Las colillas arrojadas en playas pueden suponer una fuente "significativa" de metales pesados en el océano, según un estudio con participación de investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y el CEDRE francés.
Sobre el mismo, el IEO explica que las colillas representan una parte importante de la basura que se registra en nuestras costas. Así, señala que se encuentran "entre los 10 elementos más frecuentes en las playas europeas, representan el 6% de la basura monitoreada en la costa atlántica, presentando densidades en algunos lugares de más 1.000 colillas en 100 metros de playa". "A nivel mundial se estima que cerca de cinco billones de colillas llegan cada año al mar", añade.
También incide en que, además de la contaminación visual y los efectos físicos en los organismos marinos debido a su ingestión o a la asfixia, "pueden suponer un riesgo toxicológico debido a las sustancias que acumulan que, hasta la fecha, ha sido poco estudiado".
Ahora, científicos del Centro Oceanográfico de Vigo del Instituto Español de Oceanografía han publicado un trabajo en la revista Journal of Hazardous Materials en el que cuantifican la transferencia de metales pesados desde los filtros de los cigarrillos al mar y, cómo una vez que se incorporan al agua, son absorbidos por las branquias y la glándula digestiva de las ostras.
Experimento
Para ello llevaron a cabo un experimento con diferentes tipos de filtros: vírgenes, fumados artificialmente y envejecidos en playa y puerto. "El primer resultado destacable fue que los filtros fumados, respecto a los vírgenes, muestran niveles de metales hasta 90 veces superior", apunta el IEO que explica que, una vez que las colillas llegan al mar, los metales que contienen se pueden lixiviar al agua.
Según los resultados de este estudio, el cobre fue el elemento con mayor porcentaje de transferencia al agua. Más del 90% de la concentración de este metal en las colillas es expulsado al mar, mientras que el estroncio mostró el menor porcentaje con un 40%.
A la vista de estos datos, los científicos comprobaron si la liberación de metales de las colillas podría suponer un riesgo toxicológico para los organismos marinos a través de la acumulación de estos contaminantes en sus tejidos y los resultados demostraron el aumento de las concentraciones de estroncio, manganeso, uranio, cromo, hierro, molibdeno, plomo y zinc tanto en las branquias como en la glándula digestiva de las ostras expuestas a los lixiviados de colillas.
Medidas preventivas
En base a este resultado, advierten de la necesidad de implementar medidas para ayudar a prevenir, reducir y mitigar los impactos ambientales de las colillas. "Entre otras, se podrían aplicar tarifas adicionales en los productos de tabaco para costear programas de concienciación, de promoción de limpieza y de reducción del consumo de tabaco".
"Establecer multas por tirar basura que incluyan específicamente colillas o etiquetar los filtros de cigarrillos como desechos peligrosos", asevera el científico Juan Santos, a lo que suma mejorar las soluciones de reciclaje para promover la recuperación de las colillas.