La reciente DANA en la Comunidad Valenciana y otras regiones de España ha causado, hasta la fecha de publicación de este artículo, 210 muertos y varios cientos de desaparecidos. Las organizaciones y los voluntarios locales respondieron rápidamente, entregando comida, agua y artículos de primera necesidad a las familias afectadas.
Esta solidaridad ciudadana no solo brinda asistencia inmediata, sino que subraya el papel crucial de la sociedad civil en momentos de catástrofe.
Ayudas acordes con las necesidades
La ayuda alimentaria a través de las donaciones es fundamental para sostener a las comunidades damnificadas. Con el fin de maximizar su eficacia, debería tenerse en cuenta el estado de las poblaciones afectadas, lo que permite categorizar el tipo de ayuda alimentaria en función de las pérdidas de los servicios esenciales, tal y como suelo explicar en la asignatura de Nutrición en Situaciones de Emergencia de la Universidad de Valencia.
Se pueden contemplar cuatro estados distintos:
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Estado crítico. En esta fase, la población está en riesgo extremo debido a la falta total de electricidad y agua potable. Las condiciones de vida son extremadamente difíciles y requieren una intervención urgente que asegure alimentos de emergencia, agua embotellada y refugio temporal.
La ayuda alimentaria debe centrarse entonces en productos básicos que no necesiten preparación o refrigeración: agua embotellada, alimentos enlatados, barras energéticas y comidas listas para consumir. Además, las entregas deben ser frecuentes y en grandes cantidades, asegurando la accesibilidad a través de puntos de distribución cercanos o entregas directas. Y no hay que olvidar que los alimentos deben de llegar junto con otros suministros vitales, como refugio y kits de higiene.
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Estado de emergencia. La electricidad es intermitente y el suministro de agua no ha sido restablecido, afectando la higiene y el saneamiento. La ayuda debe ser constante para estabilizar la infraestructura y apoyar en la recuperación de servicios básicos.
En este caso, hacen falta productos que puedan prepararse con un equipamiento limitado, como arroz instantáneo, pasta precocida y conservas. Dado que no hay acceso a agua potable, es vital asegurar el suministro de agua embotellada para preparar estos alimentos.
También debe considerarse abastecer a la población de mascarillas, guantes y dedales de plástico, ya que el agua estancada y la descomposición de desechos pueden aumentar el riesgo de infecciones.
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Estado de alerta. En esta fase, la electricidad se ha restablecido parcialmente, pero el suministro de agua es limitado. Aquí, la asistencia debe centrarse en proporcionar agua potable y productos de limpieza para garantizar la seguridad en la preparación de la comida.
Los alimentos donados pueden incluir productos básicos que necesiten una preparación mínima, como cereales, pasta, legumbres y latas de verduras, frutas y proteínas. El apoyo logístico y la distribución de estos productos deben enfocarse en cubrir las necesidades de higiene y saneamiento.
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Estado de recuperación. Cuando los servicios de electricidad y agua se han restablecido en su mayoría, la prioridad es garantizar la continuidad de dichos servicios y evaluar daños en la infraestructura. La ayuda alimentaria puede entonces incluir productos más variados que promuevan una dieta equilibrada, como frutas y vegetales enlatados, leche en polvo y otros perecederos de larga duración.
Además, es importante reabastecer las despensas locales y proporcionar recursos que permitan a las familias retomar la normalidad.
Consideraciones especiales: niños, embarazadas y ancianos
La prioridad en el caso de los niños pequeños son las fórmulas infantiles listas para consumir –potitos o papillas– y agua embotellada para preparar esos productos y mantener la hidratación de los pequeños.
Si se trata de bebés, la lactancia materna es la mejor opción –siempre que sea posible–, ya que no depende de agua o equipos y ofrece beneficios nutricionales y protectores. Para garantizar su efectividad, es esencial que la madre esté bien hidratada y cuente con condiciones higiénicas para amamantar. Las mujeres embarazadas necesitan alimentos densos en nutrientes, como barras energéticas, suplementos de hierro y ácido fólico, leche fortificada y frutas enlatadas.
En el caso de los ancianos, es fundamental proporcionar alimentos fáciles de masticar, como purés de frutas, papillas y sopas enlatadas, así como suplementos nutricionales líquidos si es necesario.
Es importante reconocer el esfuerzo del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa), que ha publicado recomendaciones sobre la donación de alimentos y seguridad alimentaria para las personas afectadas por la DANA . Estas sinergias entre profesionales de la nutrición, voluntarios y organizaciones solidarias ayudan a maximizar la efectividad de las donaciones y a asegurar que llegue comida segura y adecuada a quienes más lo necesitan.
Recomendaciones de @codinucova sobre donación de alimentos y seguridad alimentaria para las personas afectadas por la DANA pic.twitter.com/sGP1zBcSWX
— CGCODN (@cgcodn) November 2, 2024
En conclusión, la organización y la adaptación de la ayuda alimentaria son esenciales en situaciones de emergencia. La sociedad civil, unida a la labor de los profesionales y voluntarios, juega un papel clave para que las donaciones realmente beneficien a las poblaciones en riesgo.
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