El año pasado, la asociación Edmaktub, dedicada al estudio de los cetáceos en el Mediterráneo español, documentó 62 avistamientos de al menos 48 ejemplares de rorcual común, el segundo mayor animal del planeta, en 295 horas dedicadas a rastrear un área de investigación situada frente a las costas del sur de Barcelona y norte de Tarragona, una zona habitual de paso de estos animales durante sus migraciones. Este año sólo fueron 22 avistamientos, de 20 ejemplares identificados diferentes.
Además, los avistamientos, que siempre se realizaban entre marzo y junio, se acabaron bruscamente el 2 de mayo. Después de esa fecha no se ha vuelto a ver ningún rorcual en esta parte del litoral, aunque los investigadores siguieron saliendo a diario a la mar hasta el 15 de junio, cuando finaliza cada año la temporada del Proyecto Rorcual. Hasta ahora, mayo era precisamente el mes en que se registraba el mayor número de contactos con estos animales.
En 2014 se registraron 62 avistamientos de 48 individuos. Este año sólo 22 de 20
Estos resultados sorprendieron a los investigadores. Aunque todavía no se han dilucidado las causas de la brusca caída de la presencia de estas ballenas, todo apunta a que podría estar relacionada con el descenso de la cantidad de nutrientes en las aguas, que a su vez habría hecho disminuir la presencia de krill, un diminuto crustáceo que es el principal alimento de estos cetáceos.
“Pudimos constatar que este año había un déficit de nutrientes, que seguramente ha roto la cadena alimenticia de las ballenas. Se requiere un estudio más profundo, pero pensamos que puede ser debido a razones climatológicas: el de 2014-2015 fue un invierno muy cálido y con pocas precipitaciones", explica Eduard Degollada, especialista en cetáceos y presidente de Edmaktub.
Tras el final de la campaña investigadora, que desde 2013 emplea como base de operaciones el puerto de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) y cuenta con la colaboración de los pescadores y navegantes recreativos locales, sólo queda esperar a ver qué sucede la próxima primavera. “Se hace necesario un análisis más prolongado en el tiempo para determinar si lo que ha pasado este año es un hecho puntual o se trata de una tendencia, y por lo tanto, de una situación más preocupante”, advierte el científico.
Porque si las alteraciones climatológicas son la causa de la desaparición de las grandes ballenas del litoral catalán, las previsiones de los especialistas sobre el cambio climático no hacen augurar un futuro optimista para las poblaciones de rorcual común en el Mediterráneo Occidental.
Profundos cañones submarinos
La existencia de profundos cañones submarinos en esta parte de la costa que rastrea el catamarán Maktub de la entidad, especialmente el creado por el río Foix, hace posibles elevadas concentraciones poblaciones de krill cada primavera, lo que atrae a las ballenas y convierte a este sector del litoral mediterráneo, situado entre los grandes puertos comerciales de Barcelona y Tarragona, en muy importante para la migración y la posible supervivencia futura del rorcual.
Hasta ahora se pensaba que los animales solamente estaban de paso camino del mar de Liguria, frente a la frontera francoitaliana, donde se concentran en verano para alimentarse y donde en 1999 se creó un santuario para cetáceos que se prolonga hasta el norte de Cerdeña. Ahora sabemos que también se alimentan frente a nuestras costas.
Edmaktub emplea de forma pionera un pequeño hexacóptero (un dron que puede volar verticalmente impulsado por seis hélices) para filmar a los rorcuales y otros cetáceos y tomar muestras de su respiración (del chorro de vapor que exhalan por su espiráculo hasta considerable altura) sin necesidad de molestarlos. Estas muestras permiten disponer de material genético que hace posible establecer la identidad de cada individuo avistado, algo que hasta ahora sólo se podía hacer por medio de la fotoidentificación.
Un pequeño dron toma muestras de la respiración sin molestar a los cetáceos
Y con este ingenio volador dirigido a distancia logró en abril de este año las primeras imágenes de un ejemplar de grandes dimensiones alimentándose frente a la costa central catalana, lo que ha modificado lo poco que hasta ahora se creía saber sobre su comportamiento.
Para entender los motivos del brusco cambio de la migración del rorcual común, el equipo de Edmaktub ha llevado a cabo estudios sobre el plancton marino y mediciones de salinidad y temperatura del mar. El objetivo a largo plazo del Proyecto Rorcual es identificar con precisión las rutas migratorias de estos enormes animales para contribuir a su protección.
El rorcual común, de nombre científico Balaenoptera physalus, es la única ballena que se encuentra regularmente en el Mediterráneo, donde también se pueden ver esporádicamente ballenas grises, yubartas e incluso orcas, además de habitar de forma permanente otros cetáceos como los cachalotes, los delfines mulares, listados y comunes, los calderones gris y común y los zifios, o ballenas de Cuvier.
Aunque se sabe todavía muy poco sobre su población mediterránea, se cree que una parte de los rorcuales vive en este mar de forma estable y otra entra y sale regularmente por el estrecho de Gibraltar. Se calcula que de 4.000 a 5.000 ejemplares se mueven cada año por el Mediterráneo Occidental (no se aventuran en el Mediterráneo Oriental). La población total estimada es de unos 100.000 individuos, distribuidos por todos los océanos.
Con sus hasta 23 metros de longitud (10 más que un autobús) y 70 toneladas de peso (como 10 elefantes africanos), es también, después de su pariente cercano la ballena azul (o rorcual azul), el segundo animal de mayor tamaño de cuantos habitan actualmente en la Tierra, y casi de todos los que la han habitado en el pasado conocidos hasta ahora. Sólo unos pocos dinosaurios fueron tan grandes. Esperemos que estos gigantes del mar amenazados por la actividad humana corran mejor suerte.
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