Hace un año, frente a las costas de California, la cosa no funcionó como se esperaba. Los plásticos escapaban de la barrera flotante, de la que se acabó rompiendo un segmento de 18 metros. Ahora, una versión mejorada del primer proyecto para eliminar las enormes islas de plásticos flotantes que se acumulan en algunos puntos de los océanos, especialmente en el centro del Pacífico, ha obtenido sus primeros éxitos, según ha informado The Ocean Cleanup, la fundación sin ánimo de lucro creada por el joven neerlandés Boyan Slat para limpiar nuestros mares con un diseño de su invención.
Partiendo desde la ciudad canadiense de Vancouver en junio pasado, la versión mejorada de la barrera atrapaplásticos fruto de la inventiva de Slat, bautizada como System 001/B, ha conseguido atrapar gran cantidad de “piezas de desechos plásticos claramente visibles, así como redes fantasmas mucho más grandes asociadas con la pesca comercial, y también microplásticos tan pequeños como 1 milímetro, una hazaña que nos ha sorprendido gratamente”, ha informado la organización.
El primer modelo probado el año pasado tuvo que constatar que la teoría no siempre se confirma cuando se enfrenta a la realidad, en este caso a las aguas del mar abierto. La barrera no conseguía atrapar los desechos como consecuencia de la acción de las corrientes marinas y el propio movimiento ondulante del dispositivo flotante.
Esta vez, la barrera ha funcionado a pleno rendimiento y, aunque solo se trataba de un viaje de experimentación, ha conseguido recoger una pequeña pero esperanzadora fracción de la gigantesca isla de basura plástica flotante que se extiende en aguas del Pacífico entre California y Hawai, donde las corrientes acumulan la basura vertida desde los tres continentes que lo rodean, y trasladarla a tierra firme.
De acuerdo con un estudio publicado en Nature el año pasado, la 'isla', llamada en inglés Great Pacific Garbage Patch (GPGP), crece con gran rapidez, y ya tiene una superficie de 1,6 millones de kilómetros cuadrados, el triple de la extensión de Francia, y estaría formada por unas 80.000 toneladas de residuos, en su inmensa mayoría plásticos.
Slat, nacido en la ciudad de Delft (Países Bajos) y afincado en Estados Unidos, propuso la construcción de la barrera en en una conferencia de TEDx en octubre de 2012, cuando solamente tenía 18 años. Su entusiasmo y tesón lograron con el tiempo los apoyos financieros y técnicos necesarios para crear la fundación, con sedes en Rotterdam y San Francisco, y desarrollar el primer modelo. Y el mismo se hizo a la mar desde San Francisco (Estados Unidos) “después de 273 pruebas de maquetas, seis prototipos en el mar, un mapeo completo del GPGP con 30 embarcaciones y un avión y diversos recorridos para probar el diseño” el 8 de setiembre de 2018.
Eliminar la mitad en cinco años
“Durante sus aproximadamente cuatro meses en alta mar, se probaron muchos aspectos de la tecnología, pero se observó que el sistema no estaba reteniendo el plástico de manera efectiva. Mientras el equipo estaba probando soluciones, una fractura por fatiga de los materiales provocó que una sección de 18 metros del sistema se separara. La tripulación y el sistema regresaron a la costa el 17 de enero de 2019, concluyendo así la primera misión del Sistema 001”, recuerda Slat.
El principal problema con que se encontraron una vez entre las olas era la diferencia de velocidad entre el dispositivo y algunos de los desechos a recoger. Y otro, que el agua, y con ella los fragmentos de basura, superaba a menudo el perímetro del dispositivo. Además, claro está, de la rotura de la barrera. El equipo de ingenieros concluyó que la barrera necesitaba moverse a través del plástico a una velocidad constante para atraparlo y retenerlo de manera efectiva.
“Ya sea yendo más lento o más rápido, el sistema no debe perder lo que se ha acumulado dentro de él”, explican. “También determinamos que la fractura de una sección se debió a la fatiga del material, causada por las concentraciones de tensión en los puntos de soldadura en las conexiones de cola de milano [un modo de ensamblaje de piezas]”. El equipo de ingeniería desarrolló opciones para abordar ambos problemas.
Se logró evitar que el plástico que circulaba más rápido que la barrera escapara de la misma desacelerando el sistema con un ancla de paracaídas. Una vez que se resolvió este desafío principal, se diseñó e implementó una modificación para aumentar el tamaño de la línea de corcho, que se había revelado demasiado baja para las condiciones que se dan en alta mar. Con la nueva línea de corcho reforzada, el plástico flotante queda retenido.
Ahora, “después de comenzar este viaje hace siete años, este primer año de pruebas en el entorno de alta mar indica claramente que nuestra visión es alcanzable y que el comienzo de nuestra misión de librar al océano de basura de plástico, que se ha acumulado durante décadas, está dentro de nuestras posibilidades“, ha explicado Boyan Slat, para quien, aunque todavía queda mucho trabajo por hacer en el diseño del sistema antes de poder enviar una flota limpiadora contra las islas flotantes de plásticos, “nuestros modelos indican que un despliegue del sistema a gran escala podría limpiar el 50% del Gran Parche de Basura del Pacífico en cinco años”.