Los datos de la última campaña no han sido buenos. Según la Asociación de Productores y Exportadores de Huelva (Freshuelva), las ventas del llamado oro rojo siguen descendiendo y con ellas, los precios. Este año se recolectaron 274.000 toneladas de fresas, un 10% menos que en 2012.
Un doble debate suele acompañar –y dañar– cada año la campaña de recogida de esta sabrosa fruta: el de las condiciones laborales de los jornaleros y las jornaleras que trabajan en las plantaciones y el de los graves impactos ambientales que genera su cultivo intensivo.
Las muestras analizadas presentaban 225 tipos distintos de pesticidas
Desde el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), Diego Cañamero volvió a denunciar hace unos meses “la escandalosa, dramática y humillante explotación en los campos onubenses”, donde se generaron este año 70.000 puestos de trabajo, la mayoría ocupados por mujeres de países de la Europa oriental.
Entre los daños al medio asociados al cultivo, reiteradamente señalados por organizaciones como Ecologistas en Acción–Huelva, se encuentran la deforestación de grandes superficies, la contaminación de acuíferos y el uso generalizado de pesticidas prohibidos.
A lo ya dicho se añade ahora un nuevo informe que denuncia el empleo de sustancias peligrosas para la salud. Sus conclusiones asustan: prácticamente ninguna de las fresas que crecen en los invernaderos de Huelva está libre de pesticidas, algunos de ellos capaces de provocar cáncer y otras enfermedades de carácter hormonal.
El estudio EXPPERT II (siglas de Exposition aux pesticides perturbateurs endocriniens, Exposición a pesticidas disruptores endocrinos), realizado por la ONG francesa Générations Futures, analizó 49 muestras de fresas procedentes de España y Francia, todas compradas entre febrero y mayo de este año en siete cadenas de supermercados de siete ciudades francesas.
Según los análisis, llevados a cabo por el laboratorio belga Fytolab, la práctica totalidad de las fresas españolas contiene residuos tóxicos. Sólo cuatro muestras, todas de origen galo, están exentas de contaminación. En total, el número de pesticidas distintos presentes en todas las frutas examinadas asciende a 225, de los cuales 60 se consideran disruptores endocrinos.
Productos prohibidos
Entre las sustancias más nocivas detectadas se encuentran el carbosulfán, el spirotetramat y el dimetoformo. El primero está prohibido en Europa desde 2007 y los dos últimos no están autorizados en España en este tipo de cultivo.
En España, ha difundido el informe EXPPERT II la Fundación Vivo Sano, una entidad privada que promueve una campaña pionera encaminada a prohibir el bisfenol A en los materiales en contacto con alimentos, así como otras iniciativas como Hogar sin Tóxicos y Escuelas sin Wifi.
Según esta organización, la presencia de estos tres pesticidas ya ha sido denunciada ante la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, la Fiscalía de Medio Ambiente de Huelva y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
El estudio analizó 23 muestras de fresas españolas, todas de Huelva, y según la responsable de campañas internacionales de la Fundación Vivo Sano, Nadia Bennich, “esto equivale a decir que la práctica totalidad de las fresas españolas contienen sustancias químicas nocivas para la salud, dado que de Huelva procede el 95% de las fresas españolas”.
En el 78,26% de las fresas onubenses se identificaron peligrosos disruptores endocrinos
Además, 18 de las 23 muestras analizadas (el 78,26%) contienen pesticidas considerados disruptores endocrinos. Se trata de sustancias que pueden alterar el sistema hormonal humano y que se relacionan con enfermedades como la obesidad, la diabetes, problemas de fertilidad y algunos tipos de cáncer, como los de mama, próstata o testículo.
En total, el análisis de la ONG Générations Futures ha detectado 26 disruptores endocrinos entre los 93 pesticidas presentes en las fresas españolas.
El abogado de la Fundación Vivo Sano, Agustín Bocos, ha advertido que estos hechos pueden ser “constitutivos de infracciones muy graves, por suponer una situación de grave riesgo para la salud de la población”.
La portavoz de la organización considera que “los resultados del estudio son muy preocupantes” y urge a las autoridades sanitarias españolas a que “tomen cartas en el asunto y pongan en marcha una estrategia ambiciosa en materia de disruptores endocrinos”.
“Estamos hablando de una fruta de consumo generalizado, incluso entre los niños. Por tanto, existe una exposición más que significativa de la población a estas sustancias”, continua Nadia Bennich. “Recordemos, además, que niños y mujeres embarazadas son poblaciones especialmente vulnerables a los efectos de los disruptores endocrinos, incluso en dosis muy bajas. Y en este caso, tenemos que añadir el peligro del efecto cóctel que pueden tener todas estas sustancias combinadas entre sí”.
Comentarios (39)