En aquel filme de ciencia-ficción, donde un climatólogo interpretado por Dennis Quaid luchaba por advertir a los políticos del apocalipsis climático que se le venía encima al mundo occidental, el mar amenazaba con tragarse uno de los símbolos por excelencia de Nueva York. La escena descrita, sin embargo, podría no estar tan lejos de la realidad, según profetizan algunos científicos de la Universidad de Innsbruck (Austria) y del Instituto de Investigaciones Climáticas de Potsdam (Alemania).
El mar podría cubrir este siglo hasta 40 sitios del Patrimonio de la Humanidad
Según los autores del estudio Loss of cultural world heritage and currently inhabited places to sea-level rise, publicado por la revista Enviromental Research Letters, no sólo la Estatua de la Libertad, sino la Ópera de Sidney, la Torre de Londres o la plaza de San Marcos de Venecia corren peligro de ser engullidas por las aguas como consecuencia del cambio climático que provoca el calentamiento del planeta.
La investigación señala que, si la temperatura media mundial se eleva un grado centígrado, 40 sitios declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco podrían verse amenazados por las inundaciones que seguirían al aumento del nivel de las aguas consecuencia del deshielo de los polos.
En caso de que el termómetro registrara un incremento de tres grados, los monumentos y ciudades que desaparecerían bajo el agua ascenderían a 136, sobre un total de 720 sitios incluidos en la lista de la Unesco en 2012.
El estudio alemán se fija en cuántos de estos espacios de importancia cultural o natural fuera de lo común resultarían amenazados por el progresivo aumento del nivel del mar a lo largo de 2.000 años, aunque según sus autores “no habría que esperar tanto tiempo para sufrir los primeros efectos, sobre todo si no se toman medidas contra las inundaciones”.
“Es relativamente seguro afirmar que veremos los primeros impactos en estos lugares en el siglo XXI”, apunta el profesor Ben Marzeion, de la Universidad de Innsbruck. “Normalmente, cuando la gente habla sobre el cambio climático, piensa en sus consecuencias económicas o medioambientales. Nosotros queríamos detenernos en las implicaciones culturales”, expone.
Ciudades históricas
Entre los lugares más vulnerables del Viejo Continente, Marzeion cita la Torre de Pisa, en Italia, que aunque no está directamente en primera línea de costa, resultaría afectada por el incremento del nivel del mar debido a su baja altitud. Venecia, que ya sufre las consecuencias del caos climático con constantes inundaciones, y las ciudades alemanas de Hamburgo, Lübeck y Bremen, que conformaron la Liga Hanseática, también corren serio peligro.
Otros sitios que podrían resultar afectados por el deshielo de los casquetes polares son la abadía y el palacio de Westminster, en Londres, y los valiosos centros históricos de las ciudades de Brujas (Bélgica), Nápoles (Italia), Estambul (Turquía) y San Petersburgo (Rusia).
Pero es en el sudeste asiático y en las ciudades costeras de India y China más densamente pobladas donde las consecuencias del incremento del nivel del mar serán más devastadoras.
Según los científicos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), para el año 2100 el nivel del mar habrá aumentado entre 26 y 28 centímetros. No hay consenso sobre la cuestión y, para algunos investigadores, el IPCC está subestimando las previsiones. Otro estudio reciente dibuja un escenario mucho más preocupante y estima un crecimiento que oscila entre los 0,7 y 1,2 metros en 2100 y entre los 2 y 3 metros en 2300.
12 estados, la mayoría de Asia, verían inundada más de la mitad de su territorio
Otro efecto severo del aumento de las temperaturas y, como consecuencia, del nivel del mar será la pérdida de superficie de algunos países. Hasta 12 estados podrían ver desaparecer bajo las aguas la mitad de su actual territorio si se diera un incremento global de tres grados. Entre las regiones más afectadas estarían algunas naciones del sudeste asiático, así como el estado norteamericano de Florida.
Y las inundaciones no son la única consecuencia preocupante del cambio climático. Australia deberá prepararse para combatir mayores incendios en el futuro, ya que en el último siglo el continente registró un calentamiento de un grado, y siete de los 10 años más calurosos que registró, en los que se declararon enormes fuegos, se sucedieron después de 1998, según un informe publicado este martes por el instituto meteorológico nacional.
El instituto sostiene sin embargo que es difícil distinguir qué parte de estos efectos son consecuencia del cambio climático y cuál es producto de las fluctuaciones naturales de la temperatura media que el planeta viene experimentando desde hace millones de años.
La amenaza que se cierne sobre los sitios culturales puede ser fácilmente subestimada, admite la investigación alemana, que no tiene en cuenta las tormentas y temporales que azotaron la costa este de Gran Bretaña en diciembre pasado. “Se trata de incertidumbres que no podemos cuantificar, así que optamos por quedarnos en el lado más conservador de las estimaciones”, señala Marzeion.
Aunque el impacto sobre los lugares Patrimonio de la Humanidad añade “una dimensión adicional” a la discusión sobre el cambio climático, Marzeion no espera que éste sirva para ganarse a los escépticos. “No soy optimista respecto a que la cultura pueda hacer crecer el interés por el tema”, admite. “Es difícil persuadir a la gente que no está convencida de que estamos ante un problema. Parece haber una fuerte brecha entre quienes sientes que estamos ante un problema y quienes no”, constata.
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