El Gobierno de Japón ha acordado este jueves prorrogar la vida útil de los reactores nucleares más allá del límite actual, que se sitúa en los 60 años, en un contexto de crisis energética global que, para el país asiático, ha supuesto también pasar página a los recortes adoptados tras el desastre de Fukushima en 2011.
Entonces, los daños sufridos por la central de Fukushima tras un terremoto y un tsunami llevaron a las autoridades a pausar su apuesta por la energía atómica, con compromisos específicos para no construir nuevos reactores ni sustituir los que se fuesen quedando obsoletos.
Apuesta por la energía nuclear
Ahora, ha decidido volver a apostar a esta industria, con vistas incluso a que, a largo plazo, haya reactores de nueva generación, dentro de un paquete de medidas con el que el Gobierno aspira a reducir las emisiones contaminantes a la vez que garantiza el suministro tras las sanciones generalizadas a Rusia por la ofensiva lanzada sobre Ucrania.
En el último año fiscal, sólo el 13,4 por ciento de la energía consumida en Japón era propia y mantiene 2050 como año objetivo para completar la descarbonización y llegar a la neutralidad en materia de emisiones, informa la agencia de noticias Kiodo.
El primer ministro, Fumio Kishida, ha anunciado que la reforma llegará al Parlamento cuando arranque el periodo de sesiones ya en 2023 y se ha comprometido a abordar dentro de estos cambios "el problema de fondo de los desechos radioactivos".
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