Millones de toneladas de sedimentos podrían acabar depositadas junto a la Gran Barrera de Coral australiana, de 2.600 kilómetros de longitud, una de las mayores maravillas naturales de la Tierra y Patrimonio de la Humanidad para la Unesco, si sale adelante el proyecto de las autoridades del país de verter a pocos kilómetros de la misma los materiales extraídos al drenar los fondos para la ampliación de un gran puerto carbonero del noreste de la isla-continente.
La Autoridad del Parque Marino de la Gran Barrera de Coral (GBRMPA, en sus siglas en inglés) autorizó el mes pasado el vertido de los lodos arrancados en el puerto de Abbot Point, situado en las proximidades de la ciudad de Bowen, y que es también considerado la puerta de entrada para los visitantes de la gigantesca formación coralina. Eso sí, manifestó que el lanzamiento al mar de tres millones de metros cúbicos de lodos deberá realizarse en “condiciones estrictas”.
El proyecto prevé tirar en la zona protegida tres millones de metros cúbicos de lodos
La expansión del puerto, que contó desde el primer momento con el visto bueno del ministro australiano de Medio Ambiente, Greg Hunt, permitirá ampliar el tráfico de carbón a través del mismo en unos 70 millones de toneladas anuales, lo que significa un volumen de negocio adicional de entre mil y dos mil millones de euros.
La multinacional minera india Adani, que opera en el puerto, está tratando de conseguir la autorización oficial para explotar una gigantesca mina de carbón, la de Carmichael, a unos 300 kilómetros al suroeste de Abbot Point, que se uniría al puerto a través de una línea férrea de nueva construcción que atravesaría tierras de cultivo.
El carbón extraído, unos 40 millones de toneladas al año, se exportaría a India, donde sería quemado en plantas de generación de energía eléctrica, causando, según cálculos de Greenpeace Australia, emisiones de dióxido de carbono por un volumen de 86 millones de toneladas al año, “más que muchos países pequeños”.
Según Greenpeace, además de la contaminación causada por el polvo de carbón, de efectos tóxicos, con la explotación de la gran mina de Carmichael se pondría en peligro el hábitat de un pinzón (nombre común de diversas especies de aves) en peligro de extinción y se dañarían valiosos acuíferos.
Unos 320 barcos anuales
La organización ecologista añade que los muelles de la terminal donde Adani embarca el carbón en Abbot Point se hallan a apenas a 100 metros de una playa donde desovan tortugas marinas, y calcula en unos 320 barcos anuales los que deberían pasar por las inmediaciones de la Gran Barrera cada año para exportar el carbón extraído en Carmichael, con el consiguiente peligro de accidentes.
El responsable de la GBRMPA, Russell Reichelt, defendió la decisión, que recibió decenas de miles de mensajes ciudadanos de protesta en pocas horas, afirmando que responde al criterio adoptado por los organismos de protección del medio ambiente de no abrir nuevos puertos en la zona de la Gran Barrera, y argumentó que el impacto de esta obra será siempre mucho menor que el de adaptar otras instalaciones en algún otro punto del litoral.
Asimismo, añadió que el lugar elegido para lanzar los sedimentos, situado a unos 25 kilómetros al noreste de Abbot Point, está formado por “unos fondos de arena, limo y arcillas. En ningún caso hay coral ni praderas de plantas submarinas”. Pero, según los críticos con el proyecto, el punto fijado se halla a apenas 10 kilómetros de los valiosos arrecifes coralinos del Parque Nacional de la isla Holbourne.
Una minera india quiere extraer 40 millones de toneladas de carbón al año en la zona
Entre las condiciones exigidas por la GBRMPA para autorizar los vertidos están que el material extraído del fondo del puerto sea analizado por “laboratorios acreditados” y cumpla escrupulosamente cualquier legislación nacional al respecto. En los sedimentos del puerto carbonero “no se han identificado contaminantes”, aseguran desde la dirección de la reserva protegida.
Asimismo, el parque reclama a la North Queensland Bulk Ports Corporation, la entidad que gestiona los puertos de la zona, “minimizar el impacto (de los vertidos) en la biodiversidad, especialmente en el coral”, un plan de control de la calidad del agua de la zona a largo plazo y compensar a los pescadores en caso de que los vertidos perjudiquen su volumen de capturas. Asimismo, le exige que prevenga cualquier clase de daños a cualquier elemento de valor “medioambiental, cultural o de patrimonio” en un radio de 20 kilómetros alrededor del punto donde se depositarán los lodos.
Los vertidos contravienen las recomendaciones del Comité del Patrimonio de la Humanidad, que abordará la cuestión en su próxima reunión anual, que tendrá lugar en junio en Doha (Catar) y podría colocar a la Gran Barrera en la lista de espacios protegidos en peligro. El comité hará pública antes, en mayo, su valoración del informe sobre el estado de conservación de la Gran Barrera de Coral que le hizo llegar el Gobierno australiano el año pasado. En su reunión de junio de 2013, el organismo internacional ya había expresado su “preocupación” por la situación del arrecife.
“Nunca tiraríamos basura sobre sitios del Patrimonio de la Humanidad como el Gran Cañón o la Ciudad del Vaticano. Entonces, ¿por qué podemos hacerlo en la Gran Barrera?”, se pregunta la portavoz de Greenpeace en Queensland, Louise Matthiesson, quien recuerda que también podría verse afectado el pecio submarino de un gran hidroavión Catalina, que se hundió en el mar en 1943 durante la Segunda Guerra Mundial y fue descubierto hace tres años. Al haber muerto 14 personas en el accidente, cuyos cuerpos no pudieron ser recuperados, el lugar es considerado oficialmente un cementerio de guerra.
Los opositores al proyecto no creen posible que los trabajos se puedan iniciar antes de 2015, por lo que son optimistas ante la posibilidad de disfrutar de un año para hacer que las autoridades reconsideren su puesta en marcha.
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