Por fin la humanidad empieza a darse cuenta de que el agua es el recurso natural más importante, mucho más que el petróleo, la madera o los minerales estratégicos. Y más valioso que el oro o los diamantes. Pero ha tenido que esperar a que empiece a escasear. El dinero ha vuelto ya los ojos hacia lo que augura que será uno de los más lucrativos negocios en un inmediato futuro. Como siempre, la estrategia será acaparar el recurso para especular con él cuando falte. Los grandes bancos y fondos de inversión ya invierten masivamente en reservas de agua dulce y en las infraestructuras que gestionan el fluido que nos da la vida.
Bancos como Goldman Sachs, JP Morgan Chase, Citigroup, UBS, Deutsche Bank, Credit Suisse, Macquarie Bank, Barclays Bank, Blackstone Group, Allianz y HSBC y magnates como T. Boone Pickens, el ex presidente de Estados Unidos George Bush y su familia, Li Ka-Shing de Hong Kong o el filipino Manuel V. Pangilinan han iniciado desde la pasada década una loca carrera para adquirir por todo el mundo miles de kilómetros cuadrados de tierras con acuíferos y lagos, así como derechos y servicios de agua y participaciones en empresas de ingeniería y tecnología hídricas.
Reservas, redes de abastecimiento y plantas de tratamiento son el objetivo
La lista de activos en los que invierten incluye los derechos de agua (para aprovechar las aguas subterráneas, los acuíferos y ríos), la tierra con agua sobre o bajo ella (lagos, lagunas y manantiales naturales en la superficie o ríos y acuíferos por debajo), proyectos de desalinización, de purificación y tratamiento, tecnologías de riego y perforación de pozos, servicios y empresas de servicios públicos de agua y saneamiento, mantenimiento de la infraestructura de agua y su construcción (tuberías y distribución de las plantas de tratamiento a nivel residencial, comercial, industrial y usos municipales), servicios de ingeniería del agua (diseño y construcción de instalaciones relacionadas con el agua), y el sector del agua al por menor (producción, envasado y venta de agua embotellada, máquinas expendedoras de agua, servicios de suscripción y entrega de agua embotellada y camiones cisterna), enumera el ingeniero y diseñador ecológico Jo-Shing Yang en Global Research.
"El agua es el petróleo del siglo XXI", afirmaba ya en 2008 Andrew Liveris, director ejecutivo de la multinacional Dow Chemical en una entrevista con The Economist. Y la misma definición emplea Goldman Sachs, uno de los bancos de inversión más importantes del mundo, que saltó a los titulares en 2010 por su fraude con las hipotecas subprime, una de las causas de la crisis financiera mundial, y que ha estado involucrado en el desastre económico griego como uno de sus principales responsables al ayudar a maquillar durante años las cuentas del gabinete conservador de Kostas Karamanlis. Un análisis de JP Morgan, publicado en 2012, afirma que “Wall Street parece consciente de las oportunidades de inversión en infraestructura de abastecimiento de agua, tratamiento de aguas residuales y tecnologías de gestión de la demanda”.
Guerras del agua
Además de los imprescindibles usos del agua para el consumo y la higiene humanos, para la agricultura y la ganadería y otros industriales, se ha abierto una nueva oportunidad de negocio para los poseedores del recurso: el fracking. Esta agresiva y contaminante técnica para obtener petróleo genera una demanda masiva de agua, entre 10 y 18 millones de litros en cada operación, y el 80% de la misma no se puede reutilizar porque acaba siendo de 3 a 10 veces más salada que el agua de mar. Citigroup ya recomienda a los propietarios de derechos de agua que la vendan a empresas de fracking en lugar de a los agricultores porque pagan mucho más por ella. Hasta 60 veces más.
Identificada la presa, la gran banca no ha perdido el tiempo. Goldman se asoció en 2003 con una de las firmas de capital privado más grandes del mundo, Blackstone Group, para adquirir Ondeo Nalco, empresa líder en el suministro de productos químicos y servicios de procesamiento de agua que opera en 130 países. En 2008 compró China Water and Drinks, que suministra agua tratada a proveedores como Coca-Cola y es un importante productor y distribuidor de agua embotellada en el país asiático (debido a la creciente escasez, este último sector es uno de los de mayor crecimiento). En 2012 se hizo con Veolia Water, que provee de agua a 3,5 millones de personas en el sureste de Inglaterra.
El 'fracking' consume millones de litros y paga 60 veces más que la agricultura
UBS, junto a JP Morgan y el Fondo Challenger de Australia, compró en 2007 Southern Water en el Reino Unido por 5.768 millones de euros. Citigroup también ha invertido en la compra de infraestructuras de suministro hídrico por todo el mundo. La banca helvética Crédit Suisse se ha asociado con gigantes de las infraestructuras como General Electric Infraestructure, Cleantech Group y Consensus Business Group. Los analistas de JP Morgan han calculado que la inversión en infraestructuras de agua en los mercados emergentes durante la próxima década será de unos 20.000 millones de euros.
El agua ya no es de todos. Progresivamente va pasando de manos públicas a privadas. Un buen ejemplo de ellos es Lagos (Nigeria), una de las mayores megalópolis del mundo, con 21 millones de habitantes, nada menos que un 90% de los cuales no tienen acceso a agua limpia y potable. Ello se debe en gran medida a que el Banco Mundial lleva años promoviendo la privatización de los sistemas de distribución de agua de la ciudad en lugar de financiar y alentar servicios públicos universales y eficaces.
Junto con Oriente Medio, grandes partes de África serán las más afectadas por la falta de agua debido a los efectos sumados del calentamiento global y esta nueva política acaparadora del sector financiero internacional, que complementa la de la adquisición masiva de tierras fértiles para el monocultivo industrial que también se registra desde hace años, y que está llevando el hambre a regiones altamente productivas desde el punto de vista agrícola. Los especialistas en política internacional auguran ya futuras guerras del agua.
Según denuncia la ONG Grain, que impulsa proyectos de agricultura sostenible, "en África, una de cada tres personas sufre de escasez de agua y el cambio climático empeorará la situación. El desarrollo de sistemas indígenas de manejo de aguas, altamente sofisticados, podría ayudar a resolver la crisis, pero son estos mismos sistemas los que están siendo destruidos por los acaparamientos de tierra a gran escala, en medio de afirmaciones de que el agua en África es abundante, que está subutilizada y que está lista para ser aprovechada por la agricultura para la exportación". El dinero quiere todavía más beneficios, y está dispuesto a exprimirlos hasta la última gota, aunque nos mate de sed.
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