El 1 de diciembre de cada año se celebra el Día Mundial del Sida para generar conciencia sobre el SIDA, mostrar solidaridad con las personas afectadas por el virus y promover su prevención y tratamientos. El lema de este año 2023 es Que lideren las comunidades.
Cada 1 de diciembre el mundo se une para celebrar el Día Mundial del Sida, una efeméride que fue establecida por la Organización de las Naciones Unidas en 1988 y que fue el primer día mundial dedicado a la salud. La fecha elegida corresponde con los primeros casos registrados en 1981 de una enfermedad misteriosa que afectaba a un grupo de hombres homosexuales en Los Ángeles, California.
ONUSIDA es la organización que actualmente lidera la celebración
La organización ONUSIDA, nacida en 1996, ha liderado la campaña por el Día Mundial del Sida desde su lanzamiento en 2004. En 2011 se decidió cambiar el nombre Día Internacional de la Lucha contra el Sida por el de Día Internacional de la Acción contra el Sida, por considerar que la palabra "lucha" tiene una connotación belicista. A partir de 2021, ONUSIDA lo denomina Día Mundial del Sida. A partir de 2004, el comité directivo mundial encargado de la campaña Mundial contra el sida empezó a seleccionar temas para esta celebración, en consulta con la sociedad civil, así como con los organismos y las agencias que participan en la lucha contra esta enfermedad.
Los temas tienen una duración de uno a dos años y no solo se usan para este día mundial sino también para otras iniciativas vinculadas con la causa. El tema de este 2023 es Que lideren las comunidades. Las comunidades de personas afectadas desempeñan un papel fundamental al conectar a las personas con servicios de salud, generar confianza, innovar y supervisar la implementación de políticas y servicios.
Sin embargo, están enfrentando desafíos como recortes de financiación y obstáculos políticos, lo que limita su capacidad de acción. Este Día Mundial del Sida no solo celebra los logros de las comunidades, sino que también es un llamado a apoyar y empoderar su liderazgo.
El sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) es la etapa avanzada de la infección por VIH
El VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) es un virus que ataca el sistema inmunológico, debilitando la capacidad del cuerpo para combatir infecciones y enfermedades. Si no se trata, el VIH puede llevar al desarrollo del sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida). El sida es la etapa avanzada de la infección por VIH, ya que ataca a los glóbulos blancos, debilitando el sistema inmunitario, y esto hace que sea más fácil contraer enfermedades como la tuberculosis, otras infecciones y algunos tipos de cáncer.
El VIH se diagnostica mediante pruebas rápidas que ofrecen resultados en el mismo día. Se requiere una prueba confirmatoria realizada por personal de salud cualificado en un centro comunitario o dispensario. Las pruebas detectan anticuerpos generados en respuesta al VIH y pueden dar resultados a partir de 28 días después de la infección. Se recomienda una segunda prueba para confirmar los resultados positivos antes de iniciar tratamiento. En lactantes de madres VIH-positivas, se necesitan pruebas virológicas al nacer o a las 6 semanas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la infección por VIH ha alcanzado un estado avanzado cuando se encuentra en el estadio 3 o 4 según la clasificación de la OMS, o cuando el recuento de células CD4 es inferior a 200 por mm3 en adultos y adolescentes. En el caso de los niños menores de 5 años con VIH, se considera que están en una etapa avanzada de la enfermedad.
El VIH se transmite a través de fluidos corporales como la sangre, la leche materna, el semen y las secreciones vaginales de personas infectadas. No se contagia mediante besos, abrazos o al compartir alimentos. También puede transmitirse de madre a hijo durante el embarazo o el parto. La prevención del contagio por VIH incluye el uso de preservativos, pruebas de VIH, circuncisión masculina voluntaria y servicios para consumidores de drogas inyectables. También se pueden utilizar medicamentos y dispositivos médicos para prevenir el VIH, como antirretrovirales y anillos vaginales.
El VIH no tiene cura, pero el tratamiento antirretroviral (TAR) detiene la multiplicación del virus y permite que el sistema inmunitario siga funcionando, un tratamiento que debe tomarse diariamente de por vida. Las personas con VIH en TAR y carga viral indetectable no transmiten el virus a sus parejas sexuales. Las embarazadas con VIH deben tener acceso al TAR para proteger su salud y prevenir la transmisión al feto o al lactante durante la lactancia. Incluso, la administración de TAR a personas sin VIH puede prevenir la infección en situaciones de alto riesgo, con consulta médica previa.
78 millones de personas afectadas y alrededor de 40 millones de muertes
Aunque pueda parecer una enfermedad del siglo pasado, el virus de la inmunodeficiencia humana que sigue siendo uno de los mayores problemas para la salud pública mundial. Desde que se conocieron los primeros casos se calcula que 78 millones de personas han sido afectadas y que alrededor de 40 millones han fallecido. Se calcula que a finales de 2022 había 39 millones de personas que vivían con el VIH, dos tercios de ellas (25,6 millones) en la Región de África. De dichos afectados, 29,8 millones tenían acceso al tratamiento antirretroviral, 1,3 millones se infectaron y 630.000 murieron por enfermedades relacionadas con el sida.
De aquí a 2025, el 95 % de las personas que viven con el VIH deberían haber recibido un diagnóstico, el 95 % de ellas deberían estar tomando tratamientos antirretrovíricos (TAR) que salvan vidas, y el 95 % deberían haber logrado suprimir la carga vírica, tanto para beneficio de su salud como para disminuir la transmisión del VIH. En 2022, estos porcentajes fueron del 86 %, el 89 % y el 93 % respectivamente. Si tomamos al conjunto de las personas que viven con el VIH, el 86 % conocía su condición, el 76 % estaba recibiendo tratamiento antirretrovírico y el 71 % había logrado suprimir la carga vírica.
Un reciente informe de ONISIDA publicado en julio de 2023 destaca que existe una vía clara para poner fin al sida, lo que también prepararía para futuras pandemias y ayudaría a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Algunos países ya han alcanzado los objetivos de "95-95-95" antes mencionados. Sin embargo, aún hay desafíos, como la falta de acceso al tratamiento para muchas personas, especialmente mujeres y niñas en el África subsahariana. También se señala que la financiación para el VIH ha disminuido, lo que hace necesario aumentar el apoyo y la inversión en una respuesta sostenible.
Estrategias globales en la lucha contra el sida
La OMS, el Fondo Mundial y ONUSIDA cuentan con estrategias mundiales contra el VIH que están en consonancia con la meta 3.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible consistente en poner fin a la epidemia de VIH para 2030. Se han implementado estrategias globales en el ámbito de la salud para combatir el VIH, las hepatitis víricas y las infecciones de transmisión sexual en el periodo de 2022 a 2030.
Estas estrategias incluyen medidas específicas para cada enfermedad, respaldadas por la OMS y sus colaboradores. Se tienen en cuenta los cambios epidemiológicos, tecnológicos y contextuales ocurridos en años anteriores. Además, se promueve el aprendizaje continuo en todas las áreas y se busca aprovechar las innovaciones y nuevos conocimientos para responder de manera efectiva a estas enfermedades.
Es crucial enfocarse en las personas más afectadas y con mayor riesgo de contraer cada enfermedad, así como abordar las desigualdades existentes. Esto fomenta la colaboración en el marco de la cobertura sanitaria universal y la atención primaria, contribuyendo así a alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.