Donald Trump ha vuelto a sacudir el tablero del comercio internacional. El presidente de Estados Unidos anunció este miércoles una suspensión de 90 días en la aplicación de los nuevos aranceles decretados el pasado 2 de abril, con los que su Gobierno pretendía presionar a los países que, según él, mantienen prácticas comerciales injustas contra Estados Unidos. Esta pausa, sin embargo, no es gratuita: está dirigida exclusivamente a aquellos países que han iniciado negociaciones con Washington y que, además, han evitado imponer represalias.

La medida sustituye temporalmente los aranceles previos por una tarifa reducida del 10%, mientras se mantiene la amenaza de restaurar las tarifas más altas si no se alcanza un acuerdo. En palabras del propio mandatario, “más de 75 países han llamado a representantes de los Estados Unidos para negociar una solución a los temas que se están debatiendo en relación con el comercio”.

Para los países que por sugerencia mía no han tomado represalias de ningún tipo contra los Estados Unidos he autorizado una pausa de 90 días y un arancel recíproco notablemente reducido durante dicho periodo del 10%

DONALD TRUMP, presidente de EE UU en Truth Social

Para los países que por sugerencia mía no han tomado represalias de ningún tipo contra los Estados Unidos he autorizado una pausa de 90 días y un arancel recíproco notablemente reducido durante dicho periodo del 10%”, escribió Trump en un comunicado publicado en su red social, Truth Social.

Entre los países beneficiados por esta reducción arancelaria se encuentran México y Canadá, dos de los principales socios comerciales de Estados Unidos. Así lo confirmó el secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien subrayó que la decisión busca “añadir certidumbre en un momento inestable” y “recompensar a las economías que han optado por el diálogo en lugar del enfrentamiento”.

 

Recompensas y castigos

 

Sin embargo, el anuncio de la tregua arancelaria no fue igual de benévolo para todos. En la misma publicación, Trump informó de un aumento significativo de los aranceles a China, que pasarán del 60% al 125% con efecto inmediato. Se trata de la cifra más alta impuesta hasta ahora por Estados Unidos a un socio comercial relevante, lo que marca un nuevo punto de tensión en la guerra comercial entre ambas potencias.

Basándome en la falta de respeto que China ha mostrado a los mercados mundiales, por la presente elevo el arancel cobrado a China por los Estados Unidos de América al 125% con efecto inmediato. China se dará cuenta de que los días para estafar a los EE UU y otros países ya no son sostenibles o aceptables

DONALD TRUMP, presidente de EE UU

El presidente justificó la medida alegando que China “ha faltado el respeto a los mercados” y continúa aplicando políticas comerciales “abusivas” que perjudican no solo a Estados Unidos, sino también al resto del mundo. “Basándome en la falta de respeto que China ha mostrado a los mercados mundiales, por la presente elevo el arancel cobrado a China por los Estados Unidos de América al 125% con efecto inmediato”, indicó. Y añadió: “En algún momento, esperemos que, en un futuro próximo, China se dará cuenta de que los días para estafar a los EE UU y otros países ya no son sostenibles o aceptables”. 

Las nuevas sanciones comerciales llegan en respuesta a la reciente decisión de Pekín de incrementar sus propios aranceles sobre productos estadounidenses hasta el 84%. Esta contraofensiva se produjo después de que la administración Trump aplicara una nueva ronda de gravámenes adicionales a las importaciones chinas. La dinámica de escalada entre ambos países amenaza con tener repercusiones globales, especialmente en sectores clave como la tecnología, la automoción y los bienes de consumo.

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, también se pronunció sobre la situación con China, advirtiendo que “si China sigue aumentando los aranceles con respecto a los nuestros, el país que se verá más afectado será el suyo”. Para Bessent, la estrategia de Trump busca dejar claro que Estados Unidos no tolerará prácticas desleales, pero que sigue abierto a negociar con aquellos países que actúen de buena fe.

 

Un mensaje al mundo

 

Más allá de las cifras, el mensaje político de la Casa Blanca parece claro: Estados Unidos premia el diálogo y castiga la confrontación. Trump quiere transmitir que su Gobierno está dispuesto a alcanzar acuerdos comerciales justos, pero bajo sus propios términos y condiciones. La diferenciación entre aliados y rivales se hace más explícita que nunca.

Esta medida podría tener implicaciones importantes en la economía global. A corto plazo, la suspensión temporal de aranceles puede aliviar tensiones con socios clave y reducir el riesgo de represalias inmediatas. No obstante, la agresividad hacia China podría intensificar la guerra comercial y desestabilizar mercados financieros y cadenas de suministro.

La comunidad internacional observa con atención los próximos pasos. Por ahora, Trump gana tiempo con quienes están dispuestos a hablar, pero endurece el tono con quienes desafían su política.