La Fiscalía de Medio Ambiente de la región de Murcia ha abierto diligencias de investigación por las quemas antiheladas en la comarca de la Vega Alta; unas actuaciones que se inician a partir de una denuncia de Ecologistas en Acción sobre la contaminación provocada por este tipo de prácticas.
La organización ecologista expone en su escrito que este tipo de quemas se realizan en municipios como Cieza, en la Vega Alta, desde 2014 a pesar de no estar permitidas por la normativa, y de que se incumplen las recomendaciones de la Dirección General de Salud Pública y de la Dirección General de Medio Ambiente. Recomendaciones que -recuerdan- “han quedado recogidas en las conclusiones de hasta seis informes técnicos diferentes desde 2015, y en los que se advierte a las autoridades, regional y local, sobre el impacto que estas quemas tienen en la calidad del aire y, por tanto en la salud de la población.”
Desde el año 2014, Ecologistas en Acción viene denunciado ante la Comunidad Autónoma y el ayuntamiento de Cieza, municipio más afectado por estas quemas, los numerosos episodios de contaminación que se han ido registrando desde entonces. Sin embargo, “lejos de adoptarse medidas de protección de la población, estas prácticas siguen extendiéndose”, lamenta Pedro Luego, portavoz de la organización ecologista.
Episodios de contaminación extremadamente altos durante 10 y 11 horas consecutivas
Luengo explica que “las quemas antiheladas provocan que la población afectada esté respirando durante estos episodios un aire con valores de contaminación extremadamente altos que pueden llegar a mantenerse hasta 10 y 11 horas consecutivas”. Y cita como ejemplo “la unidad móvil de la Red de Vigilancia de la Calidad del Aire ha llegado a registrar en Cieza concentraciones horarias de PM10 de 915 microgramos/m³, es decir, un valor casi 20 veces por encima del umbral que se considera como indicador de una mala calidad del aire”. Durante este episodio, añade, “se produjeron situaciones como la del ingreso y aislamiento de una joven de Cieza en el Hospital Comarcal debido a una grave crisis asmática”.
Humo mediante la quema de balas de paja, botes de parafina o estufas de fuel.
La organización señala que las quemas antiheladas se realizan a lo largo de los meses de febrero y marzo, ante la previsión de heladas que pudieran dañar algunos tipos de variedades frutales extratempranas, introducidas en los últimos años en áreas agrícolas tradicionalmente frías. En esas condiciones, algunas explotaciones agrícolas recurren a la generación de calor y humo mediante la quema de balas de paja (grandes bloques de paja prensada), botes de parafina, o como más recientemente, mediante estufas de fuel.
El resultado, explica Luengo “son unas inmensas nubes de humo que contienen una amplia gama de contaminantes, y que provocan episodios de contaminación que han llegado a ser calificados como “inaceptables” por la propia Dirección General de Medio Ambiente, quienes, ya en 2015, reclamaban medidas para impedir este tipo prácticas por el impacto que tiene sobre núcleos de población cercanos como Cieza, Abarán y Blanca”.
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