El Instituto Tecnológico de Aragón (ITAINNOVA), adscrito al Departamento de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento del Gobierno de Aragón, ha presentado este jueves los resultados de una investigación sobre el reciclaje de las mascarillas FFP2 para tratar de disminuir la gran contaminación que están generando.
A partir de este material, de primera necesidad actual, se puedan producir otros de uso cotidiano.
La crisis sanitaria actual no solo ha tenido efectos a nivel humano y económico, sino también consecuencias colaterales: hay "un colapso climático por el uso de plásticos en mascarillas y guantes".
El reciclaje de mascarillas, que pueden tardar hasta 400 años en descomponerse, es "logísticamente complicado puesto que el coronavirus puede sobrevivir hasta tres días en materias plásticas. No hay puntos de recolección pública adecuados. La confección de las mascarillas con tres diferentes materiales hace que el problema del reciclado se complique todavía más".
Es esperanzador que la ciencia haya encontrado una manera eficaz de reciclar esos residuos, permitiendo su reutilización para la fabricación de otros objetos.
Cristina Crespo, responsable del equipo de investigadoras, ha explicado que "las mascarillas quirúrgicas o las FFP2 están hechas de materiales plásticos formando filtros que impiden que las partículas pequeñas y los virus lleguen a nuestro sistema respiratorio".
La idea es "pensar en las mascarillas no como un elemento de protección, sino en el material del que están hechas, el plástico, un material que encontramos en todos los utensilios habituales".
Según ha comentado, el pequeño tamaño de los poros y el tratamiento electrostático que llevan impiden el paso de las partículas como si de un colador se tratara. La principal diferencia entre las mascarillas quirúrgicas y las FFP2, tal y como ha dicho, está en la protección que proporcionan relacionada con el número de capas del que están hechas y del modo en el que se ajustan a la cara.
El proceso de reciclaje
"El reciclado de las mascarillas puede resultar algo más complicado por el hecho de la desinfección. Las capas que forman los filtros están basadas principalmente en polipropileno (PP), material que podemos encontrar en piezas como las fundas de las propias mascarillas, las pinzas de la ropa o en pequeñas piezas de nuestros coches, entre otros productos".
Otro de los materiales que forman las mascarillas es el politileno (PE) que se puede encontrar en las bolsas o en los recipientes de los geles. En menor cantidad también está el polietileneterfatalato (PET) que es el material de las botellas de agua.
En el proceso que se ha presentado, se evita la etapa de separación y clasificación. "En ITAINNOVA, hemos querido estudiar la opción de obtener una mezcla de materiales reciclados, obtenidos únicamente a partir de las mascarillas".
La primera fase del proyecto es la desinfección de las mascarillas FPP2 con alcohol y calor. Después, tras la eliminación de las gomas y el metal de ajuste, se ha procedido al triturado conjunto sin separar ninguno de los distintos tipos de plástico.
"Una vez disponemos del material, en formato tipo escamas, se ha procesado de la misma manera que se procesan otros plásticos, mediante extrusión y posterior inyección en molde. El resultado final han sido unas piezas con geometría definida", ha afirmado.
Los trabajos científicos se centran en la contaminación de estos productos higiénicos e investigaciones para "valorizarla", es decir "quemar las mascarillas y utilizar la energía que se pueda generar" o el reciclado, al inicio de la pandemia, hubo estudios para la reutilización, "porque había escasez de la mascarilla".
Este proyecto, en que están trabajando desde septiembre media docena de profesionales, es pionero a nivel nacional y en Europa solo se conoce un proyecto similar en Francia en el que solamente se trabajan con las mascarillas quirúrgicas.
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