Desde mediados de la primera década de los 2000 a esta parte, los llamados centros bilingües de español e inglés han pasado a copar buena parte de la oferta educativa en España. La implementación de estos programas de enseñanza bilingüe ha acarreado importantes esfuerzos económicos, humanos y organizativos por parte de las administraciones autonómicas, de los centros y del profesorado.
Y aunque todo cambio genera resistencias, solo recientemente las voces críticas hacia estos programas parecen haber adquirido cierto peso y repercusión. Voces que surgen entre familias y expertos, entre algunos colectivos sociales y recogidas ya por medios de comunicación generalistas.
Supuesta igualdad de oportunidades
Una de las críticas más importantes que se le hace a la enseñanza bilingüe es que puede estar potenciando desigualdades entre el alumnado.
La cuestión resulta paradójica, puesto que, en muchas ocasiones, estos programas nacieron —o, al menos, se vendieron— con un afán democratizador e igualador: al instaurarse en centros públicamente sostenidos supondrían, a priori, una oportunidad más transversal de acceder a un mayor y mejor aprendizaje del inglés. Es decir, contribuirían a reducir la desventaja idiomática de los hijos de familias menos acomodadas, o de las que viven en entornos rurales, con menor acceso a academias especializadas y profesores particulares, entre otras cuestiones.
Y bien, después de casi dos décadas desde que comenzaran a implementarse: ¿qué sabemos sobre las implicaciones de esta política educativa en términos de equidad en España?
Un estudio en Andalucía
Lo cierto es que aún son pocos los estudios empíricos sobre esta cuestión. Hasta este año, de hecho, apenas sabíamos cómo se distribuye la oferta de los llamados centros bilingües, algo esencial para su conocimiento. Este era uno de los puntos de partida del estudio que aquí difundimos, publicado en el marco de un proyecto de investigación que analiza el caso de Andalucía.
En concreto, en este estudio nos centramos en los 29 municipios con más de 50 000 habitantes de esta comunidad. En el total de ellos, el 49 % de los centros que ofertan primaria son considerados bilingües. Y lo que nos muestran los resultados es que, a pesar de su importante expansión, la distribución de dichos centros es fuertemente desigual en función de las dos siguientes variables:
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El área de influencia. En la gran mayoría de los municipios estudiados, las escuelas que ofrecen este programa están muy desigualmente distribuidas en las llamadas “áreas de influencia” (las zonas escolares que determinan los puntos por residencia o lugar de trabajo que las familias tienen para entrar en un centro). Por lo tanto, las oportunidades de asistir a una escuela bilingüe dependen en gran medida de dónde vive la familia.
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El nivel económico del área de influencia. Además, las escuelas bilingües tienden a ubicarse en mayor medida en las áreas de influencia en las que la población tiene mayores ingresos, mientras que en las áreas que coinciden con barrios pobres (por ejemplo, el Polígono Sur en Sevilla, o el Polígono Guadalquivir en Córdoba) la oferta de centros bilingües es muy baja o incluso inexistente.
Oportunidades desiguales según los barrios
La forma en la que la población se distribuye en el territorio de los municipios juega, por tanto, un papel crucial en las oportunidades de acceder a escuelas bilingües. En concreto, la segregación socioeconómica urbana (es decir, la separación física y distribución espacial desigual de las clases sociales en los distintos barrios de una ciudad) emerge como un factor de gran relevancia. Así puede verse en nuestro mapa navegable.
Pero los efectos que la segregación urbana acabe teniendo sobre la equidad educativa dependen en buena medida de cómo sean las políticas de asignación escolar. En el caso de muchas ciudades de Andalucía, donde, como en tantas otras comunidades, la escolarización se organiza con un modelo de “zonificación”, observamos que los dibujos que las administraciones han hecho de las áreas de influencia estarían contribuyendo fuertemente a la segregación escolar y a la desigualdad de oportunidades en el acceso a centros bilingües. Y ello porque, muy a menudo, los límites de esas áreas de influencia coinciden con esas fronteras que separan barrios de distinta clase social.
Públicos, privados y concertados
Pero hay una tercera variable que se muestra como la más relevante cuando analizamos las posibilidades de acceso a la enseñanza bilingüe: la titularidad del centro. Es mucho más probable que los centros privados y concertados ofrezcan enseñanza bilingüe a que lo hagan los públicos.
Así, en el conjunto de los 29 municipios estudiados, el porcentaje de centros bilingües en la concertada (72 %) duplica al de la pública (36 %), siendo el de la privada (62 %) también mucho más elevado. Una brecha que, en términos probabilísticos, es aún mayor cuando se tienen en cuenta los efectos de otras variables como el nivel económico de las áreas de influencia o la la proximidad a otros centros.
Posicionamiento de los centros
Nuestra hipótesis es que la enseñanza bilingüe ha sido y es empleada, en gran medida, como estrategia de distinción y posicionamiento por parte de los centros dentro del mercado escolar local en el que compiten (Sí, los centros compiten entre ellos, fundamentalmente por el alumnado; en cuanto a número –por aumentarlo o no perderlo– y a menudo en cuanto a perfiles). En este sentido, privados y concertados estarían recurriendo mucho más a la oferta de este tipo de enseñanza con este fin.
Este último resultado apunta a otro importante elemento de desigualdad, ya que las oportunidades de acceder a la educación privada y concertada están muy desigualmente distribuidas en España, siendo la clase social uno de los factores más relevantes a este respecto.
Distribución desigual de oportunidades
Parece claro, por tanto, que si este programa bilingüe fue diseñado para aumentar las posibilidades de mejorar el dominio del inglés entre las nuevas generaciones de andaluces, dichas posibilidades se están distribuyendo de manera muy desigual. Al menos, respecto a las variables aquí destacadas y respecto a otras que recoge nuestro estudio.
Estos hallazgos respaldarían, además, la creciente preocupación que existe en la comunidad educativa sobre la posibilidad de que este tipo de programas esté contribuyendo a la segregación escolar socioeconómica.
Cambios en las políticas educativas
Trabajos futuros deberán determinar en qué medida las tendencias halladas en Andalucía se repiten en otros contextos, como, de hecho, se ha encontrado recientemente en un estudio sobre el municipio de Madrid. Pero ya es hora de que desde la política se tengan en cuenta las desigualdades creadas con la implementación de este bilingüismo educativo.
Las autoridades autonómicas (en lo referido al fuerte desequilibrio de la oferta bilingüe entre pública y concertada o privada, y al propio replanteamiento de los programas bilingües), y las municipales (en cuanto a la demarcación de las áreas de escolarización o influencia) pueden tomar medidas para que estos programas, con voluntad aparentemente niveladora, no acaben teniendo un efecto contrario que se perpetúe en el tiempo.