La evolución de los precios condiciona las decisiones de consumo, inversión y endeudamiento de empresas y hogares, así como el diseño de las políticas económicas, sociales, fiscales, y monetarias de un país.

Sumario

 

Una inflación persistente (subida de precios generalizada y prolongada en el tiempo) o una deflación duradera (bajada continuada de precios en la economía) impactan de forma adversa en la sociedad. Cuanto más estable se mantenga el nivel de precios y, por tanto, el valor del dinero en el tiempo, mayor será el bienestar de la sociedad, ya que se genera mayor certidumbre. Por ello, los bancos centrales tienen como objetivo de su política monetaria mantener la inflación bajo control.

 

¿Qué es el IPC y cómo se elabora?

 

El índice de precios al consumo (IPC) es un indicador numérico que sirve para explicar y resumir la evolución de los precios de un conjunto de bienes y servicios representativos del consumo de los hogares.

Se trata de un índice ponderado: los precios de cada bien o servicio que lo conforman tienen una importancia relativa distinta, dependiendo de cuánta parte del gasto de los hogares se dedica al consumo de cada bien o servicio.

Para que el cálculo del índice permita comparar los precios en el tiempo se elige un año base de referencia, a partir del cual se estimarán e interpretarán los precios de los periodos sucesivos. Pero también, a medida que pasa el tiempo, es necesario actualizar ese año base, para que el índice mantenga la representatividad de la cesta de la compra de los hogares, que va evolucionando de acuerdo con el desarrollo de las sociedades.

 

El IPC español

 

En España, el origen del IPC data de 1939 (p.18), cuando el Instituto Nacional de Estadística estableció el primer sistema de índices del coste de la vida para cada provincia, en el que se consideraban los precios de entre 95 y 139 artículos por provincia.

Desde entonces, se han ido tomando distintos periodos base para el IPC. El último de ellos ha sido 2021, en el que la cesta de la compra actualizada contiene 955 artículos frente a los 977 que tenía en la base anterior, establecida en 2016.

Mensualmente, se procesan unos 220 000 precios para elaborar el IPC. Las variaciones de este índice de un periodo a otro (de un año a otro, de un mes al siguiente, etc.) constituyen una medida de la inflación.

Tanto para elegir los productos que entran en la cesta de la compra como para establecer sus ponderaciones, el INE tiene en cuenta los datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares. Esta encuesta se realiza anualmente a 24 000 familias y proporciona estimaciones de los gastos que realizan en productos de consumo.

Si las familias compran más alimentos perecederos que alimentos envasados, el precio de los alimentos perecederos debe tener más peso en la medición del coste de la vida. Lo mismo ocurre con otros grupos de productos, desde los seguros hasta la electricidad, pasando por la educación.

Actualmente, para la elaboración del IPC los artículos se clasifican en 12 grupos con ponderaciones diferentes que se actualizan cada año según la última información proveniente de la encuesta de presupuestos familiares.

Ponderaciones (en %) en el IPC de los Grupos de Bienes y Servicios que lo integran. Fuente: elaboración propia a partir de datos del INE

Podemos observar la evolución del IPC durante las dos últimas décadas en la siguiente tabla:

Evolución del IPC en España entre 2002 y 2022. Fuente: elaboración propia a partir de datos del INE

Si en 2002 el nivel del índice se situaba en torno a 70, en 2022 es cercano al 110. O sea que en 20 años ha subido alrededor de un 57 %. Entonces, la inflación acumulada en las últimas dos décadas se ha situado en torno al 57 %. Es decir, el coste de la vida se ha elevado y, para comprar lo mismo, se necesita un 57 % más de dinero.

Teniendo en cuenta que han pasado 20 años, el incremento es moderado. No obstante, si los ingresos no se actualizasen en base al índice, los ciudadanos habrían perdido mucha capacidad adquisitiva.

Si hacemos la comparación del nivel del IPC para el último periodo de un año disponible obtenemos la tasa de inflación anual. Para junio de 2022 la previsión del IPC en España se ha elevado hasta el 10,2 %, el nivel más alto desde abril de 1985.

Se llama tasa de inflación a la variación porcentual que experimenta el índice de precios entre dos periodos. La tasa de inflación mide directamente la pérdida de poder adquisitivo aunque, como puede verse en la tabla 2, los precios no siempre suben. Por ejemplo, 2014 y 2002 finalizaron con una tasa de inflación negativa. Es decir, a final de ambos años se podían adquirir más bienes de consumo que al inicio con una cantidad de dinero dada.

 

El IPC armonizado

 

Para poder comparar los datos de inflación con los de los países de su entorno, especialmente los de la UE, España calcula desde 1997 el índice de precios de consumo armonizado, o IPCA, siguiendo la metodología y ponderaciones definidas por Eurostat, la agencia estadística europea. Este es el índice que emplea el BCE para guiar su política monetaria.

El IPCA cubre los gastos de consumo que realizan todos los hogares dentro del territorio económico de cada Estado miembro de la UE, sean o no residentes en el mismo. Por su parte, el IPC contempla el gasto realizado solo por los residentes, tanto si es en el territorio del país como fuera.

Además, las ponderaciones de los diferentes grupos de bienes y servicios son ligeramente diferentes. Incluso hay alguna diferencia en los productos que ambos índices contemplan en sus respectivas cestas de consumo. No obstante, los valores de ambos son muy próximos, ya que la similitud entre ellos es muy alta.

 

La inflación subyacente

 

El concepto de inflación subyacente mide la evolución de los precios tras eliminar la energía y los alimentos no procesados del índice. Estos componentes son materias primas que, en general, cotizan en los mercados internacionales y están sujetas a una gran volatilidad.

La inflación subyacente permite captar cómo evolucionan los precios de los productos más estables de la cesta de la compra y permite anticipar si la subida de precios va a ser transitoria o, por el contrario, será más persistente.

La previsión de inflación subyacente para mayo de 2022 se ha elevado al 4,9 %. Esto indica que las presiones inflacionistas generadas por los precios de la energía y materias primas se están trasladando al resto de productos.

 

El IPC y sus aplicaciones

 

Es muy amplia la información que se obtiene de los índices de precios al consumo y muchas las aplicaciones en las que se emplea este indicador coyuntural de la economía.

El IPC se tiene en cuenta en las revisiones de salarios, pensiones, primas de seguro, alquileres, actualizaciones y valoraciones de inversiones y, en definitiva, en las revisiones de cualquier contrato o resolución donde sea necesario contrarrestar la pérdida del valor del dinero y así convertir nuestra unidad de medida económica inestable, en estable y homogénea a pesar del tiempo.