Los estudiantes y trabajadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) no salen de casa sin su vaso. Este es el dibujo del futuro inmediato por el que apuesta la campaña medioambiental Oh, my Got! (un juego de palabras con la expresión anglosajona y la palabra got, que en catalán significa vaso) con la que piden a la comunidad del campus que cada cual lleve su propio vaso o taza, para así fomentar el uso de recipientes reutilizables en las máquinas expendedoras de bebidas calientes y reducir de esta forma el fuerte impacto ambiental de la producción y gestión como residuo de los de un solo uso.
En el campus se tiran cada año un millón de vasitos de poliestireno de un solo uso
Con el proyecto se persigue disminuir el gasto anual de cerca de un millón de vasos de plástico de poliestireno, un derivado del petróleo, que se dispensan en las 45 máquinas de café repartidas en el campus de la UAB en Bellaterra (a unos 25 kilómetros de Barcelona), lo que genera 2.555 kilogramos de residuos, según la universidad. Cada uno de estos vasos de un solo uso tarda más de 100 años en degradarse.
Por otra parte, la alternativa también contribuiría a reducir la producción y la utilización de materias primas: para fabricar los vasos reutilizables es necesaria una cantidad de materia prima seis veces inferior a la requerida para los de un solo uso.
Los vasos de las máquinas de café son de un solo uso, el medio ambiente, no. Este es el lema de la iniciativa, liderada por voluntarios de Medio Ambiente de la Fundación Autònoma Solidaria (FAS), quienes recuerdan que los residuos que se generan con los vasos desechables del café, sin compactar, podrían llenar tres piscinas olímpicas y suponen la emisión a la atmósfera de 5.103 kilogramos de dióxido de carbono (CO2).
Cambio de hábitos
Cabe destacar que la contaminación por plásticos se ha convertido en los últimos años en un grave problema medioambiental. Los expertos han encontrado grandes concentraciones de dicho material en ríos, lagos y océanos –como la sopa de basura del Pacífico Norte y la gran mancha del Atlántico Norte– que causan la muerte de millones de animales cada año por su ingestión o al acabar enredados en él. Asimismo, las diminutas partículas en las que se descompone el plástico, que incluyen sustancias tóxicas, se acumulan en la cadena trófica.
Para dejar de acrecentar el problema, los voluntarios de la universidad defienden los beneficios de cambiar las pautas de comportamiento a la hora de utilizar materiales de un solo uso y que utilizar alternativas es una buena herramienta en la senda hacia la sostenibilidad.
La institución quiere desterrar también las botellas de agua no reutilizables
Los impulsores de la campaña han puesto en marcha una página específica en la red social Facebook, en la que ofrecen datos e ideas para animar a cambiar hábitos y en la que además señalan que apuntarse a la iniciativa también ayuda al bolsillo: al llevar el propio vaso se ahorran cinco céntimos de euro por consumición.
Para la segunda fase de la campaña se está estudiando la posibilidad de repartir vasos reutilizables y plegables entre los miembros de la comunidad universitaria. Hace cinco años la universidad creó la Gotimplora, un envase azul compuesto de una botella con tapón hermético y un vaso, del que distribuyó 50.000 unidades para frenar el consumo anual de cerca de 1,5 millones de botellas de agua de un solo uso.
Sus características –está fabricada con policarbonato muy resistente, es reutilizable y apta para el uso alimentario– le permitieron ganar el premio al diseño para el reciclaje de la Agencia de Residuos Catalana (ARC) en 2009 y el premio Acció 21 del Ayuntamiento de Barcelona. Ya en 1998, la UAB apostaba por reducir la huella ambiental del campus al crear un vaso específico que se alquila para la fiesta mayor del centro, una idea que permite reducir a más de la mitad la cantidad de residuos por persona que se generan durante ese señalado día.