El Día Internacional del Té, la segunda bebida más consumida en el mundo después del agua se celebra cada 21 de mayo desde 2019. Este año la celebración reconoce a las mujeres y su importancia en el sector del té.
Esta celebración reconoce la larga historia y la profunda importancia cultural y económica del té en todo el mundo, además de su relevancia en el desarrollo rural, la reducción de la pobreza y la seguridad alimentaria en los países en desarrollo.
La fecha para conmemorar este día se estableció inicialmente el 15 de diciembre de 2005 en Nueva Delhi, India, con la finalidad de generar actividades que fomentaran el desarrollo de la industria del té y el bienestar de sus trabajadores. Desde entonces ya se conmemoraba este día en algunos de los grandes países productores de té como China, Sri Lanka, India o Kenia.
Sin embargo, no fue hasta el 28 de junio de 2019 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 21 de mayo como Día Internacional del Té, y pidió a la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) que liderase su celebración. El día promueve y fomenta medidas colectivas dirigidas a llevar a cabo actividades en favor de la producción y el consumo sostenible de té y aumenta la conciencia acerca de su importancia en la lucha contra el hambre y la pobreza.
Importancia de la mujer en el sector del té
Honorar a las mujeres de todo el mundo, de la cosecha a la taza es el tema elegido para la celebración de este año 2024.
Las mujeres juegan un papel esencial en el sector del té a nivel mundial. Desde la recolección de las hojas hasta la gestión de pequeñas plantaciones, su contribución es fundamental en cada etapa de la producción. En muchas comunidades rurales, el té no solo es una fuente de ingresos, sino también un medio de subsistencia, donde las mujeres son responsables de administrar esos ingresos para sostener a sus familias.
El 21 de mayo tendrá lugar un evento inaugurado por el director general de la FAO, QU Dongyu, para poner de relieve el papel clave de las mujeres y su contribución al sector del té. Después de la inauguración, se llevará a cabo un diálogo en el que participarán representantes femeninas del sector del té y el café, destacando sus experiencias y desafíos.
La presencia de las mujeres en el sector del té va más allá de la producción. Son guardianas de tradiciones, transmitiendo conocimientos sobre el cultivo y la preparación del té de generación en generación. Además, muchas mujeres están involucradas en iniciativas de emprendimiento, desde la gestión de pequeñas plantaciones hasta la creación de sus propios negocios relacionados con el té.
Un descubrimiento casual que tiene más de 5.000 años
El té es una bebida que proviene de la planta camellia sinensis y cuyo origen no está del todo claro. Se cree que se empezó a cultivar en el noreste de la India, el norte de Myanmar y el suroeste de China, pero se desconoce el lugar exacto donde creció la planta por primera vez. En China, hay constancia de su consumo desde hace al menos 5000 años. La leyenda cuenta que el emperador chino Shen Nung descubrió accidentalmente el té en el año 2.737 a.C. mientras hervía agua debajo de un árbol de té y algunas hojas cayeron en su taza. Impresionado por el aroma y sabor resultantes, el emperador probó la infusión y quedó encantado con sus propiedades revitalizantes.
Hay aproximadamente 1.500 tipos de té en todo el mundo y, después del agua, es la segunda bebida más popular del mundo. En 2021 se consumieron 297.000 millones de litros de té en todo el mundo y se prevé que para 2025 el consumo supere los 7.400 millones.
El sector del té: fuente de empleo y desarrollo sostenible
El té es un sector resiliente que desempeña un papel significativo en la economía mundial y tiene una gran importancia tanto a nivel social como cultural.
Económicamente la producción y comercialización del té generan una importante actividad económica en muchos países que lo cultivan como China, India, Sri Lanka, Kenia y Turquía, entre otros. La industria del té también contribuye a la generación de empleo y desarrollo rural donde se cultivan sus plantas. Sus plantaciones brindan trabajo a miles de personas, tanto en la agricultura como en la producción y procesamiento del té. Los pequeños agricultores, son los encargados de producir el 60% del té que se consume en el mundo. Esto contribuye a la mejora de las condiciones de vida de las comunidades rurales, proporcionando ingresos y oportunidades de empleo.
El té también impulsa el turismo en muchas regiones productoras de té. Los paisajes de las plantaciones de té son a menudo impresionantes y atractivos para los visitantes. Muchos países ofrecen tours y experiencias relacionadas con el té, como visitas a plantaciones, ceremonias del té, degustaciones y eventos culturales. Esto no solo promueve el turismo, sino que también ayuda a crear conciencia y aprecio por el té y su producción.
Las consecuencias del cambio climático en la industria del té
Aunque las previsiones internacionales indican que la producción y el consumo de té va a continuar aumentando en los próximos años, desde Grupo Intergubernamental sobre el Té (GIG) de la FAO ya han alertado de que su producción es altamente vulnerable a los cambios en las condiciones de cultivo. El té requiere condiciones agroecológicas muy específicas y, por lo tanto, solo se puede cultivar en un número limitado de países, muchos de los cuales sufrirán fuertemente los impactos del cambio climático. Los cambios en los patrones de temperatura y precipitación, como inundaciones y sequías más frecuentes, ya están afectando los rendimientos, la calidad y los precios del té. Esto tiene consecuencias directas en los ingresos y amenaza los medios de vida rurales en estas áreas. Se prevé que estos cambios climáticos se intensifiquen en el futuro, lo que requiere la adopción de medidas de adaptación urgentes. La conciencia sobre la importancia de abordar el cambio climático en la industria del té está creciendo, y se están realizando esfuerzos para promover prácticas más sostenibles y resistentes al clima. Estas medidas son necesarias para proteger los medios de vida de los agricultores de té y garantizar la continuidad de esta valiosa bebida en el futuro.
Una bebida beneficiosa para la salud
El consumo de té se ha asociado con varios beneficios para la salud debido a los compuestos bioactivos presentes en sus hojas. Algunos de los beneficios y propiedades que se le atribuyen son los siguientes:
- Antioxidantes: Contiene antioxidantes, como polifenoles y catequinas, que ayudan a proteger el cuerpo contra el daño causado por los radicales libres y por tanto pueden contribuir a la prevención de enfermedades crónicas, como las cardíacas, degenerativas o el cáncer.
- Mejora de la salud cardiovascular: Varios estudios sugieren que el consumo regular de té, especialmente el té verde, pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas. Sus componentes pueden ayudar a mejorar la función de los vasos sanguíneos, reducir el colesterol LDL ("malo") y disminuir la presión arterial.
- Salud cerebral: El consumo de té puede tener efectos protectores sobre el cerebro y ayudar a mejorar la función cognitiva y la memoria, lo cual ayudaría a tener un menor riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
- Efectos antiinflamatorios: Los compuestos presentes en el té, especialmente en el té verde, han mostrado propiedades antiinflamatorias, pudiendo resultar beneficioso para evitar enfermedades como la obesidad o la diabetes tipo 2.
- Mejora de la salud metabólica: Se ha observado que el té verde puede aumentar el gasto de energía y mejorar la oxidación de las grasas, lo que podría ser útil para el control del peso y la prevención de la obesidad.
La ceremonia del té
El té ha sido objeto de diversos rituales y ceremonias en diferentes culturas a lo largo de la historia. Destacan la ceremonia del té japonés, que enfatiza la armonía y la belleza en la preparación y consumo del matcha; la hora del té británica, una pausa socialmente disfrutada con té negro y acompañamientos; la ceremonia del té china, como el "gongfu cha", que se centra en la preparación y degustación en pequeñas teteras y tazas; y el "po cha" tibetano, una práctica espiritual con té de mantequilla de yak. Otros países también tienen sus propias ceremonias y rituales del té, lo que demuestra su importancia cultural y social en diversas comunidades.