicación incompetente, construido para codificar la proteína espicular (S) del coronavirus SARS-CoV-2 .
Llegados a este punto, conviene destacar que los vectores virales de adenovirus (Ad) han demostrado eficacia en ensayos preclínicos y clínicos contra muchas enfermedades infecciosas importantes como la gripe o el Ébola.
Tradicionalmente, el adenovirus tipo 5 (Ad5) ha sido el vector de Ad más utilizado. Sin embargo, los altos niveles de inmunidad preexistente al Ad5 han llevado al desarrollo de vectores Ad alternativos basados en adenovirus animales o en adenovirus humanos de baja seroprevalencia como el Ad2 y el Ad26.
En general, la comunidad científica tiene grandes expectativas hacia las vacunas basadas en adenovirus vectores. Tanto por su gran potencial como porque la tecnología necesaria para fabricarlas está disponible y podría asegurar una elevada capacidad de producción.
En este sentido, el pasado 1 de julio la Comisión Europea autorizó la comercialización de una nueva vacuna contra el ébola fabricada por la compañía Janssen Pharmaceutica. La vacuna requiere de dos dosis y consta de dos componentes Zabdeno® (Ad26.ZEBOV) que está basado en un adenovirus serotipo 26 no replicante y Mvabea® (MVA-BN-Filo) basado en un poxvirus también sin capacidad de replicación.
La vacuna ideal con la que combatamos a la COVID-19 debería ser efectiva con una o dos dosis, proteger a los grupos poblacionales de riesgo, reducir la transmisión comunitaria y generar inmunidad duradera de al menos 6 meses. Además de ser susceptible de producirse a gran escala en poco tiempo y a un coste asequible.
En definitiva, los candidatos a vacuna son múltiples y prometedores. Pero el desarrollo debe contemplarse como una misión colectiva y no como una competición. Desde luego, el equilibrio entre rapidez, seguridad y accesibilidad debe ser exigente y exquisito.
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