Los resultados de un estudio realizado por investigadores/as de la facultad de Psicología de la Universidad de Almería señalan que los emprendedores potenciales tecnológicos son más optimistas que las personas clasificadas como potencialmente no emprendedoras. Otra conclusión es que este tipo de emprendedor no muestra mayores niveles de realismo cuando se compara con los otros grupos de personas estudiadas.
Según explicó a SINC Jorge López Puga, uno de los autores del trabajo, que se ha publicado en la revista Psicothema, existe bastante consenso entre la comunidad científica respecto al papel que juega el optimismo en el bienestar. “Por lo general, cuanto más optimista es una persona se considera que afrontará mejor los problemas, será más hábil frente a la toma de decisiones, sus relaciones sociales se fortalecerán, obtendrá mejores resultados frente a tareas difíciles y, en definitiva, gozará de una mejor salud psicológica”.
Si se traslada esta idea al campo de la gestión y la creación de empresas, se pueden extraer conclusiones parecidas, opina López Puga. Con esta teoría, se podría llegar a la conclusión de que los emprendedores más optimistas podrán enfrentarse mejor a los problemas, optimizarán su toma de decisiones, sus vínculos con otras personas y empresas tenderán a fortalecerse y, por consiguiente, sus aventuras empresariales serán más viables.
En exceso es peligroso
No obstante, añade el investigador, cada vez son más las evidencias que muestran que un optimismo injustificado puede propiciar una gestión empresarial demasiado arriesgada que atente flagrantemente contra la sostenibilidad temporal del negocio. De hecho, dice, muchas de las start-ups fracasan en sus primeros cinco años de vida, aunque sus ideas iniciales fueran buenas.
“Hay situaciones en la vida, y más en el ámbito empresarial, donde un optimismo injustificado puede ser nefasto para los intereses individuales y colectivos. En el contexto de la creación de empresas el optimismo desmesurado puede tener consecuencias negativas y podría estar en la base de numerosos fracasos en la nueva empresa. Por ello, en nuestro trabajo planteamos la idoneidad de introducir la consideración de este hecho en los programas de potenciación o formación de futuros emprendedores de base tecnológica con el objetivo de que este tipo de problemas sean previstos y superados de manera airosa”, señala el investigador.
Los autores del estudio han utilizado una escala de medida, destinada a evaluar el grado de optimismo subjetivo que manifiestan las personas, llamado Life Orientation Test-Revised, que se ha comenzado a utilizar en la investigación sobre emprendimiento hace tan solo tres o cuatro años. “Además de obtener medidas de optimismo y pesimismo a partir de éste instrumento de medida, hemos introducido un método novedoso para estimar el grado en que las personas se consideran realistas respecto a su futuro”, señala Jorge López Puga.