Urbanizaciones, rotondas, hoteles de lujo, campos de golf, sedes corporativas y jardines del centro de Europa, Estados Unidos o los Emiratos Árabes Unidos comparten a menudo decorado: los adornan olivos de gran porte, con troncos gruesos que se retuercen creando curiosas esculturas vivientes. Estos árboles, que tienen cientos, incluso miles de años, viven lejos de las tierras que les vieron nacer, en el Mediterráneo, desde que a principios de siglo se pusieron de moda.
En el mundo globalizado en el que vivimos, donde todo tiene un precio, ni los viejos árboles se quedan al margen. Cientos de olivos seculares, algunos testigos del paso de iberos, romanos y árabes, han sido arrancados de cuajo para hacer negocio con ellos.
“A lo largo del tiempo han sufrido numerosas amenazas: primero se talaban para emplear la leña como fuente de energía. Después, se sustituyeron por cítricos o por plantaciones de olivos más jóvenes y productivos y, últimamente, son arrancados y expoliados para servir como elementos decorativos en otros lugares”, expone a EcoAvant.com Mª Teresa Adell, gerente de la Mancomunidad Taula del Sénia, organización formada por 27 municipios de tres autonomías, quince valencianos, nueve catalanes y tres aragoneses, que suman 2.070 quilómetros cuadrados y en los que viven 113.000 personas.
El territorio del Sénia alberga la mayor concentración mundial de olivos milenarios
En las tierras bañadas por el río Sénia (cuando lleva agua, lo que no es habitual), se halla la mayor concentración mundial de olivos milenarios, más de 4.800, repartidos por 22 términos municipales, según la última actualización del inventario, que empezó en 2008 y que se revisa anualmente.
Los árboles monumentales se encuentran, sobre todo, en la parte llana, siguiendo el trazado de la antigua Vía Augusta (calzada romana que recorría Hispania desde los Pirineos hasta Cádiz bordeando el Mediterráneo). Los municipios con más olivos milenarios son Ulldecona, en Cataluña; y La Jana y Cap-Roig, en la Comunidad Valencia; precisa Adell. La gran mayoría (el 99%) es de la variedad autóctona Farga.
Se considera que un olivo es milenario si alcanza los 3,5 metros de grosor de tronco a 1,3 metros de altura. Conocer su edad exacta es mucho más complicado. No se pueden contar los anillos sin cortar el tronco, y la datación por el sistema del carbono 14 resulta sumamente cara.
Pero el pasado verano, especialistas de la Universidad Politécnica de Madrid lograron por este medio la datación exacta de dos de los olivos más destacados: uno, conocido como la Farga del Arion, en Ulldecona, tiene una edad aproximada de 1.700 años, y el otro, que se halla en La Jana, llamado la Farga del Pou del Mas, ronda los 1.200 años.
“No sabemos cuánto puede vivir un olivo. El del Arión, con 1.700 años, está en plena producción, súper vigoroso, con lo cual sería difícil decir hasta qué edad pueden llegar”, revela Adell. Sin embargo, “si los factores climatológicos cambian y, además, no se les dan los tratamientos adecuados, entonces sí pueden llegar a morir”.
Concienciar a los propietarios
La empresa Tojas Mediterraner Baumhandel, con sede en Löwenstein (Alemania), que importa desde Andalucía árboles y plantas mediterráneos –olivos, limoneros, naranjos, higueras y granados–, afirma en su publicidad: “Si no encuentras nada en la gran exposición puedes volar hasta Andalucía para elegir el árbol deseado, volamos de seis a ocho veces al año en busca de árboles”.
Según explica su propietario, los árboles son comprados por clientes ricos de Alemania, los Países Bajos, Austria y Suiza por un precio que varía según la edad y el perímetro del tronco. Pero sus compradores deben saber que los olivos no resisten bien al frío extremo que se registra en el centro de Europa. Por ello, deben adquirir también un buen abrigo con el que cubrir al árbol: el kit de protección de invierno, que va de los 389 a los 599 euros.
La mayoría de los árboles centenarios de la Península Ibérica no tienen protección legal. Sólo en la Comunidad Valenciana hay una legislación (Ley 4/2006 de Patrimonio Arbóreo Monumental) que prohíbe que se arranquen los que hayan alcanzado más de seis metros de perímetro a 1,3 metros del suelo o que tengan más de 350 años.
“No ocurre lo mismo en Andalucía, Murcia, Extremadura, Cataluña o Aragón, donde todavía hoy se permite su desarraigo y venta. En Francia y en Italia no está autorizado el arranque pero se acepta la compra de ejemplares provenientes de otros países como España, Portugal, Grecia o Marruecos. Son seres milenarios que al carecer de una protección legal son tratados como inertes esculturas o puro mobiliario urbano”, denuncia el Director del programa LIFE+ EnArbolar de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, César Javier Palacios, impulsor de una campaña de recogida de firmas para pedir al Parlamento Europeo que apruebe una declaración que inste a todos los países a proteger los árboles centenarios y a prohibir tanto el arranque como su comercio.
La campaña ya ha recogido más de 140.000 firmas. “Es preciso detener este expolio intolerable de nuestro patrimonio natural y cultural mediterráneo, de nuestro paisaje”, sentencia Palacios.
Medio litro de aceite puede costar entre los 60 y 90 euros en el mercado extranjero
Durante años, la población del territorio del Sénia vio como atravesaban sus pueblos los camiones cargados con olivos, una estampa compartida con otros territorios españoles. Fue precisamente el creciente malestar de la población lo que hizo que la mancomunidad empezara a trabajar en la conservación de estos árboles longevos.
“Durante años, la venta de olivos centenarios ha sido considerable pero, en estos momentos, se ha conseguido frenar –no eliminar del todo– el expolio en la zona gracias al trabajo realizado de concienciación de los propietarios, que ahora están más orgullosos de tener estos monumentos en sus fincas y son sus guardianes, y de revalorización del aceite de estos árboles”, se felicita Adell.
El aceite de estos olivos milenarios –hay ocho molinos en el territorio (cuatro en Cataluña y cuatro en la Comunidad Valenciana; seis de cooperativas y dos privados)– tiene un precio más elevado que el resto y eso revierte en el agricultor, cuenta Adell. En las cooperativas, una botella de medio litro de este oro líquido puede costar unos 17-18 euros; 30-40 en una tienda gourmet de Barcelona y 60-90 euros en el mercado extranjero.
“Este año, uno de estos olivos ha producido nada más y nada menos que ¡300 kilos de aceitunas!”, exclama Adell. “Proporcionalmente, un árbol joven tiene mayor productividad, lo que no quiere decir que estos olivos seculares no sean productivos. Eso sí, la poda y la recolección son más complicadas, y la cosecha puede variar cada año debido a su edad y variedad”, añade.
El territorio levantino se prepara para celebrar el próximo 27 de noviembre el 5º Encuentro Olivos Milenarios del Territorio Sénia, un congreso en el que participarán destacados especialistas relacionados con la materia. El acontecimiento forma parte de la estrategia que se desarrolla para mantener el valor paisajístico e histórico de la zona, que se intenta convertir en un recurso turístico. Todo con el objetivo de que los bellos olivos milenarios sigan dando sombra y aceitunas en el lugar donde germinaron y no en frías rotondas o jardines a miles de kilómetros de distancia.
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