En un mundo donde millones de personas sufren de hambre y muchas más de desnutrición, solamente en la Unión Europea, acaban en los contenedores cerca de 90 millones de toneladas anuales. Según un estudio de la Universidad de Stuttgart presentado en 2012, en Alemania se desperdician 80 kilos de comida por persona y año, 11 millones de kilos, procedentes en un 60% de los domicilios particulares. Otro 20% se despilfarra en los mercados y un 17% en restaurantes y cafeterías.
En Alemania se desperdician 80 kilos por habitante y año, un 60% en las casas
Aquel año, la entonces ministra de Alimentación, Agricultura y Protección del Consumidor del gabinete de gran coalición de Angela Merkel, Ilse Aigner, anunciaba un plan para reducir esta cifra a la mitad en 2025, mediante una intensa campaña de información a la ciudadanía sobre el exacto significado de las fechas de caducidad o de consumo preferente con que se comercializan los alimentos envasados, que incluye la creación de una web sobre el tema.
El estudio concluía que tirando a la basura alimentos en buen estado solamente porque se ha alcanzado la fecha de caducidad, o porque su aspecto físico no es el considerado idóneo para la venta, los alemanes pierden al año 22.000 millones de euros, o lo que es lo mismo, unos 235 euros por habitante.
Cocinar juntos
Ante esta lamentable realidad, Thurn, que había dirigido el documental Taste the waste (Degusta la basura), estrenado en 2011 en la Berlinale, sobre los sinsentidos de la gestión y el despilfarro de alimentos a nivel global, que fue visto por más de 120.000 espectadores, decidió poner en marcha al año siguiente el portal, que financió por medio del micromecenazgo (crowdfunding) recaudando por este medio 11.500 euros.
Según las cifras ofrecidas en la web, desde su creación en Colonia, desde donde se ha extendido su actividad al resto del país, se han distribuido 9.154 cestas de comida, salvando con ello 34.645,17 kilos de alimentos de acabar como residuos, y 41.161 usuarios se han inscrito o han utilizado hasta el momento la página.
Los productos perecederos y los preparados quedan excluidos
El funcionamiento del sistema es simple. Quien, debido a un error de cálculo, porque se marcha de viaje, porque se ha cancelado alguna celebración... dispone de alimentos excedentes que no va a querer o poder consumir o vender, y que podrían echarse a perder por ello, lo anuncia, e indica dónde pueden ser recogidos.
Si no desea que el destinatario los vaya a buscar directamente a su domicilio, el portal propone algunos puntos de encuentro en el centro de las principales ciudades. Productores y distribuidores también pueden dar a conocer sus excedentes. El único requisito exigido es que no puede haber ninguna transacción monetaria de por medio.
Por razones de seguridad alimentaria, del intercambio quedan excluidos los alimentos perecederos como el pescado, las aves de corral, carne o huevos crudos, las comidas preparadas y los medicamentos (incluidos los productos homeopáticos). Tampoco se autoriza ofrecer a través de la página ropa, cosméticos, productos químicos domésticos, juguetes y otros productos no estrictamente alimentarios.
El servicio, que dispone de una aplicación para teléfonos móviles, incluso anima a los usuarios a ponerse de acuerdo para cocinar conjuntamente con el fin de poder aprovechar mejor los sobrantes que hay en sus neveras o despensas. Thurn resume así la filosofía del proyecto: "El intercambio de comida es para todos y debe alejarse del estigma de que los ricos dan a los pobres sus restos".