El Metro de Madrid está plagado de amianto. Ya son más de 90 los vagones en los que se ha detectado la presencia de este material ignífugo y aislante pero altamente tóxico también conocido como asbesto, prohibido en España desde 2001, que puede provocar cáncer a las personas que se expongan a él, aunque la empresa insiste en que no ha sido éste el caso de los empleados que han trabajado en los mismos y en que el riesgo para los pasajeros es “nulo”, razón por la cual ninguno de los convoyes ha sido todavía inmovilizado.
Sin embargo, al menos dos trabajadores cuya labor estaba vinculada con los convoyes y manipularon el amianto están afectados de cáncer de pulmón (y el sindicato Comisiones Obreras apunta la posibilidad de que exista un tercero). Precisamente fue la denuncia de uno de ellos, al que se le ha reconocido la enfermedad laboral y no descarta emprender acciones contra la empresa, la que destapó el caso de la presencia del producto en los trenes en octubre pasado. El segundo empleado enfermo está en trámites ya avanzados para que se le reconozca el origen laboral de su dolencia.
La empresa conocía su existencia desde 2003 y pese a ello vendió trenes a Buenos Aires
La intervención posterior de la Inspección de Trabajo constató que, pese a que la empresa sabía desde 2003 de la presencia del cancerígeno en al menos 115 unidades del metro, el personal no había sido advertido de la presencia del material ni formado para manipularlo de forma segura, motivo que llevó a la Fiscalía de Madrid a abrir diligencias. Todos los empleados que pudieron estar en contacto con el amianto están siendo objeto de revisiones médicas, hasta el momento más de 340. En el metro de Madrid trabajan unas 6.000 personas y 2,3 millones de viajeros utilizan a diario sus convoyes.
Según la empresa, el número de trenes afectados representa solamente el 4% de los más de 2.300 coches de que dispone la flota del suburbano madrileño. Se trata de una parte de los del modelo 2000, una partida de los cuales fueron vendidos al Metro de Buenos Aires en 2011 pese a que la empresa madrileña conocía la presencia del amianto desde dos años después de su prohibición, por lo que cometió una gravísima ilegalidad.
En la capital argentina se han retirado del servicio las 24 unidades, pertenecientes como las que siguen en España a una serie fabricada en los años 90 –antes por tanto de la prohibición del amianto– por la empresa CAF (Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles, con sede en la localidad vasca de Beasáin), que también ha suministrado material rodante, no necesariamente de estos modelos, a los metros de Barcelona, Bilbao, Valencia, Sevilla, Málaga y Palma de Mallorca, además de a otra decena de ciudades extranjeras. La empresa del metro bonaerense ha anunciado que demandará al metro de Madrid si los tests de amianto de los vagones dan positivo.
"Un pequeño componente eléctrico"
Según Metro de Madrid, el amianto se halla en el recubrimiento de “un pequeño componente eléctrico” situado en la parte inferior de los vagones al cual los viajeros “no tienen acceso”, por lo que “no supone ningún peligro” para ellos por mucho que utilicen este medio de transporte. Otra cosa es el riesgo al que se han enfrentado durante largos años los trabajadores encargados del mantenimiento y eventuales reparaciones de la maquinaria. También se ha detectado amianto en un tren más moderno, de la serie 6.000, construido tras la prohibición, al que en una reparación se le colocó una pieza de un convoy más antiguo. Pero fuentes de la plantilla o de empresas subcontratadas han alertado de que el material se halla también en los falsos techos de diversas estaciones, de algunas de las cuales ya se ha retirado en los últimos años, pero podrían quedar todavía al menos una veintena por sanear.
El informe de la inspección laboral, que ha sancionado a la compañía con una multa de 191.000 euros, revela que la plantilla ha realizado durante más de una década trabajos susceptibles de exponerles al amianto en estos entre 92 y 96 vagones de las líneas 1, 6 y 9 sin haber sido informada de la presencia del amianto. El documento acusa a Metro de Madrid de no haber adoptado las pertinentes “medidas técnicas generales de prevención, ni medidas organizativas, ni medidas de higiene personal, ni de protección personal”.
Barcelona encarga un inventario del material en su red para su erradicación
En la relación de los vagones afectados remitida esta semana por la dirección del metro al Comité de Salud Laboral de la empresa para el conocimiento de los empleados se les insta a no tocar en ningún caso las piezas de amianto. Como protesta por las irregularidades cometidas por la dirección, el Sindicato de Maquinistas convocó paros en el metro madrileño para los días 9 y 13 y para hoy mismo.
La fiscalía, que estudia la posible comisión por parte de la compañía de un delito contra la seguridad de los trabajadores y le reclamó que informara con urgencia de las medidas que haya adoptado en relación con las piezas de los vagones que contienen el amianto, envió la semana pasada a la Policía Judicial a las cocheras del metropolitano de Laguna y Cuatro Vientos a requerir información y tomar fotografías de los coches afectados, según confirmaron fuentes sindicales.
Ante lo ocurrido en el Metro de Madrid, Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), la compañía gestora de los servicios de metro y autobús, además de varios funiculares y teleféricos y un antiguo tranvía turístico, de la capital catalana, encargó en diciembre a la compañía Inse Rail, con sede en Vilanova i la Geltrú, especializada en ingeniería y consultoría ferroviaria, un inventario de la presencia de amianto en la red del suburbano, que tiene 156 estaciones y cuyas líneas cubren más de 140 kilómetros de recorrido.
Según los trabajadores, el amianto fue habitual durante décadas en sistemas de frenado de los trenes posteriormente prohibidos. Pero los especialistas recuerdan que el amianto se ha utilizado en el transporte ferroviario en general (no necesariamente en el metro) para muchas otras aplicaciones: depósitos de agua prefabricados con fibrocemento, tejados del mismo material, tuberías aislantes en paredes y techos, camisas aislantes de radiadores y apagachispas, y, en los vagones, en techos y partes inferiores de los mismos, a los que se aplicaba amianto bituminoso como material anticorrosivo. Antes de su prohibición, incluso se llegó a utilizar amianto en las fibras textiles de asientos y pavimentos.
La empresa encargada del inventario, que según las condiciones del contrato tendrá que entregar los resultados en un plazo de 18 meses, declinó hacer manifestación alguna a EcoAvant.com. Los resultados de su trabajo servirán para elaborar un plan de retirada total del amianto a medio plazo en vagones, estaciones, talleres y todas las demás dependencias de la red del tren metropolitano barcelonés.
“¿Dónde está el amianto utilizado en el metro de Barcelona tras la repetida acción de frenado que se habrá realizado millones de veces en los túneles durante décadas? Sistemas basados en la utilización de amianto, y su consiguiente desgaste por fricción, habrán sido proyectados durante años a lo largo de kilómetros en la red metropolitana de Barcelona, y dudo de que los restos hayan desaparecido por arte de magia, puesto que no se trata de un material biodegradable”, denunciaba en una carta publicada en 2015 en El Periódico de Catalunya un trabajador de mantenimiento de la red a raíz del anuncio de un estudio sobre la calidad del aire que respiran los usuarios.
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