La humanidad ha sobrepasado el límite de regeneración de los recursos naturales del Planeta, consumiendo 1,7 veces más de lo que la Tierra es capaz de producir cada año, según ha advertido WWF, que explica que el 'Overshoot Day' o Día de la Sobrecapacidad', que este año es el 1 de agosto, es el resultado de la división de los recursos que el planeta es capaz de producir en un año entre los que consume el ser humano.
Para la organización, todo ello evidencia el hecho de que el modelo actual de producción y consumo "es una de las principales causas de la emergencia climática y la destrucción de la naturaleza".
Según los cálculos de la Global Footprint Network, una organización internacional pionera en medir la huella ecológica, esta fecha se ha ido adelantando a nivel global desde 1970 --que ocurría en diciembre--, a septiembre en 1997 y al mes de agosto en la última década.
Es decir, en tan solo 7 meses la humanidad consume el total de recursos naturales que la Tierra es capaz de regenerar en un año. En 2023, esta fecha se estableció el 2 de agosto.
Este análisis evalúa la evolución de más de 15.000 datos por país cada año a través del cruce de dos parámetros: la biocapacidad (o capacidad de regeneración biológica) y la huella ecológica (la demanda total de recursos).
El último informe establece que el ranking de países que agotan los recursos de la Tierra con mayor rapidez es liderado por Qatar, seguido de Luxemburgo, Emiratos Árabes y Estados Unidos, que sobrepasan su capacidad en los primeros tres meses del año.
En cuanto a los países que más tardan en consumir los recursos, destacan Ecuador, Indonesia, Iraq, India y Jamaica, cuyo balance positivo se mantiene hasta el mes de noviembre.
En el caso de España, en 2024 se alcanzó el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra el pasado 20 de mayo, consumiendo 2,5 veces los recursos de regeneración, tan solo unos días después de la fecha de Europa, que fue el 3 de mayo.
WWF señala que, aunque la fecha se mantiene relativamente estable, "la presión sobre el planeta sigue aumentando, ya que los daños en muchos casos son irreparables y, además, se acumulan con el tiempo". "Se trata de un dato preocupante que demuestra que la crisis climática deriva en gran medida de la acción humana", lamenta.
Así, advierte de que las consecuencias para la naturaleza son evidentes: la deforestación de los bosques, la erosión del suelo, la pérdida de biodiversidad y la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera provocan fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes como sequías, incendios inapagables, olas de calor cada vez más frecuentes, entre otros.
Por otro lado, apunta que la sobreexplotación de recursos por parte de ciertos países "conlleva un impacto social que aumenta la brecha entre las distintas economías mundiales, ya que afecta en mayor medida a los países del sur global, que pagan las consecuencias de la crisis climática a un precio aún más alto a pesar de que su demanda de recursos es menor".
Un ejemplo de ello es el riesgo que corren los sistemas alimentarios en estos países, que cuentan cada año con una menor producción, incrementando el riesgo para la vida de millones de personas.
Ante estas evidencias, WWF pone de manifiesto que "es necesario un cambio de modelo a nivel global que conduzca hacia una economía descarbonizada y respetuosa con los límites del planeta a través de medidas que impulsen la transición ecológica a gran escala sin dejar a nadie atrás".