El estío ha sido el tercero más fresco en 15 años. En algunas zonas del país las condiciones meteorológicas fueron ciertamente excepcionales. En Cataluña se registró el verano más frío desde 2002 y el más lluvioso de los últimos 17 años, informó la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) al presentar sus predicciones para el otoño, que vaticina en este caso algo más cálido que la media en el este peninsular y Baleares, aunque las precipitaciones serán normales en toda España.
Entre el 1 de enero y el 21 de septiembre se registraron siete grandes incendios
La clave para que se hayan registrado menos incendios ha sido que en el periodo comprendido entre el 1 de junio y el 31 de agosto no se registraron olas de calor como las que se sufrieron en años anteriores. Porque, de hecho, la temperatura media del año (de 22,9 grados) ha sido ligeramente superior (en 0,6 grados). Y el volumen de precipitaciones del conjunto de 2014 (el año hidrológico acaba el 30 de septiembre) ligeramente inferior al promedio, aunque muy desigualmente repartidas.
Como consecuencia de este verano fresco y húmedo, entre el 1 de enero y el 21 de septiembre se registraron siete grandes incendios (con más de 500 hectáreas afectadas), cuando la media de la década es de 25. Acabaron calcinadas 42.380,54 hectáreas de superficie forestal, frente a una media desde 2004 de 104.174 al año. Y el total de incendios, de todos los tamaños, alcanzó los 8.897, cuando el promedio es de 13.421 anuales.
El año pasado hubo 16 grandes incendios, un total de 8.743 siniestros de todos los tamaños y el fuego arrasó 51.518,53 hectáreas forestales. El peor año de la última década en número de grandes incendios fue 2006, con 58. Y el peor en superficie forestal destruida, 2012, con 205.204,5 hectáreas calcinadas por 14.879 fuegos de toda clase.
Prevenir la respuesta
Pero este año se cumplían dos décadas del fatídico 1994, el peor año desde que se llevan registros de incendios forestales en España, cuando ardieron 437.635 hectáreas –que equivalen casi la superficie de toda La Rioja– y murieron entre las llamas 33 personas.
“En gran medida, los buenos resultados se deben a las condiciones meteorológicas favorables y no a mejoras impulsadas desde las administraciones públicas”, advierte la organización conservacionista Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF, en sus siglas en inglés), que alerta del hecho de que “el riesgo de incendio existe y en apenas una semana el fuego puede devorar todo lo que no ha ardido hasta la fecha”.
El mayor número de siniestros ha afectado a la zona noroeste de la península Ibérica
“La tendencia en España es que cada vez haya más incendios grandes, que además afectarán a espacios que antes no se quemaban. Con el cambio climático, zonas que eran húmedas ahora ya no lo son”, explica el experto del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales José Luis Ordóñez. “El cambio climático ha pillado a nuestros bosques y, aunque no tenemos control sobre el clima, podemos prevenir la respuesta de la vegetación en un clima más seco. La política forestal es básica”, coincide el responsable de la campaña de bosques de Greenpeace, Miguel Ángel Soto.
En lo que llevamos de año, el mayor número de siniestros ha afectado a la zona noroeste de la península (que comprende Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco y las provincias de León y Zamora), con un 41,86%. La zona mediterránea (que incluye las comunidades autónomas ribereñas, incluyendo sus provincias interiores, y las Baleares) ha sufrido el 20,35%, la España interior (el resto de comunidades, incluida Castilla y León menos sus provincias de León y Zamora), un 37,07% y Canarias, el 0,72%, según datos del Magrama hasta el 21 de setiembre.Los datos del Centro de Coordinación de la Información Nacional sobre Incendios Forestales indican que, en superficie forestal, el noroeste ha perdido el 44,17% del total de las hectáreas dañadas en lo que llevamos de año. Las comunidades interiores, el 30,85%. El mediterráneo, el 24,93% y Canarias, el 0,05% del total. En cambio, en superficie forestal arbolada pérdida se invierten totalmente estas tendencias: son las comunidades interiores las más afectadas, con el 53,33%, del total, seguidas de la zona mediterránea, con el 21,17%, y el noroeste peninsular con el 19,47%. Las Canarias acumularon el 0,03%.