Pese a su aspecto desvalido, con su cuerpo frágil, sus atrofiados sentidos y su piel lampiña y arrugada, la rata topo desnuda posee una enorme fortaleza biológica que ha atraído sobre ella la atención de la ciencia. Este animal, el roedor más longevo que existe, de vida subterránea y extraña organización social, es inmune a las quemaduras y al cáncer. Y del estudio de su organismo podrían extraerse valiosas lecciones para combatir esta cruel enfermedad en el ser humano.
La rata desnuda (Heterocephalus glaber) habita en galerías bajo tierra en regiones áridas del este de África, en territorios de Etiopía, Somalia y Kenia. Debido a su vida en túneles y galerías, que se puede prolongar hasta 30 años (diez veces más que la mayoría de roedores) tiene la vista y el oído prácticamente inexistentes, y utiliza como órganos táctiles para moverse en la oscuridad los pelos de un largo bigote, de los pocos que emergen de su pálida dermis.
Soportan media de hora de hipoxia severa sin que se causen daños a las células cerebrales
El roedor, que se alimenta de raíces y tubérculos, que desmenuza con un par de enormes incisivos cuya boca no puede contener, vive en un entorno pobre en oxígeno y con elevadas concentraciones de dióxido de carbono, a las que su sistema respiratorio se ha adaptado a lo largo de miles de años.
Sin embargo, lo más original de su forma de vida es su jerarquizada estructura social: en un modelo más propio de insectos como abejas u hormigas que de mamíferos, cada colonia tiene una sola hembra fértil a la que alimentan y cuidan un ejército de machos y hembras estériles para que pueda dar a cuatro o cinco camadas anuales de hasta veinte crías (que, como sólo dispone de 12 pezones, deben turnarse para mamar). Junto con su pariente el Cryptomys damarensis son los únicos mamíferos que cuentan con una casta especializada en la reproducción (son animales eusociales).
Más rarezas: en otra semejanza con los insectos, son el único mamífero de sangre fría. Asimismo, cuentan con el récord entre los mamíferos de capacidad de aguantar la respiración. Las ratas topo desnudas pueden soportar media hora de hipoxia severa, o privación de oxígeno, sin que sus células cerebrales queden dañadas, según publicaron en 2009 expertos de la Universidad de Illinois (Estados Unidos).
Y, por si ello pareciera poco, su piel sin pelaje puede resistir, sin sufrir dolor, las quemaduras por ácido. Los receptores de dolor de las neuronas de las ratas topo tienen una variante específica en sus canales de sodio. Los protones bloquean dichos canales y de este modo inhiben la señal de dolor.
Vertebrado del Año
Científicos de Illinois inyectaron ácidos como la capsaicina (un ingrediente activo del chile y otros pimientos picantes) en las patas de ejemplares de esta especie y estos no experimentaron dolor alguno. Ningún otro vertebrado conocido puede no sentirlo.
Los investigadores creen que se debe a que la rata topo desnuda habita en un medio tan rico en CO2 (que ellas exhalan en galerías y habitáculos muy mal ventilados) que el entorno se acidifica en alto grado. El ácido se acumula en sus tejidos y por ello han desarrollado esta adaptación.
La investigación abre una nueva puerta para combatir la mortífera enfermedad
“Para dar una idea, nosotros al respirar inhalamos habitualmente en lugares con niveles de un 0,1% de CO2. Con niveles de un 5% experimentaríamos un ardor agudo, escozor en los ojos y la nariz. Pues bien, las ratas topo viven en un entorno con el 10% de dióxido de carbono”, señala el neurobiólogo Thomas Park, de la universidad norteamericana.
Pero, sin duda, su característica más destacada es que a lo largo de su prolongada existencia, este animal no desarrolla cáncer, razón por la cual fue declarado en 2013 Vertebrado del Año por la revista Science. Es inmune a esta mortífera mutación celular. Científicos de la Universidad de Rochester (Nueva York, Estados Unidos) han investigado las razones y han concluido que se debe a una especial protección de la que gozan sus células.
Los tejidos de la rata son ricos en ácido hialurónico de alto peso molecular, un tipo de azúcar que evita que las células puedan crecer sin control y formar tumores. Este elemento proporciona flexibilidad a la piel, las articulaciones y los cartílagos, y contribuye a su regeneración. Lo produce, en la especie estudiada y en otros seres vivos, incluido el ser humano, un gen, el HAS2, que en la rata topo desnuda es distinto a todos los demás animales. Y, a diferencia del resto de mamíferos, el ácido hialurónico del roedor es extremadamente viscoso.
Los científicos Vera Gorbunova y Andrei Seluanov comprobaron que cuando se les retira esta sustancia, las células de la rata topo desnuda sí pueden desarrollar cáncer, así que decidieron probar su eficacia en ratones, con la vista puesta en usarlo más adelante, si los experimentos proporcionan resultados satisfactorios, en células humanas, una investigación que abre una nueva puerta a la esperanza de encontrar soluciones para combatir esta dolencia.
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