El Texas A&M University College of Engineering se ha asociado con el Centro de Investigación Langley de la NASA para diseñar reflectores que redirigen la energía solar a los cráteres de la luna.
Cerca del polo sur de la Luna se encuentra un cráter de 21 kilómetros de ancho y 4 de profundidad conocido como Shackleton, llamado así en honor al explorador antártico Ernest Shackleton. Shackleton (y cráteres similares) pueden contener recursos sin explotar a los que se puede acceder mediante la minería lunar.
La energía solar es la fuente de energía óptima para la minería de energía lunar, ya que no es necesario transportarla desde la Tierra, sino que se irradia directamente desde el sol.
La energía solar es la fuente de energía óptima para la minería de energía lunar, ya que no es necesario transportarla desde la Tierra, sino que se irradia directamente desde el sol. El problema con el uso de energía solar dentro de los cráteres es que incluso durante el día lunar, algunos cráteres pueden estar en completa sombra.
"Si colocas un reflector en el borde de un cráter y tienes un colector en el centro del cráter que recibe luz del sol, puedes aprovechar la energía solar", explica en un comunicado el profesor Darren Hartl, que dirige el proyecto. "Entonces, en cierto modo, estás desviando la luz del sol hacia el cráter".
Maximizar la cantidad de luz reflejada en el fondo de los cráteres
Esta investigación aún se encuentra en las primeras etapas y los investigadores utilizan sistemas de modelado por computadora para diseñar diferentes diseños para el reflector. Los modelos muestran que una forma parabólica es óptima para maximizar la cantidad de luz reflejada en el fondo de los cráteres.
Materiales con memoria de forma que cambiarán la forma del reflector en respuesta a los cambios de temperatura del sistema
Uno de los principales desafíos de ingeniería que enfrentan Hartl y su equipo son las restricciones de carga de las misiones espaciales. El objetivo es crear un reflector lo suficientemente compacto para viajes espaciales y lo suficientemente grande como para servir como reflector eficaz.
Para cumplir con ambos requisitos, los investigadores están utilizando un material autotransformable desarrollado por Hartl y otros ingenieros de Texas A&M.
"Durante las misiones espaciales, los astronautas pueden necesitar desplegar un gran reflector parabólico desde un sistema de aterrizaje relativamente pequeño y ligero. Ahí es donde entramos nosotros", dijo Hartl. "Estamos estudiando el uso de materiales con memoria de forma que cambiarán la forma del reflector en respuesta a los cambios de temperatura del sistema".