Cuidar nuestra salud es imprescindible, y aún más si se trata de salud auditiva. El oído nos conecta con nuestro alrededor, nos transmite todo lo que ocurre y si hay algún peligro, por lo que cuidar nuestra salud auditiva es fundamental para llevar una vida plena e independiente.
A pesar de las advertencias para cuidar nuestra salud auditiva, en España, más de 200.000 personas utilizan audífonos por la pérdida de audición y además, son cada vez más las personas que viven en riesgo auditivo.
Por ello, los especialistas de GEA Audífonos han establecido diferentes causas de nuestra vida diaria que inuyen en la contaminación acústica y la pérdida de audición:
1. Profesión: existen profesiones de riesgo donde la actividad acústica llega a superar los valores recomendables y donde, a largo plazo, las personas que las desempeñen tendrán que hacer uso de audífonos. Entre estas profesiones se encontrarían los obreros, camareros de discotecas y mineros entre otros. Por lo cual es muy recomendable en estos casos utilizar algún tipo de seguridad auditiva para no recibir un alto impacto acústico.
2. No cumplimiento de la normativa de prevención de riesgos laborales: en estas profesiones habitualmente el grado de protección de la salud auditiva no suele ser completo, lo que aviva la aparición de síntomas de pérdida de audición.
3. El lugar de residencia: el lugar en el que vivimos se convierte en uno de los factores fundamentales, ya que las personas que conviven en las grandes ciudades tienen mayor riesgo de sufrir pérdidas auditivas. Además, este factor está condicionado también por otras causas como obras continuadas o vivir cerca de aeropuertos o vías de tren.
4. Mal uso de auriculares: este es un problema que se desarrolla en mayor medida entre los más jóvenes, ya que muy pocos utilizan el volumen recomendable. Además, una exposición a largo plazo de estas magnitudes puede conllevar riesgos para la salud
auditiva.
5. Explosiones o ruidos de carácter puntual: estos tipos de ruidos tienen un nivel superior a 140 decibelios por lo que pueden producir alteraciones en el equilibrio acompañadas de un fuerte dolor de oído y la consiguiente pérdida de audición, que puede resultar incurable.
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