La conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente es el momento idóneo para recordar la necesidad de reducir el tremendo impacto que las actividades humanas tienen sobre la salud y los equilibrios de los ecosistemas antes de que el mismo sea irreversible y ponga en peligro la supervivencia de la vida en el único planeta donde sabemos que ésta existe.
Los daños causados son globales, aunque en algunos lugares la destrucción del medio alcanza cotas especialmente graves, casi insuperables. Por octavo año consecutivo, la Cruz Verde de Suiza y el Instituto Blacksmith, con sede en Nueva York, han publicado su lista de 10 lugares más contaminados del mundo en 2013.
Según su análisis, el lugar más dañado por la polución causada por el ser humano en todo el globo es el inmenso vertedero de residuos electrónicos situado en el suburbio de Agbogbloshie, junto a la capital de Ghana, Accra. Allí llegan cada año cerca cientos de miles de toneladas de desechos de ordenadores, televisiones, electrodomésticos y teléfonos móviles procedentes del mundo desarrollado, principalmente de Europa Occidental y Estados Unidos.
El inmenso vertedero de Agbogbloshie, en la capital de Ghana, encabeza el listado
Ghana importa cada año 215.000 toneladas de material electrónico de segunda mano, y genera por su parte otras 129.000 toneladas de equipos usados. Una parte se reutiliza o recicla, y el resto (y al final, casi todo) acaba en vertederos como el de Agbogbloshie, donde miles de personas tratan de recuperar materiales para revenderlos. Uno de los más cotizados es el hilo de cobre. Para separarlo de la protección que lo recubre, los rebuscadores lo queman, generando enormes cantidades de partículas tóxicas que contienen, entre otros elementos, el plomo.
Mientras los estándares de seguridad ponen el límite de la misma en la presencia en el suelo de 400 partes por millón de plomo, en algunos puntos del vertedero ghanés se han detectado concentraciones de hasta 18.125 partes por millón. Alrededor del inmenso montón de restos de aparatos se ha creado un asentamiento informal en el que viven una cantidad indeterminada de personas que según las fuentes oscila entre las 40.000 y las 250.000. Todas ellas están expuestas a tan peligrosa presencia de metales pesados.
El segundo lugar de la negra lista del informe es, casi tres décadas después del accidente que hizo tristemente célebre su nombre, Chernóbil, en Ucrania, el colapso e incendio de cuya central nuclear en 1986 emitió cien veces más radioactividad que las bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, contaminó buena parte de Europa y algunas zonas del resto del mundo, afectó a entre cinco y 10 millones de personas y causó unas 4.000 muertes por cáncer de tiroides. El reactor afectado fue cubierto por una estructura de hormigón diseñada para contener la radiación entre 20 y 30 años. Pese a ello, y aunque a niveles ya bajos, todavía son detectables una docena de radionucleidos, como el cesio-137, en las tierras que rodean la planta, que en un radio de unos 30 kilómetros están desde entonces deshabitadas por razones de seguridad.
El tercer puesto en el ranking es para la cuenca del río Citarum, en la isla de Java, en Indonesia, contaminado según estudios del Blacksmith Institute con niveles de plomo mil veces superiores a los considerados máximos para la salud pese a que el curso fluvial proporciona el 80% del agua de boca de Yakarta, la capital del país, en cuya área metropolitana viven 18 millones de personas, irriga los campos de los que se obtiene el 5% del arroz indonesio y abastece a unas 2.000 fábricas. Asimismo, el río acumula grandes concentraciones de aluminio, manganeso y plomo, así como pesticidas de los cultivos que lo rodean.
Elevados índices de cáncer
Sigue en la lista el complejo químico de Dzerzhinsk, en Rusia, donde entre 1930 y 1998 se acumularon 300.000 toneladas de residuos químicos. Más de 190 compuestos nocivos han sido detectados en las aguas freáticas de la zona. La ciudad rusa, de unos 285.000 habitantes, fue considerada la más contaminada del planeta por la última edición del Libro Guiness de los Récords. La esperanza de vida apenas supera allí los 40 años. Y, a continuación, las curtidorías de Hazaribagh, en Bangladesh, más de 200, que vierten cada día 22.000 metros cúbicos de tóxicos, algunos de ellos cancerígenos como el cromo hexavalente, en el río Buriganga.
La segunda mayor ciudad de Zambia, Kabwe, está situada en una zona minera, sector que constituye la principal riqueza del país, donde durante 90 años se extrajo plomo sin ninguna clase de medida de protección para la salud o el medio ambiente. Como resultado, los niveles de plomo en la sangre de los niños son de cinco a 10 veces superiores a los recomendados por las agencias de salud.
En Kalimantan, la parte indonesia de la gran isla de Borneo (que está dividida entre tres estados), el uso de mercurio en la minería del oro, de la que viven más de 40.000 personas, hace que, según datos de las Naciones Unidas, cada año se viertan al medio más de 1.000 toneladas de este peligroso elemento, lo que supone un tercio de toda la contaminación por mercurio que la actividad humana genera en todo el mundo.
Cuatro lugares repiten en la lista desde 2006 sin que se hayan adoptado soluciones
Más de 15.000 industrias vierten sus residuos en la cuenca fluvial de Matanza-Riachuelo, en Argentina, que atraviesa 14 municipios en Buenos Aires. En las tierras de sus orillas hay altas concentraciones de plomo, zinc, cobre, níquel y cromo, en cantidades consideradas altamente peligrosas para la población de la zona, unas 20.000 personas, que sufren de elevadas incidencias de diarreas, enfermedades respiratorias y cáncer.
En el delta del Níger, en Nigeria, la intensa actividad petrolera (se extraen dos millones de barriles al día) ha causado una elevada contaminación por éste y otros hidrocarburos. Entre 1976 y 2001 se registraron unos 7.000 vertidos, la mayor parte de los cuales nunca fueron recogidos ni limpiados. Se estima que fallos en las conducciones o los intentos de robo en las mismas hacen que cada año se viertan en el delta 240.000 barriles de petróleo.
Finalmente, cierra la lista de 10 lugares más contaminados del mundo la ciudad rusa de Norilsk, que albergó desde los años 1930 el mayor complejo mundial de fundiciones de metales; 500 toneladas de óxido de cobre, otras tantas de óxido de níquel y dos millones de toneladas de dióxido de sulfuro son emitidas cada año al aire. La esperanza de vida de los trabajadores es allí 10 años inferior a la media del país.
Se da la circunstancia de que los dos lugares rusos de la lista –Norilsk y Dzerzhinsk–, la zona minera zambiana de Kabwe y, como es lógico, Chernóbil, ya se encontraban en la primera lista confeccionada por las dos entidades en 2006. Desde entonces, nada se ha hecho para remediar tan tremendas amenazas tóxicas.
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