En noviembre de 2009, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) pidió a la comunidad internacional 44.000 millones de dólares anuales (que hoy serían unos 40.430 millones de euros) para acabar con el hambre en el mundo, una tragedia evitable que afecta a más de 1.000 millones de personas en el planeta y mata a unas 80.000 cada día (más de tres millones de niños y niñas al año). Solamente consiguió el compromiso de unos 5.000 millones.
Según datos de la ONG Acción contra el Hambre, con 9.000 millones de euros al año se podría "aplicar el paquete básico nutricional en los 15 países con mayor carga de desnutrición". Ni para eso llegaría con tamaña generosidad de los gobiernos del mundo. Pero, en 2014, el gasto militar mundial ascendió al menos a 1,63 billones (con 'be') de euros.
La abrumadora cifra la aporta en su último informe anual el Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz (SIPRI), el organismo de referencia en la materia, con sede en Estocolmo (Suecia). Y pese a todo, el dato es ligeramente mejor que el del ejercicio anterior, 2013. Y se trata del tercer año consecutivo en que, aunque muy ligeramente, el dinero empleado por los gobernantes del mundo en comprar armas ha descendido en términos reales.
En 2009, la FAO pidió 40.000 millones para acabar con el hambre. Consiguió 5.000
En plena conmemoración del 70 aniversario del bombardeo con armas nucleares de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki –que puso final a la Segunda Guerra Mundial, la más destructiva de la historia de la humanidad, que provocó casi 60 millones de muertos–, Estados Unidos seguía teniendo desplegadas a principios de 2014 al menos 7.300 armas nucleares operativas, frente a unas 8.000 rusas, 225 británicas, 300 francesas, 250 chinas, de 90 a 110 indias, de 100 a 120 paquistaníes, unas 80 israelíes (un país que nunca ha admitido tenerlas) y, probablemente, de 6 a 8 norcoreanas.
En total, nuestro planeta acumula 16.350 bombas nucleares miles de veces más potentes cada una de ellas que las que mataron a cientos de miles de civiles japoneses en 1945. Por ver el vaso algo más lleno, en 2013 se estimaban 17.270. Y en 1970, en plena Guerra Fría, unas 40.000.
Estados Unidos, cuyo presidente consiguió (el mismo año de la cumbre alimentaria de Roma donde la FAO pidió la ayuda citada) el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos en favor del desarme, sigue encabezando la lista de inversiones en armamento, con más de 560.000 millones de euros, a una enorme distancia del resto del países.
De hecho, Estados Unidos gasta en su arsenal bastante más que todos los demás países del planeta juntos, y son casi 200. El segundo mejor cliente es China, con casi 200.000 millones de euros, dejando ya muy atrás a Rusia, que sólo pudo dedicar a armarse hasta los dientes unos 84.500 millones de euros, y al país que acoge los lugares sagrados de una de las religiones que hablan de paz y amor fraterno, Arabia Saudí, que dedicó al asunto más de 80.000 millones de euros, un 17% más que el anterior (el mayor crecimiento porcentual del mundo), invertidos en máquinas de matar que está empleando en Yemen.
España, sin austeridad para las armas
El informe del SIPRI, del que hay traducciones disponibles en español y catalán gracias a la Fundació per la Pau (Fundipau), entidad colaboradora del instituto, resume que la cifra de gasto mundial en armamento de 2014 "representó el 2,3% del producto interior bruto mundial, o 245 dólares (225 euros) por persona en el mundo", aunque hace notar como leve nota positiva que "el total es aproximadamente un 0,4% inferior en términos reales al de 2013".
"El gasto militar mundial parece seguir dos tendencias divergentes: una tendencia a la baja en Occidente, empujada por la austeridad, los esfuerzos por controlar el déficit presupuestario y la finalización de guerras largas, y tendencias al alza en el resto del mundo, debidas a una combinación de crecimiento económico, preocupaciones en materia de seguridad, ambiciones geopolíticas y, con frecuencia, factores políticos internos", señalan los investigadores del SIPRI.
Así, "en África y Oriente Medio se produjeron incrementos especialmente grandes, mientras que en Europa se continuó notando el impacto de las políticas de austeridad". El aumento del gasto en armas en el continente más pobre de la Tierra fue del 6%, y en la región más explosiva del globo, del 5,2%.
El Gobierno español del PP no parece estar nada preocupado por esa austeridad presupuestaria en lo que a la defensa se refiere. Durante la próxima década y media, y para hacer frente a los denominados Programas Especiales de Armamento (PEAS), invertirá 22.500 millones de euros. El importe total de los PEAS, que se iniciaron en tiempos de Gobierno del PSOE a finales de los 90, será al final de unos 30.000 millones, cifra que equivale al 3% del Producto Interior Bruto y es casi lo que cuestan al año las nóminas de todos los funcionarios del Estado (540.000 el año pasado, según datos del Ministerio de Hacienda).
Estados Unidos, con 560.000 millones, invierte más dinero que todo el resto del mundo
Y tan lejos de haber acabado de pagar tan descomunal factura, y después de seis años de recortes inclementes en sectores como la sanidad o la educación, el Ejecutivo de Mariano Rajoy se ha comprometido en nuevos programas para adquirir navíos de guerra y otro armamento sofisticado por otros 10.000 millones.
China se ha aupado al puesto de tercer mayor exportador de armas del mundo, aunque su cuota de mercado, del 5%, queda todavía a una distancia sideral del 58% del negocio de la muerte que acaparan los Estados Unidos y Rusia. Pero entre 2010 y 2014, las ventas chinas crecieron nada menos que un 143% respeto al quinquenio anterior. En el conjunto del planeta, el volumen del comercio de armas aumentó un 16% de un quinquenio a otro. Asia concentró el 48% de las importaciones.
Dejando las comisiones de los intermediarios y los políticos corruptos aparte, los mayores beneficiarios de esta inmensa locura son los accionistas de las grandes y lucrativas empresas del sector, al frente de las cuales se sitúan las estadounidenses Lockheed Martin (27.560 millones de euros en ventas y 2.521 de beneficios en 2014) y Boeing (25.366 millones de facturación y 3.583 de ganancias), seguidas de la británica BAE Systems, las de nuevo norteamericanas Raytheon, General Dynamics y Northrop Grumman, la europea EADS (en la que participa España, y que facturó 14.148 millones de euros), United Technologies y la italiana Finmeccanica.
Una clasificación mucho menos tétrica es la del Índice de la Paz Global que también elabora cada año el SIPRI evaluando el grado de pacifismo de 162 países. En 2014 estaba al frente del mismo Islandia, seguida en este orden por Dinamarca, Austria, Nueva Zelanda y Suiza. A la cola, Somalia, Iraq, Sudán del Sur, Afganistán y, cerrando la lista, Siria.