La duración media de un juguete erótico es de entre tres y 10 años. Después, como todo aparato condenado a terminar su vida útil, nos tenemos que deshacer de él. El problema es cómo hacerlo sin contaminar. En España no hay ninguna empresa que se encargue de reciclar este tipo de desechos. Por eso, la cadena de tiendas eróticas Lys Erotic Store ha iniciado una campaña de recogida que incentiva con un descuento en nuevas compras. Su objetivo, aseguran, es que se prolongue el placer sin perjudicar al medio ambiente.
"Principalmente, hay dos tipos de juguetes eróticos", explica Óscar Pierre Fernández, responsable de la empresa. "los que no llevan motor, conocidos como 'dildos', y los que incorporan algo de vibración". Los primeros –salvo si son de vidrio, en cuyo caso se pueden depositar, previo lavado, en el mismo contenedor que los envases de este material–, están fabricados con plásticos, que son derivados del petróleo, de metal o de látex. Esa mezcla impide acomodarlos directamente en cualquiera de las opciones más habituales de la recogida selectiva.
Los componentes pueden utilizarse para hacer nuevos teléfonos, planchas o televisores
"Luego están los que llevan motor, que incorporan piezas electrónicas, antenas, tarjetas, pilas o baterías, que son difíciles de separar. Algunos podrían ir al punto limpio, donde los pequeños electrodomésticos, pero la realidad es que muchos acaban en la fracción de rechazo. Y contienen materiales muy contaminantes", lamenta el directivo de Lys Erotic Store.
Según Fernández, nacido en Francia en 1973 pero afincado desde hace tiempo en Madrid, "nadie piensa que estos productos puedan reciclarse" y, en el caso de que sí se sepa, "la vergüenza hace que mucha gente no quiera llevarlo a un punto limpio". Después de casi siete años en el negocio, Pierre ha visto cómo los clientes volvían a renovar su cesta y cómo lo antiguo se mezclaba en la papelera genérica. "Ningún juguete erótico se recicla para fabricar otro, obviamente. Pero separando correctamente las diferentes partes se pueden utilizar componentes para hacer nuevos para teléfonos, planchas o televisores que lleven un poquito de nuestro antiguo 'compañero sexual'", señala mientras esboza una sonrisa.
Después de investigar posibles soluciones, Óscar y su pareja, dueños de esta franquicia que ya cuenta con dos locales, descubrieron que sólo en Bélgica había una planta de reciclaje que tuviera un apartado específico para los juguetes eróticos. "Los ayuntamientos tienen la obligación de admitirlos en el 'punto limpio' municipal, pero no hay ninguna empresa española que los recicle", comenta. Así, en colaboración con la concejalía de Medio Ambiente de San Sebastián de los Reyes, al norte de Madrid, idearon 'El placer de reciclar', una campaña de recogida en sus tiendas que, además, obtiene premio: "Los que lo traigan y sean clientes, tendrán un 15% de descuento, y los que no, un 10%. Lo hacemos porque queremos concienciar a los usuarios y animar a otras tiendas a que se apunten también", resume.
Cuestión de pedagogía
"Si pueden traer los materiales separados, mejor. Si no, lo haremos nosotros. Desinfectándolo antes, claro. Cuando haya mucho volumen, lo mandaremos a Bélgica o buscaremos empresas que se hagan cargo de ellos, aunque de momento es sólo una cuestión de pedagogía", afirma.
Aunque estos objetos no tengan aún un destino claro, comenzar a recogerlos es ya un "punto de inicio" para que se normalice el reciclaje. "Reciclar no es una opción, sino una obligación", repite como lema Fernández. La web Ecoosfera publicó hace dos años un texto sobre las dificultades en el reciclaje de estos productos diciendo que "normalmente" están fabricados "con una variedad de materiales especializados que los hagan suaves y no porosos (lo que significa que no atraparán fluidos corporales)", lo que descarta los plásticos comunes.
Greenpeace ha ideado una guía con prácticas sexuales 'amistosas' con el ambiente
En el artículo, Patty Moore –responsable de Sonoma, una asociación de reciclaje de California– aseguraba que "no son los materiales en sí los que causan problemas", sino "la falta de una infraestructura de recogida y procesamiento". "Casi cualquier material puede ser reciclado si tienes una infraestructura correcta para ello. La parte difícil es juntar suficiente material en un solo lugar, de manera que pueda ser convertido en materias primas a un costo que sea menor que el de las materias de primera mano”.
"Llevábamos años peleando por tener productos de mayor calidad y menos dañinos. Y es cierto que ahora las cosas son mejores y duran más", continúa Óscar Pierre Fernández. "No queríamos llamarlo Plan Renove porque ese nombre está muy ligado a los vehículos, pero es más o menos lo mismo".
Por su parte, Greenpeace ha elaborado un decálogo con prácticas sexuales "amistosas" con el medio ambiente. Habla de lubricantes ecológicos, ahorro de luz y agua durante la actividad amatoria y sobre el cuidado a la hora de elegir alimentos afrodisíacos, para que no vayan a acabar en el fondo marino. "Olvidemos los viejos orgasmos gracias a los nuevos juguetes", sentencia el propietario de Lys Erotic Store.
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