Una delegación oficial del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) encabezada por su director general, Rafael Grossi, visitará la próxima semana la antigua planta nuclear de Chernóbil, donde vigilará de primera mano los trabajos para evitar un "accidente" después de que la zona haya sido escenario de combates.
La visita arrancará el martes, 26 de abril, y llevará aparejada la entrega de equipos y la vigilancia de los niveles de radicación en este enclave, que permaneció durante cinco semanas –hasta finales de marzo– bajo control de las Fuerzas Armadas rusas.
"El OIEA conoce la planta de Chernóbil muy bien. Este conocimiento, sumado a la experiencia en seguridad nuclear, supone que podremos establecer rápidamente qué es necesario hacer, cómo y dónde", ha explicado Grossi, que tiene previsto comparecer ante los medios el jueves ya de vuelta en Viena.
Grossi, que ya viajó a Ucrania en marzo, ha destacado en un comunicado la "vital importancia" de esta visita, a la que espera que sigan más a otras instalaciones nucleares de Ucrania "en las próximas semanas".
"Se ha evitado el peor escenario"
Hasta ahora, "se ha evitado el peor escenario", pero Grossi ha llamado a no dar nada por sentado y a evitar a toda costa un desastre como el que ya vivió Chernóbil en 1986, por las repercusiones que tendría no sólo para la seguridad de Ucrania sino también para la de otros países vecinos.
En el caso de la antigua central de Chernóbil, llegó a estar desconectada de la red eléctrica y a quedarse sin comunicación con el exterior, mientras se temía también por la integridad de sus trabajadores.
La salida de las tropas rusas permitió a Ucrania organizar la primera rotación de plantilla en tres semanas y esta misma semana se han restablecido las comunicaciones directas entre la planta y la agencia nuclear ucraniana, tras un mes interrumpidas. Entre los retos pendientes figura, sin embargo, el acceso a la propia zona, ya que hay puentes destruidos y parte del terreno estaría minado.