El 24 de enero de cada año se celebra el Día Mundial de la Cultura Africana y de los Afrodescendientes con el objetivo de promover el patrimonio cultural, material e inmaterial, de los pueblos africanos. Además, en este 2024 se cierra el Decenio Internacional para los Afrodescendientes que se inició en 2015.

Sumario

 

En 2019, la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) estableció el 24 de enero como el Día Mundial de la Cultura Africana y de los Afrodescendientes. La elección del día obedeció a la aprobación de la Carta para el Renacimiento de la Cultura Africana. Esta efeméride conmemora las diversas y vibrantes expresiones culturales presentes en el continente africano y entre las comunidades afrodescendientes en todo el mundo.

La iniciativa busca destacar el papel fundamental de estas culturas como herramientas efectivas para impulsar el desarrollo sostenible, fomentar el diálogo y fomentar la paz. Dado que representan un valioso patrimonio compartido por la humanidad, la promoción de la cultura africana y afrodescendiente se considera esencial para el progreso tanto del continente como de la humanidad en su conjunto. Además, en 2024 finaliza el Decenio Internacional para los Afrodescendientes que se comenzó en 2015 bajo el lema “Afrodescendientes: reconocimiento, justicia y desarrollo”.

 

Los afrodescendientes tienen limitado acceso a servicios de educación, salud, vivienda y seguridad social

 

Alrededor de 200 millones de personas en las Américas se identifican como descendientes de africanos, enfrentando condiciones de pobreza y marginación. Aunque algunos son víctimas de la trata transatlántica de esclavos, otros son migrantes más recientes. Estudios internacionales y nacionales revelan que los afrodescendientes tienen limitado acceso a servicios de calidad en educación, salud, vivienda y seguridad social.

Su situación a menudo es invisible, y los esfuerzos por reparaciones son insuficientemente reconocidos. Experimentan discriminación en la justicia, violencia policial y bajos niveles de participación política. Además, sufren discriminación por motivos relacionados con edad, sexo, idioma, religión, opinión política, origen social, patrimonio, discapacidad o nacimiento. La Declaración y Programa de Acción de Durban aprobado en 2001 fue el antecedente que reconoció su pasado de esclavitud y colonialismo.

Sin embargo, a pesar de avances, el racismo persiste, manifestándose en desigualdades y desventajas especialmente en tres ámbitos interrelacionados. El primero se refiere a la invisibilidad y desplazamiento de las prácticas culturales africanas tradicionales, incluso dentro del propio continente. El segundo, estrechamente vinculado al primero, examina la exclusión de los valores africanos en la configuración de la sociedad internacional moderna. Finalmente, como tercer aspecto, se destacan las relaciones de subordinación y explotación experimentadas por los africanos y sus descendientes en las sociedades extranjeras a las que eran desplazados de manera obligatoria.

 

La importancia de la cultura africana y afrodescendiente

 

La cultura africana y afrodescendiente desempeña un papel fundamental en el tejido global, enriqueciendo la diversidad cultural y contribuyendo a la herencia histórica de la humanidad. Representa no solo una expresión artística única, sino también la resistencia ante desafíos históricos como la esclavitud y la discriminación racial.  Estas culturas ofrecen una fuente poderosa de identidad y autoafirmación para las comunidades afrodescendientes.

Su promoción fomenta el diálogo intercultural, contribuye al desarrollo sostenible y, al reconocer su valor, se construyen sociedades más inclusivas y equitativas. La cultura africana y afrodescendiente no solo inspira la creatividad artística a nivel global, sino que también sirve como recordatorio de la historia, promoviendo la conciencia histórica y abogando por la justicia. Celebrar estas culturas es esencial para combatir la discriminación racial, promover la participación política y social, y construir un mundo más justo e igualitario. La importancia de la cultura africana y afrodescendiente trasciende fronteras, contribuyendo a la construcción de una sociedad global más consciente, diversa y respetuosa de su patrimonio.

 

Mujeres y niñas afrodescendientes sufren múltiples tipos de discriminación

 

Los mecanismos de derechos humanos, tanto internacionales como regionales, reconocen que las mujeres y las niñas afrodescendientes se enfrentan a múltiples formas simultáneas de discriminación. Ya sea por motivos de raza o etnia, sexo, género, nacionalidad, estatus migratorio o condición social de otro tipo, este colectivo se ve especialmente discriminado.

En medio de los esfuerzos globales para abordar la pobreza desde una perspectiva de género, surge una preocupación clave: las mujeres y niñas afrodescendientes a menudo quedan excluidas de estas iniciativas debido a obstáculos generados por diversas formas de discriminación. Es urgente que los países establezcan un marco legal que integre una perspectiva de género interseccional en las políticas públicas para combatir la pobreza y garantizar los derechos fundamentales. La discriminación interseccional, especialmente evidente en políticas sociales, se presenta como un obstáculo crucial para el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres afrodescendientes en todas las áreas de la vida.

Sería necesario implementar medidas concretas, incluida la capacitación de proveedores de servicios y la prestación de servicios culturalmente aceptables, para eliminar todas las formas de discriminación que enfrentan las mujeres afrodescendientes al acceder a servicios básicos. A pesar de algunos avances, las mujeres afrodescendientes siguen beneficiándose menos de medidas especiales, como la acción afirmativa o las cuotas, destinadas a mejorar el acceso a la educación y cargos públicos.

En el ámbito laboral, las mujeres afrodescendientes experimentan altas tasas de desempleo, salarios bajos y condiciones precarias, especialmente de aquellas que trabajan en el servicio doméstico. Es necesario invertir en la educación y formación profesional de las mujeres afrodescendientes mediante programas educativos y becas, con el objetivo de aumentar las oportunidades de empleo y brindar apoyo para su subsistencia y capacitación.

A nivel mundial, las mujeres y niñas afrodescendientes son víctimas de estereotipos negativos que contribuyen a su exclusión, marginación y violencia. Se hace imperativo adoptar medidas concretas para combatir estos estereotipos, eliminándolos del material educativo y de los principales medios de comunicación. La violencia, considerada simultáneamente causa y consecuencia de la discriminación que enfrentan, exige la atención urgente de los estados, quienes deben abordar la incidencia desproporcionada de la violencia, incluyendo la trata de personas, la violencia sexual, el abuso doméstico y la brutalidad policial dirigida específicamente a las mujeres afrodescendientes.