Del 16 al 22 de septiembre se ha celebrado la Semana Europea de la Movilidad (SEM) 2016, una campaña de concienciación dirigida a sensibilizar a los responsables políticos y a los ciudadanos de cada país, sobre las consecuencias negativas que tiene el uso irracional del coche en la ciudad, tanto para la salud pública como para el medio ambiente, y los beneficios de los modos de transporte más sostenibles como el transporte público, la bicicleta o los viajes a pie.
Uno de los retos de las sociedades desarrolladas en materia de movilidad es evolucionar hacia modelos económicos bajos en carbono y menor consumo energético, haciéndolo con criterios de equidad social y reparto justo de la riqueza.
Toca evolucionar hacia una economía baja en carbono y un menor consumo energético
Las estrategias de movilidad sostenible buscan una solución integral a los problemas ambientales y sociales que los modelos actuales de los sistemas urbanos e interurbanos llevan asociados. A la hora de planificar las actuaciones urbanísticas es clave integrar la movilidad sostenible en la toma de decisiones.
Campañas como la Semana de la Movilidad nos ayudan a detectar posibles actuaciones a adoptar por las administraciones, empresas, agentes sociales, instituciones y la propia ciudadanía, para propiciar el cambio necesario en el modelo actual de movilidad. Hay que transformarlo haciéndolo más eficiente y sostenible, contribuyendo con ello a la reducción de sus impactos, como la disminución de gases de efecto invernadero y otros contaminantes contribuyendo a la lucha contra el cambio climático.
Conscientes de la importancia de apostar por un nuevo modelo de movilidad, el Instituto Superior del Medio Ambiente y la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) han creado un nuevo programa formativo, Técnico en Movilidad Sostenible, para formar a los profesionales en esta materia tan necesaria en administraciones locales y empresas.