El joven holandés Boyan Slat advierte que es demasiado atrevido considerar su invento “un método factible” para limpiar de plástico los océanos. Todavía no, asegura. Sobre todo porque el mecanismo que él mismo ha diseñado y que ya le ha hecho famoso aún está en fase de investigación y de pruebas.
De nada han servido, sin embargo, sus peticiones de prudencia y paciencia. Los resultados preliminares de la que ya se conoce como Matriz Limpiadora de Océanos (Ocean Cleanup Array) son tan prometedores que los medios de comunicación llevan meses contando su historia y presentando al mundo su innovador sistema.
Todo comenzó hace un par de años, cuando Slat, estudiante de primero de Ingeniería Aeroespacial, se pasó un verano entero analizando el tamaño y la cantidad de partículas de plástico que se acumulan formando grandes islas de basura oceánica.
El inventor cree que podría eliminar la gran isla de plástico del Pacífico en cinco años
Su trabajo final ganó varios premios, entre ellos el de Mejor Diseño Técnico 2012 en la Universidad Tecnológica de Delft (Países Bajos). Boyan continuó desarrollando su concepto y lo descubrió varios meses más tarde en las famosas charlas TEDx.
El invento podría eliminar más de siete millones de toneladas de residuos plásticos en cinco años, según las estimaciones de su creador, lo que borraría de la superficie de los mares las inmensas manchas de este material contaminante que navegan a la deriva.
También podría, potencialmente, salvar la vida de cientos de miles de animales a los que el plástico mata cada año, reducir los contaminantes (incluidos los PCB y el DDT) que se acumulan en la cadena alimentaria y ahorrar millones de euros, tanto en costes de limpieza como en ingresos de turismo perdidos o los daños a las embarcaciones marinas.
El dispositivo que Salt ha diseñado consta de una red anclada formada por barreras flotantes y plataformas de procesamiento, capaces de abarcar áreas de mar mucho más grandes que las que las redes permiten. Mientras el cuerpo central se asemeja a una raya gigante, sus brazos parecen largas escaleras de acero que se cortan como una escuadra.
El objetivo del ingeniero es desplazar esta matriz limpiadora a los lugares del mundo donde se concentran las mayores sopas de plástico para recogerlo y reciclarlo, actuando como un embudo-colador gigante.
55 contenedores diarios
La matriz se anclaría a unos 4.000 metros de profundidad, y el ángulo de los brazos obligaría al plástico a moverse en la dirección de las plataformas, donde se separaría el plancton. Los desechos serían filtrados y almacenados para su reciclaje y venta, lo que haría de todo el proceso un sistema económicamente rentable.
En menos de un año, y gracias en buena parte a las redes sociales –el vídeo de su charla suma ya más de un millón de visitas– el joven Slat aparcó su carrera universitaria y creó la Fundación Cleaning Up Ocean. La organización sin ánimo de lucro, encargada de la aplicación de sus propuestas tecnológicas, cuenta con una plantilla de más de 50 ingenieros, modeladores, expertos en otras áreas y estudiantes, que trabajan desde hace meses en el primer prototipo.
Sin embargo, las críticas a la ambiciosa combinación de ecologismo, creatividad y tecnología que propone Slat no se han hecho esperar. Para algunos, su idea está reñida con la magnitud de los océanos y las dimensiones del problema de contaminación que sufren. Los hay incluso que piensan que el sistema podría formar parte de un espectáculo bienintencionado pero perjudicial.
Cada año acaban en el agua más de 10 millones de toneladas de desechos
Según Greenpeace, cada año se producen en el mundo 100 millones de toneladas de plástico, de los cuales, alrededor del 10 por ciento es lanzado directamente por el hombre o acaba siendo arrastrado por el agua o el viento a los océanos.
Uno de los mayores vertederos oceánicos es la conocida como Gran Mancha de Basura del Pacífico, que tiene ya casi el triple de la superficie de España. Según una organización patrocinada por la revista científica Nature, en este cementerio de residuos situado en el vórtice del Pacífico Norte se acumulan alrededor de 3,5 millones de toneladas de basura, que se mueven dibujando una densa y lenta órbita.
El 80% de los desechos está formado por plástico. Desde tapones de botellas a cepillos de dientes o cubos. Muchos de los materiales se conservan intactos, pero la gran mayoría son partículas muy pequeñas, casi microscópicas, como diminutos copos o gachas, que han sido desgastadas por la luz y el clima y resultan casi imperceptibles a simple vista.
El descubridor de esta vergonzosa e inmensa mancha, el marinero Charles Moore, cree que sería necesario un esfuerzo masivo y casi interminable para limpiarla. Boyan Slat, en cambio, piensa que, con su embudo-colador, bastarían cinco años, ya que serán las mismas corrientes marinas las que harán el trabajo.
Las plataformas se alimentarían de la energía solar y de las olas, se reducirían las emisiones contaminantes y se ahorrarían grandes cantidades de dinero en mano de obra. Además, calcula que se podrían extraer 55 contenedores llenos de plástico cada día, y su reciclaje daría beneficios.
Hasta el momento, el proyecto del estudiante de ingeniería ha recaudado más de 90.000 dólares (unos 65.000 euros) a través de microdonaciones y es mucha la fascinación que ha generado. Él, mientras tanto, sigue pidiendo tiempo y prudencia. Y negándose a conceder entrevistas hasta que el estudio científico que garantice la viabilidad de su plan esté listo.