Las mascarillas se han convertido, con la pandemia del coronavirus, en un producto de primera necesidad. Las hay profesionales, industriales y tambien artesanales y caseras. Pero la inmensa mayoría suponen un problema para las personas sordas. No les permiten leer los labios de sus interlocutores. Acudir al médico o comprar, por ejemplo, les resulta prácticamente imposible estos días porque no pueden comunicarse con las personas que llevan mascarillas convencionales.
Para remediarlo, la Asociación de mujeres + Tú, de la localidad de El Vendrell, al norte de la provincia de Tarragona, ha fabricado de manera voluntaria unas 8.000 mascarillas, de las que un centenar son transparentes y permitirán tanto proteger del contagio como permitir la comunicación con personas que no oyen bien.
Tienen el frontal de plástico transparente y solamente son textiles el marco del mismo y las tiras para sujetarlas a las orejas. Una simple apertura en medio permite leer los labios de quien habla. Ya las han ofrecido a la Federación de Personas Sordas de Cataluña, Fesoca.
Albert R. Casellas, presidente de Fesoca, afirma que "las mascarillas no son una solución al 100%, pero es verdad es que son un gesto, un complemento de refuerzo para nuestra comunidad de cara a mejorar nuestra comunicación."
Voluntarias de Fils amb Cor (Hilos con Corazón, en catalán), un centenar de personas, que cosen estas mascarillas, también las han hecho llegar a médicos y personal sanitario. Lidia Rodríguez, miembro de esta entidad, explica que "pensamos que si una persona enferma que fuera sorda fuera a un centro sanitario y no pudiera leer los labios porque todo el mundo lleva mascarilla, y no todo el mundo conoce el lenguaje de signos, estaría bien hacer un tipo de mascarilla que hiciera posible la visibilidad de los labios".
Las mascarillas transparentes también son muy útiles para los intérpretes de la lengua de signos. En China las han utilizado en las ruedas de prensa. En las redes sociales hay numerosos tutoriales donde se puede aprender a fabricarlas. Y algunos diseños están pensados no sólo para facilitar la comunicación, sino para recuperar las sonrisas que ahora quedan escondidas detrás de las mascarillas.
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