Cuando los primeros colonos europeos llegaron a Australia a finales del siglo XVIII, se estima que había en la isla-continente unos 10 millones de koalas (Phascolarctos cinereus). Ahora se calcula que quedan apenas alrededor de 43.000 de estos marsupiales de color gris, prominente hocico oscuro en forma de cuchara, ojos ligeramente oblicuos y grandes orejas peludas subsistiendo en libertad en el medio natural en las zonas costeras del este y el sur australianos.
Entre las causas de su rápido declive, acelerado en las últimas décadas, se cuentan la principalmente la pérdida de hábitat, junto a los ataques de perros domésticos, los atropellamientos, el cambio climático –que ha avivado los incendios y las sequías– y las enfermedades. Sumados a la vulnerabilidad de este animal de movimientos lentos, dieta muy especializada (las poco nutritivas y tóxicas para otros animales hojas de eucaliptos) y reproducción lenta –la madurez sexual les llega a los tres o cuatro años y solo tienen un cría, que pasa 22 semanas en la bolsa de su madre–, estos factores en casi todos los casos de origen humano están poniendo al límite de la desaparición a uno de los animales más populares del planeta.
Son animales vulnerables y lentos que duermen más de 20 horas al día
"Los koalas son un tesoro nacional. Sería una pena que este animal emblemático de nuestro país no tuviera asegurado su futuro", proclamó Gladys Berejiklian, primer ministro del estado de Nueva Gales del Sur (NSW en sus siglas en inglés), que reúne las mayores poblaciones de koalas (en muchos otros territorios australianos está ya extinto), al presentar la semana pasada un ambicioso plan de su gobierno para ayudar a estos marsupiales a salir adelante, valorado en 44 millones de dólares australianos (unos 30 millones de euros) que se invertirán a lo largo de los próximos tres años.
El plan se ha visto motivado por un informe presentado en 2016 por la especialista Mary O'Kane, científico jefe de la administración del estado, que concluyó que la población de koalas en NSW había caído un 26% en los últimos 15 a 20 años y proponía diversas estrategias de conservación. La Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) clasifica al koala como “vulnerable”.
100 árboles para vivir
El plan tiene varios ejes. Por una parte, se destinarán unos 12 millones de euros a la preservación de los bosques abiertos de eucaliptos donde habitan los koalas. Se prevé proteger de esta forma una extensión de unas 24.000 hectáreas. El gobierno de NSW adquirirá 20.442 hectáreas de bosque estatal en la costa norte y en Upper Hunter, Central Coast, Hawkesbury y Southern Highlands, y transferirá otras 4.096 hectáreas de bosque estatal a los parques nacionales. Por otra parte, se ofrecerán incentivos a los propietarios particulares de tierras para que preserven los bosques, se plantarán nuevos árboles y se dispondrán fuentes de agua para ayudar a los marsupiales. Se trata de animales muy territoriales y se estima que cada koala necesita unos 100 árboles para vivir, que pese a su aspecto bonachón defienden con agresividad de otros ejemplares.
Por otra, se trabajará en el terreno de la salud de sus poblaciones para combatir las enfermedades que los diezman, entre ellas la clamidia, dolencia de transmisión sexual que les causa ceguera, infertilidad y finalmente la muerte, para la que se pretende experimentar con una vacuna. Se destinarán recursos a la investigación y a la construcción de un nuevo hospital para atender a los ejemplares enfermos y heridos, que se erigirá en la localidad de Port Stephens.
En 1924 se exportaron más de dos millones de pieles de estos marsupiales
Asimismo, se pondrán en marcha una base de datos de hábitats y poblaciones de koalas, una línea directa y una aplicación para informar del hallazgo de animales con problemas, un plan de capacitación de veterinarios y enfermeras para atenderlos y medidas para que eviten los puntos negros de las carreteras donde se registran más atropellamientos, como la construcción de cercas que las aíslen. Uno de los principales se halla en la Picton Road a su paso por Wollondilly
Los koalas miden entre 60 y 85 centímetros y pesan de cuatro a 15 kilos. Debido a la pobreza de su dieta, son de movimientos lentos, llevan una vida sedentaria y suelen dormir hasta 20 horas al día (el resto, de noche, lo pasan comiendo más de un kilo de hojas por jornada). Los aborígenes australianos los cazaban como alimento pero nunca pusieron en peligro sus poblaciones, Sin embargo, con la llegada de los europeos, las cosas cambiaron. A principios del siglo XX era cazado a gran escala por su piel gruesa y suave. Se estima que más de dos millones de pieles salieron de Australia solamente en 1924. En 1915, 1917 y 1919 se mataron más de un millón de koalas en el estado de Queensland con diferentes procedimientos, como las armas de fuego, veneno y trampas. Ahora los humanos parecen querer compensar semejante barbarie.