La Gran Barrera, formada por más de 2.900 arrecifes y 900 islas en el Mar de Coral, al noreste de Australia, sigue perdiendo color. Durante los primeros meses de 2017, el blanqueo o decoloración del coral no ha cesado, siguiendo con la tendencia iniciada en 2016, según los expertos de la Autoridad del Parque Marino de la Gran Barrera de Coral (GBRMPA, en sus siglas en inglés) y del Instituto Australiano de Ciencias Marinas (AIMS, por sus siglas en inglés) que en las últimas semanas han sobrevolado los arrecifes situados entre Townsville y Cairns, en Queensland.
Los expertos han podido constatar que se está produciendo un “severo blanqueo del coral en los arrecifes en la costa del norte de Ingham hasta el norte de Cairns y en puntos entre Townsville y Mackay”, en la parte central de esta maravilla natural del mundo que se extiende por 2.300 kilómetros y que el año pasado escapó del blanqueo.
Los tres episodios de decoloración más graves fueron los de 1998, 2002 y 2016
El fenómeno se produce por segundo año consecutivo, cuando hasta ahora solía ocurrir de forma esporádica. Los tres episodios de blanqueamiento en masa más graves sufridos durante las dos últimas décadas en la Gran Barrera australiana tuvieron lugar en 1998, 2002 y 2016. En 2016, la decoloración fue más extensa y mucho más severa, especialmente en las regiones septentrionales: la proporción fue cuatro veces mayor que en 1998 o 2002.
En 2016, el 91,1% de los 1.156 arrecifes estudiados se blanquearon, frente al 57,6% de 631 en 2002 y el 55,3% de 638 en 1998. La suma de estos tres eventos abarca casi toda la totalidad del mayor arrecife del mundo, con la excepción de los meridionales, tal y como recoge un reciente estudio elaborado por 46 científicos y publicado en Nature, que advierte sobre la rápida disminución de la resistencia de la Gran Barrera, declarada en 1981 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Un episodio prolongado de blanqueo puede conducir a la muerte de las colonias y, por tanto, a la consiguiente pérdida del arrecife, si bien la relación entre decoloración y mortalidad puede ser muy variable (el pasado año se decoloró el 91,1% y murió más del 20%).
Acción global inmediata
El coral adquiere un tono claro o completamente blanco tras expulsar a unas microalgas, las zooxantelas, con las que viven en simbiosis, que les aportan nutrientes y su variada coloración. Y lo hacen bajo situaciones de estrés, generado por los cambios ambientales, como el aumento de las temperaturas del agua.
“En cada uno de los tres eventos que han tenido lugar desde 1998, el blanqueo se da en el lugar exacto en el que el agua está más caliente. Esto nos permite predecir cuándo y dónde es probable que ocurra el fenómeno este año", afirma Janice Lough, del AIMS. Así pues, los investigadores concluyen que la calidad del agua y la presión pesquera tuvieron un efecto mínimo sobre el blanqueo en 2016, lo que indica que la protección local de los arrecifes ofrece poca o ninguna resistencia al calor extremo.
El calentamiento global es la principal amenaza para los arrecifes de todo el mundo
Se necesitan al menos cinco años para que un arrecife se recupere de un único episodio de blanqueamiento. “Esta es la primera vez que no han pasado varios años entre los distintos eventos de blanqueo”, afirma Neal Cantin, del AIMS, quien añade: "Estamos viendo una disminución en la tolerancia al estrés de estos corales".
Los expertos consideran improbable que la Gran Barrera se recupere completamente y piden una acción global inmediata para frenar el cambio climático. “El calentamiento global es la principal amenaza para la Gran Barrera. El episodio de blanqueo de 2016 refuerza fuertemente la necesidad urgente de implementar el Acuerdo de París y aplicar plenamente el Plan Reef 2050 para aumentar la resiliencia del Arrecife”, declara David Wachenfeld, el director de la GBRMPA.
Si no se logra reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, la práctica totalidad de los arrecifes de coral del mundo se verá afectada por el blanqueo, la amenaza más grave que plantea el cambio climático a uno de los ecosistemas más importantes de la Tierra.
El cambio climático también está detrás de la acidificación del océano, que daña los corales, y el aumento de la frecuencia e intensidad de los ciclones, como el Debbie, que esta semana ha cruzado la costa de Queensland por Airlie Beach. Por si fuera poco, el futuro de la Gran Barrera además está en peligro por la construcción de la mayor mina de carbón de Australia, la de Carmichael, por parte de la multinacional minera india Adani, un proyecto que ha puesto en pie de guerra a gran parte de la población australiana. La fascinante ciudad submarina, hogar de miles de animales, podría quedar reducida a escombros.