El recientemente inaugurado edificio ICTA-ICP, que acoge las instalaciones de un instituto de ciencias y tecnologías ambientales y de otro de paleontología, puso la guinda para que la revista británica de arquitectura y diseño DesignCurial haya considerado el campus de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) como el complejo de enseñanza superior “más verde del mundo”.
La universidad catalana, ubicada en el término municipal de Cerdanyola del Vallès, a una veintena de kilómetros de Barcelona, encabeza la lista de la última edición del The world's 10 best green universities (Las 10 mejores universidades verdes del mundo), en la que la siguen el campus de Los Angeles (UCLA) de la Universidad de California (Estados Unidos) y, en tercer lugar, la Nanyang Technological University de Singapur.
Para establecer la clasificación, la revista afirma haber estudiado varios miles de universidades de los cinco continentes para clasificarlas según sus avances en “arquitectura verde, tecnologías verdes innovadoras y otras iniciativas verdes en las que las universidades participan”.
La 'piel bioclimática' del inmueble regula la temperatura y la ventilación interior
De la UAB, la revista destaca la “piel bioclimática” del edificio ICTA-ICP, que le permite regular la temperatura interna manteniéndola entre los 16 y los 30 grados centígrados. Con ello, consigue reducir el consumo de energía en un 62%, y el consumo de agua en un 90% respecto a otras construcciones de su clase.
El edificio, operativo desde octubre del año pasado, tiene una superficie de 8.237 metros cuadrados distribuidos en cinco plantas de 40 por 40 metros cuadrados, bajo las cuales hay dos subterráneos. Se dio en él prioridad al uso de materiales orgánicos o reciclados. Su construcción tuvo un coste de 8 millones de euros, financiados en parte por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional. El Institut de Ciència i Tecnologies Ambientals (ICTA) y el Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) son sus afortunados usuarios.
Los arquitectos de los estudios HARQUITECTES y DATAAE, ganadores del concurso convocado para la construcción del edificio, explican en el proyecto que “tanto despachos como laboratorios son usos con mucha carga interna, y por tanto tienden a ser calurosos. El edificio se ha diseñado para sacar partido de esta carga en invierno y disiparla en verano”.
El edificio, para el que se eligió el hormigón por su “inercia térmica”, distribuye la masa de este material tratando de facilitar el intercambio de temperatura mediante el uso de losas tensadas y aligeradas con tubos en su interior por los que circula el aire. En la parte superior y la inferior del inmueble operan sistemas radiantes que aprovechan la energía geotérmica para crear bolsas de aire que ayudan a climatizar el conjunto.
Tres ambientes distintos
La estructura de hormigón está envuelta por la parte exterior por una “piel bioclimática de bajo coste construida a partir de sistemas industrializados de invernadero agrícola” cuyos diferentes segmentos, al abrirse y cerrarse automáticamente según las condiciones ambientales (temperatura, humedad, viento y radiación solar), regulan la climatización, la iluminación y la ventilación internas, explican los autores del diseño.
Cuatro patios verticales en el interior del edificio aportan luz y ventilación a los diferentes espacios, ayudados por las especies vegetales que, al igual que en la galería perimetral, crecen en ellos, y que aportan un cierto grado de humedad. Diversas cajas de madera bien aisladas dotadas de ventanas de cristal contribuyen a la regulación de los tres diferentes climas que pueden coexistir simultáneamente en el interior del edificio –en los espacios intermedios, los despachos y en los laboratorios y aulas, cuya intensidad de uso y por tanto su temperatura son distintas–.
Todo el conjunto está regulado por un sistema informático “programado para favorecer al máximo un comportamiento (climático) pasivo y minimizar el uso de energías no renovables”. “El edificio reacciona y se adapta constantemente, abriéndose y cerrándose, activándose y desactivándose, consiguiendo agotar las posibilidades naturales que nos ofrece el medio y, por tanto, la concepción del confort es mucho más auténtica, menos artificial de lo habitual”, señalan los arquitectos.
La UCLA de Los Ángeles tiene ya 23 edificios con la certificación LEED
La revista británica destaca que, además de este edificio, en el conjunto del campus de la UAB, se ha conseguido controlar la climatización interna de las distintas facultades, institutos y otros inmuebles "de una manera natural, ahorrando energía, mejorando la temperatura interior y controlando los niveles de humedad".
La universidad barcelonesa está en pleno proceso de aplicación de su Plan de Sostenibilidad 2013-2017. La UAB desarrolla desde hace dos décadas eficaces proyectos de eficiencia energética (desde 2010 ha reducido su consumo eléctrico en un 18,3%, y en un 39,4% el de gas), dispone de una instalación fotovoltaica con una capacidad de producción de 62.000 kilovatios/hora al año, ejecuta planes de gestión sostenible del agua (reutiliza las pluviales, las grises, las amarillas y las negras), aplica criterios ecológicos en las licitaciones públicas, las compras y contrataciones de todo tipo (como el llamado sistema Compra Verda) y lucha contra el derroche de alimentos en el campus, la Villa Universitaria y el hotel ubicado en el recinto.
De la segunda clasificada en la lista de universidades más verdes, la UCLA de Los Angeles, la revista de diseño británica destaca sus numerosas iniciativas ambientales, y su objetivo de funcionar solamente con energías renovables en 2050. Todos sus edificios tienen que obtener el prestigioso certificado ambiental LEED, y en mayo de este año ya eran 23 con dicha distinción, en sus diferentes categorías.
Por su parte, la universidad singapurense de Nanyang ha inaugurado un vanguardista edificio inspirado en las cestas en que se sirven los aperitivos al vapor dim sum de la gastronomía china que, pese al clima tropical de la ciudad-estado, no dispone de aire acondicionado. El complejo se refresca gracias al aire enfriado por medio de agua refrigerada que circula gracias a un proceso de convección por detrás de las paredes.
La Universidad de Cork (Irlanda), la de Copenhague (Dinamarca), la de Carolina del Norte (Estados Unidos), la de Tecnología y Diseño de Singapur, las de Bradford y Nottingham (Reino Unido) y la Biblioteca de la de Tecnología de Delft (Países Bajos) completan, en este orden descendente, la lista de las 10 más ecológicas del mundo según DesignCurial.
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