En el efecto más perverso del consumismo y la compra por internet: Amazon, la empresa de mayor cotización en bolsa del mundo, destruye cada año millones de objetos en perfecto estado, simplemente porque le resulta más barato que devolverlos al fabricante o regalarlos a personas necesitadas. Lo reveló hace unos días un impactante reportaje de investigación del programa Capital del canal M6 la televisión francesa.
De juguetes a tabletas y libros, de cafeteras a paquetes de pañales, lavadoras, lavavajillas o frigoríficos, cerca de tres millones de artículos son quemados o tirados a vertederos desde los numerosos centros logísticos de la empresa de distribución online repartidos por todo el planeta, según cálculos de la Confederación General de Organizaciones Sindicales (CGT) francesa citados por el canal televisivo.
Solamente en el almacén ubicado en Chalon-sur-Saône, uno de los más pequeños de los cinco de que dispone Amazon en Francia, se enviaron 293.000 productos a la basura, casi todos nuevos, en tan solo nueve meses, informó el pasado 13 de enero el programa presentado por Julien Courbet, que citaba fuentes sindicales. Un proveedor chino confirmó al programa que esto sucede en muchas otras partes del planeta.
Solamente en un almacén francés se tiraron 293.000 artículos en nueve meses
Aprovechando la contratación temporal de trabajadores para la campaña navideña, el programa Capital, que ya llevaba tiempo siguiendo la pista del tema, logró que uno de sus periodistas entrase a trabajar como administrativo en un almacén de Amazon en Saran (centro de Francia), donde filmó con cámara oculta las nefastas prácticas ambientales de la empresa.
Las imágenes conseguidas mostraban los grandes contenedores donde se acumulaban los objetos de todo tipo destinados a la destrucción, incluyendo pañales, cafeteras, televisores o juguetes. Posteriormente, y por medio de drones, se filmó el transporte de estos productos hasta los vertederos donde fueron tirados o incinerados, según había venido denunciando repetidamente la organización ecologista Amigos de la Tierra durante los últimos meses.
Diversos ex-empleados entrevistados por el programa explicaron que cláusulas del contrato de Amazon con los proveedores establecen que las mercancías no vendidas o devueltas deben ser recogidas por estos de sus almacenes o destruídas aunque sean nuevas, una práctica que el presentador del programa calificó de “legal” pero “repugnante”. “Es una aberración ecológica, económica y social", opina Guillaume Cahour.
Vulneración de la ley
Cahour explicó que el periodista infiltrado “se quedó cuatro o cinco días en la empresa. Cada noche enviaba las fotos desde el hotel por internet. ¡Todo lo que me enviaba me parecía tan demencial que lo revisé veinticinco veces!”. Pero el espía empezó a despertar sospechas al poco tiempo: “mi colega fue visto varias veces en lugares donde no tenía nada que hacer, y cada vez mostraba mucha sangre fría, hasta que se produjo una situación, que aparece en el reportaje, bastante virulenta, que fue filmada el último día. A partir de ahí, decidimos detener la infiltración para no ponerla en peligro”.
En septiembre del año pasado, Amigos de la Tierra había presentado una demanda ante la Dirección General de Competencia, Consumo y Control de Fraudes denunciando las "prácticas empresariales engañosas" de Amazon. Los ecologistas acusaban a la compañía de varias violaciones de la ley, incluyendo la no recuperación y tratamiento adecuado de residuos eléctricos y electrónicos impuestas por el Código Ambiental francés.
Amigos de la Tierra explicó que había tenido conocimiento de estas prácticas a su vez por un reportaje del programa Frontal 21 de la cadena de televisión alemana ZDF emitido en junio en el que empleados de Amazon afirmaban haber destruido de forma habitual lavavajillas y lavadoras, teléfonos móviles y hasta frigoríficos devueltos por los clientes, la mayoría de ellos en perfecto estado de funcionamiento o solamente con ligeros defectos.
Las devoluciones de la compra online llegan al 33%, frente al 7% del comercio presencial
“No tengo ninguna duda. Es un reportaje que causará un cambio real, tal vez una regulación nueva del tema. Más allá de eso, creo que esta es una historia que también es importante para nuestra responsabilidad como consumidores. Ahora tenemos la capacidad de saber qué sucede cuando compramos en Amazon. Sean sensibles o no, las personas ya están informadas y consumen a sabiendas”, afirma Cahour. Tras la difusión del reportaje de Capital, la secretaria de Estado para la Transición Ecológica, Brune Poirson, anunció en M6 que en los próximos meses se aprobará una ley que prohibirá a empresas como Amazon tirar los productos nuevos no vendidos.
Amazon Francia, que según el programa rechazó que los periodistas grabaran un día de trabajo en sus instalaciones y que uno de sus responsables fuera entrevistado sobre el asunto de la destrucción de productos, fuera en las instalaciones o en los estudios del canal, explicó que "se esfuerza por minimizar el número de productos devueltos por los clientes, tanto en nuestro interés como en el suyo" y aseguró que “para los productos que no se pueden revender, trabajamos con organizaciones solidarias y bancos de alimentos para donárselos a personas necesitadas". La compañía más rica del mundo proclama en su web que “las compras en línea son intrínsecamente más amigables con el medio ambiente que el comercio minorista tradicional".
Sin embargo, el estudio de Deloitte Consulting ¿Afectan los comportamientos de compra a la sostenibilidad? de hace tres años concluyó que la compra física tiene un impacto ambiental un 7% menor al de la compra por internet medida en términos de huella de carbono, debido principalmente a la enorme necesidad de logística del comercio electrónico, su mayor cantidad de transporte y embalajes, y el elevado consumo energético de los servidores.
Además, la posibilidad de adquirir una cosa sin esfuerzo y poder disponer de ella en pocas horas alienta el consumo compulsivo. El estudio destacaba que el volumen de devoluciones en el comercio electrónico, que generan la necesidad de un nuevo viaje del vehículo de reparto para recoger la mercancía, es del 33% de los artículos adquiridos en línea, frente a solamente el 7% en el caso de las compras realizadas de forma presencial ante un dependiente pudiendo ver y hasta tocar el producto antes de pagar por él. Así que uno de cada tres productos nuevos repartidos a domicilio por Amazon corre el riesgo de terminar en el vertedero. Aunque esté nuevo.