Senegal es un destino estable y seguro dentro del mapa africano, y por ello se trata de una opción idónea para un primer contacto con el continente. El país es conocido por la teranga, que en lengua wolof, la mayoritaria entre sus habitantes, significa hospitalidad, una acogida calurosa que el viajero percibe nada más pisar tierra senegalesa.
Lo más importante para conocer Senegal es el contacto con su gente, lo que garantiza la mejor manera de vivir una gran experiencia viajera. Desde hace cuatro años, en Tarannà organizamos un viaje responsable a la zona sur del país, la región de Casamance, separada del resto de Senegal por el estrecho y alargado estado vecino de Gambia.
El viajero se aloja en casas particulares y comparte el quehacer de los aldeanos
La estancia se realiza en la aldea de Caparan, donde de la mano de Quim Fàbregas se realiza un viaje muy especial y cargado de sentimiento. La filosofía que lo anima es la de que el viajero conviva con su gente y descubra su cultura.
En esta zona predomina la etnia diola, que basa su economía en la agricultura. Cada familia tiene su pequeña parcela para cultivar, que por suerte es de una tierra extremadamente fértil. La décima parte de la cosecha que se recoge es para el consumo propio. Uno de los proyectos que hemos desarrollado en relación con este viaje ha sido la colaboración en la creación de un huerto para las mujeres cerca del pueblo en el que cada familia dispone de un pedazo de terreno que le permite mejorar su alimentación y disponer de más productos con los que acudir al mercado.
Durante la estancia, el viajero se sumerge en la vida local desde el primer momento. Se aloja en casas particulares y comparte el día a día de los aldeanos. Se juega con los chicos más pequeños al fútbol, se cocina junto a las mujeres y, en el contexto de una cultura predominantemente oral, se escuchan las historias de la vida cotidiana que gustan de contar de noche los hombres y los ancianos.
Creencias animistas
Durante el viaje podemos descubrir los rituales de su religión animista, que se basa en la creencia en los espíritus y en el alma de la naturaleza. Por eso, uno de los días que pasamos en la aldea se visita al curandero, que practica la medicina tradicional utilizando cortezas y hojas de los árboles y otras plantas, y también se asiste al ritual de las mujeres de Caparan en el bosque sagrado a la salida del sol, en el que con el agua y las hojas de los árboles purifican a cada persona para que tenga buena energía.
Durante estos cuatro años de convivencia en esta región de Senegal nos hemos involucrado en diferentes proyectos de desarrollo, intentando llevarlos a cabo de manera técnicamente rigurosa, pero también con el corazón. Así, hemos impulsado iniciativas de educación, ayudando a la escuela primaria con aportaciones de material escolar y elevando a casi el 100% la tasa de escolarización del pueblo a través de la creación de una escuela de fútbol en la que los niños tienen que estudiar obligatoriamente para poder participar en sus actividades.
Nos hemos involucrado también en la construcción de una guardería, una de las pocas que hay en la región de Casamance, para que los niños y niñas de 3 a 6 años inicien su formación y mientras sus madres dispongan de más tiempo para sus numerosas actividades domésticas y productivas.
El proyecto turístico ha equipado la escuela y la guardería y recuperado un dispensario
En el campo de la sanidad hemos reconstruido un dispensario hospitalario y proporcionado formación a los enfermeros, y se ha participado asimismo en la construcción de un pozo de agua situado en el mismo recinto. Y, por último y lo más reciente, Tarannà ha colaborado en la construcción de un centro cultural para que los jóvenes puedan disponer de su espacio y desarrollar su creatividad en ámbitos como la música, el teatro o la costura, entre otras actividades.
Estos proyectos han sido posibles gracias a los participantes en los viajes responsables, que hacen que esta aldea y las aldeas vecinas hayan mejorado notablemente sus condiciones de vida y que cada joven pueda acceder a una educación que le abra las puertas a un mejor futuro, en el que encuentre su lugar y su realización personal para poder vivir con tranquilidad y humanidad.
Esta la esencia del viaje que proponemos: hacer del descubrimiento de otras tierras y otras gentes una experiencia que llene los sentidos de los viajeros y, a la vez, los de nuestros anfitriones. Para que todos salgan beneficiados.