El exceso de ruido mata. Cada año, a un millar de personas solamente en España. Y alrededor de 4.000 tienen que ser hospitalizadas también anualmente. Más del 80% de ellas viven en grandes áreas metropolitanas. Lo denuncia un estudio publicado por la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA, en sus siglas en inglés).
A nivel europeo, el ruido provoca unas 10.000 muertes prematuras anuales entre los 20 millones de adultos afectados por la exposición excesiva a la contaminación acústica, ocho millones de los cuales sufren de serios problemas para conciliar el sueño. Además, unos 8.000 escolares europeos padecen de problemas de aprendizaje por vivir cerca de alguno de los principales aeropuertos del continente.
Es el segundo peor problema ambiental para la UE, tras la polución atmosférica
El tráfico rodado es la principal de las fuentes de ruido excesivo. Afecta a más de cien millones de personas en Europa –75 millones de habitantes de zonas urbanas y otros 30 den áreas rurales– que viven cerca de vías de comunicación en las que se registran más de 55 decibelios, la cifra límite a partir de la cual la contaminación sonora es considerada lesiva para la salud. Le siguen los ferrocarriles, los aeropuertos y las instalaciones industriales. Y para la Comisión Europea, la contaminación acústica es la segunda peor amenaza ambiental para la salud de los ciudadanos, por detrás de la polución ambiental de micropartículas.
El estudio sobre el ruido del tráfico de la EEA, realizado en los 33 países que forman parte de este organismo –los 28 comunitarios más Islandia, Noruega, Liechtenstein, Suiza y Turquía– concluyó que las ciudades más ruidosas del continente son Sofía (Bulgaria), Bucarest (Rumanía), Tallin (Estonia), Luxemburgo, Dublín (Irlanda), Oslo (Noruega) y Praga (Chequia). Madrid, con un 15% de sus habitantes expuestos cotidianamente a más de 55 decibelios, ocupa el puesto número 12 entre 24 capitales de estado analizadas. En el área metropolitana de Barcelona, ciudad que no aparece en el estudio centrado exclusivamente en las capitales, 1,7 millones de personas sufren cada día ruidos por encima de este nivel.
Problemas para dormir y estudiar
Por el contrario, combinando los registros de niveles de ruido diurnos y nocturnos, las urbes menos escandalosas de Europa son Berlín (Alemania), Zagreb (Croacia), La Valetta (Malta), Reikiavik (Islandia), París (Francia), Amsterdam (Países Bajos) y Londres (Reino Unido). Sorprendentemente, entre ellas se encuentran algunas de las mayores y más pobladas conurbaciones continentales. La EEA destaca que el ruido, en general, "puede afectar a las personas tanto desde el punto de vista fisiológico como psicológico e interferir con actividades básicas como dormir, descansar, estudiar y comunicarse".
Pero un nivel excesivo puede generar en los individuos un estrés que puede originar muerte prematura, enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo, trastornos del sueño, hipertensión y, por lo menos, el citado estrés y tensión nerviosa diarios. Para prevenir y concienciar sobre este problema, Cataluña celebra estos días la primera Semana sin ruido, una iniciativa apoyada por una treintena de asociaciones, escuelas, ayuntamientos y otras entidades, coincidiendo con la conmemoración hoy día 26 del Dia Internacional para la Concienciación contra el Ruido, convocado cada año desde 1996 el último miércoles de abril.
Sólo un 18% del continente está ocupado por zonas 'tranquilas'
Por fortuna, en Europa quedan todavía algunas zonas tranquilas. Las registra otro informe de la EEA. Se trata de zonas rurales no afectadas por la locura del ruido provocado por las actividades humanas. Cubren cerca del 18% de la superficie de este densamente poblado e industrializado continente. Muchas coinciden con áreas naturales protegidas: un 27% de los espacios de la Red Natura 2000 pueden ser considerados zonas tranquilas. Pero un tercio de la Europa rural también sufre de un exceso de ruido. Incluso lo padecen un 20% de los parques y reservas naturales.
Para combatir el exceso de ruido contra el tráfico se están estudiando medios como las barreras con cubiertas vegetales, que pueden llegar a absorber hasta el 50% de la contaminación sonora que se genera a su alrededor, o nuevas formas de diseñar y construir las viviendas humanas para proteger a sus moradores de esta molestia y amenaza a la salud.
Los humanos no son las únicas víctimas del ruido generado por sus actividades. Este problema es una seria amenaza para la biodiversidad. Especialmente la marina. Los cetáceos, animales de elevada sensibilidad acústica porque basan en el sonido su comunicación entre individuos, su búsqueda de comida y su orientación para desplazarse, dejan de alimentarse e incluso acaban muertos varados en las costas por culpa de los efectos de emisiones sonoras como el sónar de los barcos y submarinos militares –que en ocasiones supera los 100 kilómetros de alcance– o las explosiones de las prospecciones petrolíferas, gasísticas o mineras submarinas.
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